La mujer acusada de haber asesinado a otra presa en el centro penitenciario de Pamplona, Milagros Jiménez, ha asegurado este martes, en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Navarra, que ella no tuvo nada que ver con la muerte de Margarita Munilla, ocurrida en en noviembre de 2021. “Soy inocente, inocente. Mi conciencia la tengo tranquila. Lo juro por mi madre, que está muerta, que yo no la maté”, ha sostenido entre sollozos, en una declaración en la que ha roto a llorar hasta el punto de que la magistrada ha valorado la posibilidad de hacer una pausa en la vista.
Las solicitudes
Cinco mujeres y cuatro hombres integran el tribunal del jurado popular que será el encargado de decidir sobre la culpabilidad o no de Jiménez, que actualmente se encuentra en libertad provisional. La mujer está acusada de estrangular hasta la asfixia a su compañera de celda en la noche del 7 de noviembre de 2021.
La representante del Ministerio Fiscal solicita 19 años de cárcel por un delito de asesinato con alevosía, mientras que las acusaciones particulares en nombre de la pareja de la fallecida, y la madre y la hija de la misma, solicitan 25 años y 15 años de cárcel, respectivamente. Por su parte, la defensa reclama la libre absolución.
En este sentido, y a preguntas de la fiscal, la acusada, que en el momento de los hechos cumplía una pena de dos años de cárcel por un delito de denuncia falsa, ha explicado que desde el 5 de noviembre compartía celda con Margarita Munilla al haber sido incluida en un programa de prevención de suicidio por llevar haber llevado a cabo un intento autolítico días antes.
Al respecto, ha explicado que la fallecida era “muy cariñosa” con ella, que hablaba de sus “temas de niños” y que por las noches se limitaba a “dormir y escribir cartas”. En este sentido, ha afirmado que el día de los hechos, horas antes de su fallecimiento, la propia Margarita le preguntó si podía darle un abrazo al ver que “me echaba a llorar por mi niña”.
La acusada
La acusada ha explicado que se despertó sobre las tres horas del día 8 de noviembre y que encontró a Margarita “en el baño a cuatro patas de rodillas con la cabeza dentro del cubo de la basura”. En ese momento la acusada ha roto a llorar. “ yo solo la quería ayudar. La recogí del suelo y le vi la cara morada. La agarré de las axilas mientras la llamaba y no me contestaba. Entonces empecé a chillar y las compañeras de otras celdas me dijeron que tocara el timbre de la celda para avisar a las funcionarias”.
Seguidamente, ha relatado que dejó a su compañera de celda en el suelo, tocó el timbre y regresó junto a ella para volver a cogerla en brazos, hasta que las funcionaras y el personal sanitario se hicieron cargo de ella. “Soy inocente, yo no la he matado. Mi conciencia la tengo tranquila, lo juro por mi madre, que está muerta, que no la maté. No sé ni matar una mosca, no tengo nada que ver con la muerte de Margarita”, ha recalcado entre lágrimas.
La acusada ha explicado que, después de estos acontecimientos, las funcionarias del centro penitenciario le dijeron que se quedase a dormir en la misma celda, en compañía de otra reclusa. “Yo solo lloraba y lloraba, estaba en shock”, ha afirmado, para indicar a preguntas de su abogado que la reclusa que le hizo compañía esa noche “miró en la papelera y encontró una pastilla roja y vómito”.