El cabo más joven de la Policía Municipal de Pamplona, Ismael Mondragón, y el agente Alfredo Unanua se encontraban patrullando el domingo al mediodía, en torno a la 13.15 horas, por el barrio de la Rochapea de Pamplona dentro de la brigada de Prevención y Seguridad Ciudadana de la que forman parte. Una llamada por la emisora les alertó de una situación nada frecuente, una emergencia en toda regla. Una familia vecina del barrio de Buztintxuri había alertado al 112 de SOS Navarra de que su bebé, de apenas cinco días de vida, no respondía y parece ser que se hubiera atragantado. Los padres bajaron de su vivienda a la calle para esperar al coche patrulla y perder el menos tiempo posible.

"La situación era muy límite -recuerda esta mañana Mondragón-. Los padres estaban desesperados, llorando y lo primero que hicimos fue cogerles al bebé para poder actuar con él. La criatura no respondía, tenía un color azulado, y como hemos aprendido en estos casos tratamos en primer lugar de dejarle las vías respiratorias limpias". A partir de ahí, se iniciaron las maniobras de reanimación, todas ellas coordinadas por la médico de emergencias del 112 con la que los agentes estaban en permanente comunicación y les iba indicando la pauta para actuar.

"Le dimos cinco golpes en la espalda, la conocida como maniobra de Heimlich, en la zona intraescapular. Sacaba mucha baba y líquido. Y luego empezamos a practicar reanimación cardiopulmonar (RCP), con dos dedos al ser el bebé tan pequeño. Tuvimos que hacer la maniobra dos veces, espalda, RCP, espalda y vuelta a RCP. Y en esa segunda ocasión el bebé empezó a llorar y a recuperar color. Igual estuvimos solo un minuto, pero se nos hizo muy largo. Habíamos atendido anteriormente atragantamientos de personas mayores o de adolescentes, pero en nuestro caso era la primera vez que teníamos a un bebé. La verdad es que lo pasamos muy mal porque tienes que transmitir tranquilidad y la situación era muy complicada de inicio y hay que ponerse en lo peor. Por suerte todo ha tenido un final feliz y estamos muy contentos, así que espero que no tengamos que pasar muchas veces por esto", rememora Mondragón.

"Cuando el bebé empezó a recuperar color y a llorar, los padres cambiaron el llanto de preocupación por el de felicidad"

ISMAEL MONDRAGÓN - Cabo de la Policía Municipal de Pamplona

En el momento en el que el bebé fue reanimado, cuando se escuchó su llanto, los padres "empezaron también a cambiar sus lágrimas. Lloraban de la preocupación que tenían y al verle que reaccionaba, empezaron a llorar de felicidad. Casi nos abrazan a nosotros también". Es el primer hijo de la pareja. La ambulancia de SOS Navarra llegó al lugar en apenas minutos y trasladó al recién nacido para su valoración al Hospital Universitario de Navarra (HUN).