De los 57 proyectos beneficiarios del Programa Innova 2025, impulsados por Fundación La Caixa y Fundación Caja Navarra, se escogieron cuatro con el objetivo de contar los entresijos de sus actividades y qué se pretende lograr con cada uno de ellos: Lotura, promovido por la Asociación de Jóvenes Empresarios de Navarra (AJE); Itinerarios de caligrafía, de Sonia Beroiz; Quién dijo FOMO. Desconectar para reconectar, de Nurtura, y Birbizi, de la Granja Escuela Ultzama.

“Las brechas de experiencia entre generaciones son muy evidentes”

Adriana Eransus, representante de LOTURA. Iñaki Porto

Lotura es una propuesta de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Navarra (AJE) que tiene la intención de crear un ecosistema de colaboración en el que conecten personas de diferentes generaciones para nutrirse de sus trayectorias profesionales de manera bidireccional en un mundo donde “las brechas de conocimiento y experiencia entre generaciones son cada vez más evidentes”, indicó Adriana Eransus, representante de este proyecto durante la presentación de los resultados del Programa Innova.

A medida que la rapidez de los cambios tecnológicos, sociales y económicos aumenta, las generaciones más jóvenes se enfrentan a diversos desafíos que requieren de habilidades muy específicas. Y, mientras tanto, las personas mayores cuentan con una “vasta experiencia” laboral y social que “no se tienen en cuenta y, en consecuencia, se encuentran muy silenciados”, expresó. A través de este proyecto, AJE realizará un estudio a diferentes personas mayores de 65 años, a quienes, en el segundo año de desarrollo del proyecto, ofrecerán participar en charlas “compartiendo sus historias y experiencia con la juventud empresaria. Todo ello permitirá que a partir del tercer año se puedan identificar necesidades y oportunidades para seguir llevando a cabo estos encuentros que tanto pueden aportar a nuestra sociedad”, dijo.

En ese sentido, el objetivo último de Lotura es que los jóvenes desarrollen la empatía y se inspiren para dejar “una sociedad mejor, un legado fuerte de la historia de Navarra. Porque, en este proyecto, pretendemos narrar nuestro pasado”.

“Queremos promover la escritura a mano a través de espacios de reflexión”

Sonia Beroiz Oroz. Iñaki Porto

Itinerarios de Caligrafía, el proyecto unipersonal de Sonia Beroiz Oroz, nace de una reivindicación profundamente humana: rescatar el gesto, el trazo y el tiempo como formas de resistencia frente a la prisa digital. Se trata de uno de los 16 trabajos elegidos en la línea de exhibición y producción del Programa Innova y parte con la premisa de que es necesario “promover la caligrafía y la escritura a mano a través de unos espacios de reflexión, diálogo y participación activa”, explicó Beroiz.

De esta forma, y a través de diferentes disciplinas –artísticas, materiales, etc.–, es posible unir lenguajes y generar nuevas “fórmulas y lenguajes adaptados” al día de hoy. Todo esto se traduce en un ejercicio de promoción de los valores de la escritura a nivel cultural, educativo, artístico, de salud y de aprendizaje, de modo que la finalidad del proyecto es “revitalizar su uso y que sirva como medio de expresión y de creación de fórmulas para solucionar problemas a nivel terapéutico, trastornos cognitivos o problemas sociales, como el envejecimiento activo”.

Así, a través del espacio pensado para esta actividad, se juntarán personas de diferentes ámbitos para reflexionar acerca de las problemáticas que existen y “tratar de encontrar una solución. Queremos que estas acciones –que tendrán lugar entre octubre y junio– tengan devolución después de que se produzcan las conferencias, mesas redondas, talleres o intervenciones artísticas a través de publicaciones en línea y en papel”.

“Odio desperdiciar comida, así que pensamos en reutilizar el lactosuero del queso”

Óscar Labat, representante de la Granja Escuela Ultzama. Iñaki Porto

Todo comenzó después de ser beneficiados con el Innova Social de 2016. La Granja Escuela Ultzama se animó a desarrollar una quesería bioclimática en la que trabajaran mujeres que habían sido maltratadas. Después surgió la pregunta: “¿Qué hacemos con el líquido que sale del queso?”. Y nueve años después obtuvieron la respuesta con Birbizi, un suplemento proteico sin grasa, azúcar y sin lactosa con seis sabores diferentes fabricado con el lactosuero sobrante del queso. “En el valle es un líquido que se le da a los animales y también a los recién nacidos. Veíamos que de 10 litros de leche, sacábamos un kilo de queso y el resto se perdía. Y como odio desperdiciar comida, pensamos en la reutilización de este producto”, contó Óscar Labat, representante de la Granja Escuela.

Después de cuatro años de estudio y análisis, se ha conseguido elaborar una receta que sirve como suplemento proteico que estaba pensado para la tercera edad, “pero lo puede tomar cualquiera porque no tiene otra cosa más allá de las proteínas. Además organoeléctricamente está muy bueno”, apuntó. De esta forma, por medio del proyecto se trabaja en la reutilización de los alimentos y en el reciclaje con la intención de ofrecer “un valor añadido” para no echar a perder “lo que se gasta con el queso”. En cuanto a la posibilidad de obtener beneficios, Óscar se mostró optimista. “Es rentable porque es social”.

“Los dispositivos electrónicos alejan a las personas de su vínculo real”

Ana García, representante de Nurtura. Iñaki Porto

Ana García, Juantxo Ibarrola y Ainhoa Urrutia desarrollaron el proyecto Quién dijo FOMO. Desconectar para conectar con el objetivo de que un público adolescente pueda conocer cómo enfrentarse al miedo de no saber qué hacen los demás y, de alguna manera, enseñar que, en muchas ocasiones, “los dispositivos electrónicos alejan a las personas del vínculo real, del cara a cara”. Ante esta situación, decidieron sumirse en una labor de investigación todavía no finalizada que les ha permitido discernir que el proyecto constara de dos partes: por un lado, una estructura que favorezca el encuentro entre personas y, por otro lado, “talleres o reuniones en los que ocurran cosas. La instalación comenzará en un punto, pero después se desmontará para que pueda llegar a otro espacio e intervenir de otra manera y con otras personas”, explicó Ana.

Incluso, pretenden que el mobiliario pueda modificarse en función de lo que se propongan los adolescentes. “Tiene una parte creativa que persigue que los jóvenes lleguen e interactúen con el espacio y lo construyan de la manera con la que se sientan más cómodos, ya sea sentados, tumbados o de pie”, señaló. Para comenzar, propondrán este proyecto en institutos y espacios más controlados para ver cómo funcionan. Después, “el proyecto se irá definiendo por sí solo y, quizá, siga otro cauce, pero será el correcto”.