Un equipo de investigación liderado por el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC), en colaboración con el Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (INIBIC), el Cima y la Clínica Universidad de Navarra, y grupos de investigación internacionales, ha desarrollado una tecnología pionera que permite producir organoides renales humanos de manera escalable, combinarlos con riñones de cerdo fuera del cuerpo y trasplantarlos de nuevo al mismo animal. El experimento confirma la seguridad y viabilidad del procedimiento en fases preclínicas.
Publicado en el último número de la revista científica Nature Biomedical Engineering, el estudio representa un hito en el campo de la medicina regenerativa y personalizada, y establece las bases para la utilización de organoides de riñón derivados de células madre humanas para terapia celular en ensayos clínicos.
Como indica el Dr. Felipe Prósper, codirector del Programa de Hemato-Oncología del Cima y director del Área de Terapia Celular de la Clínica Universidad de Navarra, “nuestro grupo ha contribuido a la caracterización de los organoides renales desde el punto de vista transcriptómico y molecular. En concreto, mediante la aplicación de tecnologías de secuenciación a nivel de células única, hemos estudiado en profundidad los diferentes tipos celulares renales que conforman el organoide, lo que ha permitido comprender mejor su funcionalidad y grado de maduración”.
Este trabajo es el resultado de una trayectoria científica de más de una década dedicada a la medicina regenerativa y a la bioingeniería de órganos por parte de los centros de investigación participantes. “En este proyecto hemos combinado por primera vez organoides renales humanos con riñones porcinos vivos, conectados a máquinas de perfusión normotérmica. El uso de estos dispositivos, utilizados habitualmente en el quirófano para mantener el órgano vivo y oxigenado fuera del cuerpo antes de un trasplante, ha permitido insertar organoides humanos dentro de los riñones porcinos y monitorear en tiempo real su integración y función”, explica Nuria Montserrat, directora del trabajo realizado en el IBEC.
Los investigadores sugieren que esta aproximación podría contribuir a alargar la vida útil de los órganos destinados al trasplante y ofrecer una alternativa terapéutica para enfermos renales crónicos.
Una tecnología escalable y segura
Un organoide de riñón es una estructura tridimensional, de unas micras de tamaño, cultivada en el laboratorio a partir de células madre humanas. Aunque no es un órgano completo, reproduce muchas de sus estructuras y funciones principales. Gracias a estas características, los organoides permiten estudiar cómo se desarrolla el riñón, probar nuevos fármacos y, en el futuro, se espera que puedan ser utilizados para reparar tejidos renales dañados o mejorar órganos destinados al trasplante.
El estudio describe, por primera vez, un método sistemático y escalable para producir miles de estos organoides renales humanos, utilizando técnicas de microagregación e ingeniería genética.
        
    
    
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