El Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN) ha detectado en lo que va de año 10 casos de tularemia —también conocida como fiebre del conejo—, una enfermedad transmitida por roedores y que afecta principalmente a los ganglios linfáticos.

Seis de las personas infectadas han requerido ingreso hospitalario y los valles de Ultzama y de Iza son los que han concentrado más casos, aunque también se han detectado casos en otras zonas de Navarra.

Según señala el ISPLN en su último informe epidemiológico, cuatro casos tenían antecedentes de haber tocado cadáveres de roedores y otros cuatro presentaban picadura de garrapatas recientes.

Cabe recordar que en todo 2024 tan solo se diagnosticaron dos casos y hasta entonces solo se diagnosticaba esporádicamente (un caso en 2021 y otro en 2023). "El aumento de casos en humanos indica la presencia de la tularemia en roedores silvestres", sostienen los expertos.

Inhalación de polvo contaminado

La tularemia es producida por la bacteria Francisella tularensis, que infecta a roedores: ratas, ratones, topillos, conejos silvestres, liebres, ardillas y, en menor medida, a otros animales como los cangrejos de río.

En humanos, el contagio se produce por contacto con roedores, con cangrejos de río o por picadura de garrapatas o artrópodos. La inhalación de polvo contaminado por roedores o el producido al manipular sus cadáveres puede ser contagiosa para los humanos. Hasta el momento, no se ha comunicado transmisión persona a persona.

"La carga infectiva es muy baja, por lo que el contagio puede ocurrir por pequeñas exposiciones y el periodo de incubación suele ser de 2-5 días, aunque puede extenderse hasta los 21", apuntan desde el ISPLN, que detallan que la clínica puede ser variada, pero es frecuente que curse con fiebre y adenopatías locales. Algunas formas cursan con fiebre sin foco, úlceras en piel o mucosas, conjuntivitis, neumonía o sepsis.

Recomendaciones preventivas

Salud Pública ha emitido una serie de medidas preventivas que van dirigidas a cazadores, personas que manipulan piezas de caza, pescadores, agricultores, ganaderos, excursionistas y personas que frecuentan el medio rural, aunque son extensivas a todas las personas que tengan exposiciones ocasionales a los riesgos que se mencionan:

  • Evitar el contacto con roedores muertos, enfermos, con úlceras o con comportamientos no naturales.
  • Utilizar guantes y mascarillas cuando se manipulen o se retiren roedores muertos.
  • Utilizar ropas protectoras y productos repelentes, para evitar picaduras de insectos o garrapatas.
  • Evitar el consumo de agua no controlada sanitariamente.
  • Protegerse del polvo con guantes y mascarilla en aquellos lugares y actividades donde proliferen roedores.
  • No permita que los niños toquen animales muertos.
  • Utilizar guantes de goma en el desollado y manipulación de liebres y conejos silvestres.
  • Cocinar adecuadamente la carne de los animales de caza durante al menos 5 minutos a 55ºC (la congelación no inactiva la tularemia).
  • Acudir al médico en caso de antecedente de exposición y posterior aparición de síntomas sospechosos como fiebre, hinchazón de ganglios, úlceras cutáneas, etc.