Usuarios de Adacen acuden al peaje de Imarcoain para concienciar sobre los peligros de la conducción inadecuada
Después de que este 2025 se haya convertido en un año "negro" como consecuencia del elevado número de muertes de tráfico —en total, 45 víctimas mortales, igualando, de esta manera, el peor registro desde 2012, con el mismo número de personas que perdieron la vida— y de los múltiples siniestros viales, cuatro víctimas de carretera y usuarios de Adacen (Asociación de Daño Cerebral de Navarra) han realizado este lunes una acción de sensibilización en el peaje de Imárcoain para concienciar acerca de los peligros de una conducción inadecuada, ya que, a pesar de que se tenga mucha información al respecto y de que sean cada vez más las campañas de prevención desde la perspectiva de la DGT, en donde se habla de las víctimas fallecidas. Sin embargo, "también tendríamos que tener en cuenta aquellas personas que, tras un siniestro, sufren un traumatismo craneoencefálico que supone un cambio muy importante en su realidad. Es decir, hay personas que viven consecuencias crónicas que, muchas veces, generan niveles de dependencia muy importantes", ha explicado Usua Purroy, trabajadora social y responsable del Programa de Prevención de Adacen. De esta forma, en Navarra se estima que hay casi un total de 6.500 personas afectadas por daño cerebral con carácter crónico, de las cuales, 1.300 sufrieron un traumatismo craneoencefálico, en su mayoría tras sufrir un siniestro en la carretera.
Pero esto no es algo de lo que la gente se percate. "A nivel social, no somos conscientes al 100% de esta realidad porque casi siempre pensamos en fallecidos, pero también hay que dar visibilidad a esta otra realidad que puede cambiar la vida de manera radical de muchas personas y sus familias". Y esto ha sido, precisamente, uno de los temas en los que más han enfatizado Jerusalén Iriarte, Teodoro Abajo, Burgo Chávarri y Luis González, los cuatro usuarios de Adacen que, tras un accidente de tráfico, sufrieron graves consecuencias: "Yo siempre digo que iba sola en el coche, pero fue mi hermana la que tuvo que cambiar toda su vida. Dejó a su pareja, su trabajo y sus amigas por estar conmigo durante nueve meses en Madrid mientras yo estaba en estado vegetal", ha relatado Iriarte.
En lo que respecta a las principales causas de los accidentes en carretera, muchos de ellos tienen que ver con los "despistes"; es decir, por estar con el móvil, prestando atención a otros asuntos o como consecuencia de estar bajo los efectos de alcohol y drogas. Y ante la posibilidad de reducir el número de víctimas que sufren secuelas, Purroy lo tiene claro: Hay una parte de la medicina que sí puede solventar alguna de las consecuencias de un traumatismo craneoencefálico, aunque depende de la gravedad de la lesión y de la rapidez. Pero hoy en día, "la mejor solución para evitar las consecuencias de los accidentes de tráfico tiene que ver con tomar todas las medidas posibles a nivel de prevención en la circulación".
2025, un año luctuoso
De acuerdo con los datos ofrecidos por Adacen, en Navarra se produjeron un total de 755 accidentes de tráfico hasta noviembre, de las cuales, 120 personas fueron hospitalizadas. Se trata de una preocupación que debería poner en alerta a toda la población; en especial, en estas fechas de celebraciones navideñas, ya que se producen en torno a 19 millones de desplazamientos y, "de media, 60.000 colisiones, la mayoría por salidas de vía". Y ahora, que los números tampoco acompañan en la Comunidad Foral, la preocupación se incrementa y se trata de dar una explicación a lo que está sucediendo: "Hay mucha sensibilización, pero todavía nos falta conciencia de que esto le puede pasar a cualquiera, ya sea por una distracción nuestra o de otra persona", ha apuntado. No obstante, también los niveles de concienciación son muy heterogéneos, ya que hay cierta percepción general de los peligros del alcohol y las drogas, pero no tanto del uso del teléfono móvil durante la conducción. "Cualquier distracción, por muy pequeña que sea, puede suponer un accidente y un traumatismo con consecuencias importantes", ha añadido.
