La fiscal responsabiliza a la cárcel de Pamplona del crimen de la presa
Considera que debió proteger a Margarita Munilla y reclama que el Estado pague las indemnizaciones
La fiscal ha modificado este viernes sus conclusiones definitivas y ha responsabilizado al centro penitenciario de Pamplona del supuesto crimen cometido por una presa, Milagros Jiménez, sobre otra interna, Margarita Munilla, de 39 años. En este sentido, reclamó a la presidenta del tribunal del jurado que condene a la Secretaria General de Instituciones Penitenciarias como responsable civil subsidiaria, de modo que se haga cargo del pago de las indemnizaciones que se reclaman para la madre, la pareja y la hija de la fallecida.
El juicio por los hechos ocurridos en la noche del 7 de noviembre de 2021 en la celda número 45 del módulo de mujeres de la cárcel de Santa Lucía ha finalizdo este viernes con los informes de las partes. A partir del lunes, será el jurado popular integrado por cinco mujeres y cuatro hombres el encargado de deliberar y decidir sobre la culpabilidad o no de la acusada, que se encuentra en libertad provisional.
La representantes del Ministerio Fiscal, que pide 19 años de prisión por un delito de asesinato para la acusada, subrayó que la acusada mató a Margarita Munilla, quien la estaba apoyando dentro del programa de prevención del suicidio, “apretándole las estructuras del cuello y taponándoles las vías respiratorias”.
Tras recordar que “Margarita quería dejar de ser presa de apoyo de la acusada”, porque afectaba a su salud mental, la fiscal recalcó que “es blanco y en botella, es obvio y evidente, que en esa celda 45 solo estaban Milagros y Margarita”, para restar credibilidad a la declaración aportada por la enjuiciada.
ACTITUD DE ODIO
La fiscal destacó la actitud extraña que mostró Milagros ante los policías nacionales que acudieron al centro penitenciario al tener conocimiento de lo ocurrido. “Era una actitud huidiza, ocultaba unas marcas en una muñeca y mostraba una actitud de odio hacia Margarita por la relación que tenía con su hija. También hacía ademán de llorar, pero no le salían lágrimas. Tenía un comportamiento anómalo”.
Prosiguió aseverando que “la autopsia es la prueba esencial de este juicio. La cara de Margarita mostraba una congestión, un amoratamiento causado por una importante compresión en la zona de la nariz, con petequias, que son claros síntomas de una muerte por estrangulamiento y sofocación. Porque Margarita no murió por drogas, ni diabetes, ni fármacos. Debemos rechazar cualquier otra tesis. El cuerpo de Margarita solo permite concluir que la asfixiaron, la estrangularon".
La fiscal sostuvo que se trató de un ataque por la espalda, con el antebrazo derecho. “Margarita no se pudo defender. Fue un ataque a traición. Quizá estaba escribiendo sus cartas a su pareja, viendo la televisión o escuchando la radio. Fue un ataque súbito, que no vio venir, ni pudo prever, ni defenderse”, expuso la fiscal, que también aludió a las “heridas en la muñeca y en la cara de Milagros”, al ADN cruzado que tenían bajo las uñas ambas reclusas (Milagros de Margarita y viceversa), que “no se explica por convivencia, sino por un contacto físico más intenso”.
La representante del Ministerio Fiscal recalcó que la acusada “no solo segó la vida de Margarita”, sino que su acción perjudicó a la pareja de la fallecida, con quien tenía “un proyecto de vida”, a su madre y a su hija.
“ACTUÓ MAL ANTES Y DESPUÉS”
La fiscal incidió en que “el centro penitenciario actuó mal antes y después de los hechos. Después porque sacaron el cuerpo de Margarita al pasillo y la tuvieron cuatro horas cubierta con una manta, y volvieron a introducir a Milagros en la celda con otra compañera”. Y previamente, alegó, “el centro penitenciario no adoptó medidas adecuadas antes el riesgo que representaba Milagros para sí misma y para otras reclusas”, como había advertido la psicóloga en un informe fechado el 4 de noviembre, es decir, tres días antes.
Así, según la fiscal, “no protegieron al resto de las reclusas y pusieron en peligro a Margarita, cuando el centro penitenciario debe salvaguardar la vida y la integridad física de sus internos”. Por eso, dijo, “el Ministerio del Interior tiene una responsabilidad civil subsidiaria, porque los funcionarios incumplieron sus obligaciones”.
Por último, hizo hincapié en que la acusada tenía las “facultades plenamente conservadas”, por lo que rechazó las atenuantes alegadas por la defensa. “Margarita tenía síntomas ansioso depresivos por el ingreso en prisión, pero sabía lo que hacía y lo entendía”y añadió que “no se ha evidenciado nada que confirme que Milagros estuviese bajo los efectos de las drogas. La mató porque así lo quiso hacer”, finalizó.