Entre los indicios recabados por los investigadores de la Policía Municipal de Pamplona y de la Policía Nacional para que la jueza de Instrucción 1 enviara a prisión provisional a la detenida por matar a su expareja de una cuchillada en la Rochapea destacan varios hitos.

Estos son el hallazgo de un cuchillo que podría ser el arma del crimen, la visión de las cámaras del portal que indican que a pesar de que el fallecido estaba en riesgo vital la mujer pasó varias veces delante de él sin inmutarse y a paso lento y, por último, la autoinculpación espontánea que realizó la arrestada a los primeros agentes policiales que llegaron al lugar e incluso a los testigos que acudieron a socorrer al fallecido. A este respecto, el auto judicial refleja que Yarisleydis Ávila manifestó a los policías de forma espontánea a los agentes que había sido ella la autora de la cuchillada y les informó que el fallecido tenía una herida en el lado del corazón, cercana al cuello.

Momentos después manifestó a otro agente policial: “Me estaba tocando los cojones y he venido a por él”. También consta en el atestado policial que la encausada le dijo a una vecina, que estaba auxiliando al fallecido en el portal: “Yo lo he matado, ahora iré a la cárcel pero me daba muy mala vida”. Y por último, también reconoció a otro vecino que había sido la autora. Por tanto, la jueza encuentra indicios suficientes para responsabilizarla del homicidio.

NO LE SOCORRIÓ EN EL PORTAL

Pero además, la resolución judicial también destaca que del acta de visionado de las imágenes de las cámaras de seguridad del portal 6 del parque de los Enamorados, donde vivía el fallecido y ocurrieron los hechos, se observa que el fallecido bajó por las escaleras del inmueble por su propio pie para desplomarse antes de llegar a la puerta de salida del inmueble. Se observa, dice la jueza, “instantes después a Yarisleydis llegar al lugar donde yacía tumbado Raúl Sierra, rebasando el lugar donde se encontraba y caminando a paso calmado mientras rebasaba el punto donde este se encontraba, de lo que se desprende como mínimo que era conocedora de lo que le había sucedido, que Raúl estaba herido por arma blanca y que no podía moverse a causa de la herida”. Del visionado de las imágenes se desprende que “pasó varias veces a centímetros del cuerpo todavía con vida de la víctima, sin socorrerle, y que minutos después fue cuando salió del inmueble para pedir ayuda”.

LA MEDIDA DE PRISIÓN

También se pidió alejamiento. La jueza decretó la prisión provisional al existir un delito de homicidio, cuya posible pena de hasta 15 años de cárcel podría constituir un elemento para que la encausada se fugue. La letrada de la acusación particular solicitó además que se adoptara una orden de alejamiento respecto a la hija menor y a los familiares (hermanos y madre) del fallecido. El letrado de la detenida se opuso a la adopción de la medida de prisión y manifestó que existían otras medidas menos gravosas como la prohibición de salida del territorio nacional que podría garantizarse con instrumentos telemáticos de control.