El duelo propio y de las familias
Tal y como ha comentado Jeru, aunque quien sufre el accidente es uno mismo, los que sufren las consecuencias del siniestro son los familiares y seres queridos, quienes, ante la pérdida de gran parte de la autonomía de las víctimas, tienen que recomponer su vida para cuidar y atender sus necesidades. "En muchos casos, los familiares requieren de apoyo psicológico porque no saben cómo gestionar esta nueva situación". Hace 19 años, tan solo unos meses después de que naciera su hijo, Teodoro Abajo, natural de Satrústegui y residente en Dicastillo, conducía su camión cargado de hormigón que provocó que se saliera de la vía y cayera en una cuneta. Desde entonces, su vida cambió de forma radical. “Entré en coma y los médicos decían que no sabían si iba a salir. Los bomberos que me sacaron del camión dijeron que de esa noche no pasaba, pero hierba mala nunca muere. Soy navarrico y salí de ahí”, ha bromeado. Pero no siempre se sale y, desde luego, el sufrimiento durante los próximos años permanece: "Apenas he podido cuidar de mi hijos, que eran pequeños cuando pasó y todo lo tuvo que hacer Maite, mi mujer. Además, nadie sabía qué iba a ser de mí y fueron momentos difíciles para todos, como todos los que han venido después, aunque no estoy ni tal mal", ha reconocido emocionado. Por eso, una de los principales recomendaciones que les ha hecho a los diferentes conductores que se han parado a escuchar sus testimonios ha sido que vayan "despacio porque las prisas no son buenas".
Por otro lado, Luis González sufrió un accidente en la Nochebuena de hace 15 años, cuando terminó la cena, se subió a su furgoneta, pisó una placa de hielo y chocó. Como consecuencia, tiene medio cuerpo paralizado y dificultades para hablar. Pero eso no le impide lamentarse de los numerosos accidentes que se han producido en este 2025: "Esto no puede seguir ocurriendo porque es muy duro ver cómo la vida te puede cambiar en tan solo un segundo", ha sentenciado. Y, en el caso de Jeru Iriarte, con tan solo 23 años sufrió un accidente de tráfico conforme volvía de trabajar que le dejó durante meses en estado vegetativo. "Tuve que volver a aprender a sumar y leer, estuve en silla de ruedas durante tres años y, encima, solo tengo una mano útil", ha contado, aunque ocho años después del accidente le tuvieron que operar del primer carpiano, pero le sigue doliendo", ha relatado. Eso también perjudica a sus familiares, ya que "no puedo hacer nada sola. Son consecuencias que tenemos de por vida y que nos perjudican tanto a nosotros como al resto", ha dicho.
Con esta acción en el peaje de Imárcoain, se ha detenido, por unos minutos, la velocidad con la que solemos mirar la tragedia ajena. Porque los accidentes de tráfico no terminan cuando se apaga el motor ni cuando se contabiliza una víctima mortal. Continúan en los cuerpos que ya no responden igual, en las palabras que cuesta pronunciar, en las familias que aprenden a vivir de otra manera. En un 2025 marcado por cifras negras, Adacen ha recordado que la carretera no siempre mata, pero casi siempre deja huella. Y que, frente a esa realidad, la prevención no es un eslogan ni una campaña puntual, sino la única forma de llegar a destino sin dejar vidas rotas por el camino.
Temas
Más en Sociedad
-
Las exmonjas de Belorado alertan: "La vida de una hermana puede estar en peligro"
-
La Policía acude al CNIO e interviene un disco duro tras la denuncia por irregularidades que investiga Anticorrupción
-
Casi 18.000 plazas para trabajar en la Administración del Estado: claves de la nueva convocatoria
-
El Instituto Navarro de la Memoria logra identificar el 30% de los cuerpos de las víctimas del franquismo recuperados desde 2015