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Un estudio cifra en 47 los muertos en Navarra por incendios en los últimos 25 años

El Observatorio de Prevención de Riesgos y Accidentes (OPRA) recuerda que en la CAV ha habido 157 muertos este siglo

Un estudio cifra en 47 los muertos en Navarra por incendios en los últimos 25 añosArchivo

Somos los que menos riesgos corren de morir a causa de una incendio en todo el mundo. Ese es uno de los datos más llamativos que se desprende del estudio que, bajo el título de Víctimas mortales de incendios en la CAV y Navarra (2000-2024) ha publicado el Observatorio de Prevención de Riesgos y Accidentes (OPRA). En él se analizan con detalle las circunstancias que acompañan a los 204 fallecimientos que, en lo que va de siglo, se han producido por incendios o explosiones en Navarra (47) y la Comunidad Autónoma de Euskadi (157). La media de víctimas mortales por año en estos cinco lustros es de ocho.

En el global de estos territorios, la tasa de muertes como consecuencia de estos fenómenos es de 3,4 por cada millón de habitantes, una de las más bajas del mundo. Está incluso por debajo de la media estatal, que con 4,9 fallecimientos también se sitúa entre las más reducidas, si bien en esta estadísticas no se encuentran reflejadas las producidas en la terrible oleada de incendios forestales sufrida en agosto. Estos datos contrastan con los de países del este de Europa como Bielorrusia, que alcanza una ratio de 67,6 decesos por esta causa, o Rusia, con 53 por millón de habitantes.

Aunque el riesgo de morir en Hego Euskal Herria a causa del fuego o de una deflagración es muy bajo, no es igual en todo su ámbito territorial. Así, el estudio del OPRA constata que la tasa de víctimas mortales es cuatro veces superior en poblaciones de menos de 1.000 habitantes –20 desde el año 2000, con un tasa de 7,9– que en núcleos urbanos de más de 50.000 residentes –61 en este siglo, solo 2 por cada millón de personas–. La distancia con el parque de bomberos más próximo no parece tener incidencia en esta estadística, pues solo el 9,5% de las muertes se dieron en lugares situados a mas de 20 kilómetros de dicha instalación, mientras que el 69,4% de las personas fallecidas estaban a menos de 10 kilómetros.

Lo que sí marca un patrón claro a la hora de establecer un mayor riesgo de declararse incendios con víctimas mortales es la época del año. Así, el OPRA apunta que más de la mitad de las muertes por este motivo se dan en los cuatro meses de invierno –diciembre, enero, febrero y marzo–. Unido a ello, el frío es también un factor que aumenta la probabilidad de que se desaten fuegos con consecuencias letales. No en vano, dos tercios de las víctimas mortales de incendios en viviendas (98 de 147, un 66,67%) perecieron en días con temperaturas mínimas por debajo de 10 grados, un porcentaje que se eleva hasta el 77,6% en viviendas unifamiliares.

Sin duda, en ello tiene que ver el mal estado de ciertos aparatos que se utilizan más en épocas de frío. Así, los productores de calor están en el origen de un 10% de los fuegos que han provocado muertes, a lo que se suman un 21% por causas relacionadas con la instalación eléctrica. Solo los bate el hábito de fumar, que no solo mina la salud de quien lo tiene, sino que además es un elemento de riesgo elevado en los incendios en edificios residenciales. Una de cada cuatro víctimas murieron en fuegos iniciados por un cigarrillo mal apagado. En la mayoría de casos, cuando estaban dormidos. El dormitorio y el salón, la cama y el sofá, se convierten muchas veces en trampas mortales. En estas estancias del hogar se originan más de dos tercios de los incendios con desenlace fatal. Y la noche es, de largo (62,6%), la parte del día en la que más se desatan estos percances.

Lógicamente, el estado de la casa tiene también una influencia en el riesgo de perecer por el fuego. De las 147 muertes producidas en equipamientos residenciales, 14 se registraron en lo que pueden denominarse como infraviviendas, lo que supone un destacado porcentaje de casi el 9%. Como es entendible, los bloques de pisos son los que peor parte se llevan –el 57,8% de las víctimas–, por encima de las viviendas unifamiliares (33,3%).

Otro factor que incide notablemente en la vulnerabilidad de los afectados por un incendio es la edad. Cuanto mayor es la persona, más probabilidad tiene de no salir viva en este tipo de situaciones. La tasa de mortalidad a partir de los 80 años es entre cuatro y cinco veces mayor que en los menores de 50 y más de diez veces superior que entre quienes están por debajo de los 20 años. Curiosamente, mueren más del doble de hombres (69%) que de mujeres (31%) en incendios. Y la afección es aún mayor en los varones que viven solos. De las 40 personas fallecidas en hogares unipersonales, 31 eran hombres (78%) y solo nueve eran mujeres.

Humo

En cuanto a las causas clínicas del deceso, el 58% se debe a la intoxicación por gases y humos, muy por encima de las quemaduras (31%). Los traumatismos –originados en ocasiones por saltar al vacío para huir de las llamas– se llevan el 10% de las vidas y un 1% provino de un infarto.

Del total de muertes registradas entre 2000 y 2024 en estas circunstancias, el 90% se han producido en incendios y solo el 10% en explosiones. Por territorios, en Nafarroa ha habido 40 víctimas mortales por el fuego y 7 por deflagraciones. Dentro de la Comunidad Autónoma Vasca, Bizkaia es la que más decesos acumula en total (94), seguida de Gipuzkoa (41) y Araba (22).

El accidente más grave de este siglo fue el de mayo de 2017 en Bilbao, en el barrio de Zorrotza, con cinco fallecidos de una misma familia, entre ellos dos menores de 3 y 2 años. A este incidente cabe añadir dos que coincidieron en marzo de 2006, cuando perecieron cuatro personas en una pensión de otro barrio bilbaino, el de San Francisco, y otros cuatro miembros de una familia en la localidad navarra de Pueyo. Son excepciones dentro de una siniestralidad baja a la que, según los expertos, puede ayudar el buen comportamiento ante el fuego de los materiales utlizados en la construcción.

Los incendios en el ámbito laboral

13 fallecimientos. El estudio elaborado por el Observatorio de Prevención de Riesgos y Accidentes destaca entre sus conclusiones que el incendio es uno de los accidentes laborales que menos víctimas mortales causa. Así, en el período comprendido entre 2000 y 2024 se han registrado 13 fallecimientos tanto por fuego como por explosión en accidentes laborales. Ello supone una media de una víctima cada dos años por estas causas. Una de las características de estos accidentes es que son eminentemente masculinos, pues de las 13 personas trabajadoras fallecidas, 12 han sido hombres y solo en un caso se trataba de una mujer. De los 13 fallecimientos, ocho han sido por explosiones (62%) y solo cinco en incendios.

En detalle

  • Por territorios. De las 204 víctimas contabilizadas entre 2000 y 2024 en Hego Euskal Herria por incendios y explosiones, 47 se han producido en Nafarroa, 94 en Bizkaia, 41 en Gipuzkoa y 22 en Araba.
  • Más hombres que mujeres. El 69% de las víctimas de incendios en lo que va de siglo han sido hombres, frente al 31% de mujeres. Y entre las personas fallecidas que vivían solas, el 78% son varones.
  • Los mayores, más vulnerables. Los mayores de 65 años suman el 53% de todos los fallecidos en viviendas, mientras que los menores de 15 años solo suponen el 2%. La mortalidad entre los mayores de 80 años es casi cinco veces mayor que en los menores de 50.
  • Los caseríos, muy afectados. 24 de los 49 fallecidos en viviendas unifamiliares se dieron en caseríos: 15 hombres y 9 mujeres. 8 personas perecieron en Gipuzkoa y en Bizkaia, 5 en Araba y 3 en Nafarroa. En cuatro de los 17 incendios murió más de una persona.