La pandemia ha supuesto un antes y un después en muchos aspectos de nuestras vidas. Uno de ellos ha sido el de dar más valor al espacio que habitamos. Ángela Baldellou, directora del Observatorio 2030 del CSCAE, cuenta las acciones desarrolladas para crear una sociedad sostenible donde prevalezca la calidad de vida.

¿Podemos considerar al ciudadano un sujeto pasivo de la eficiencia energética?

No es que se pueda considerar un sujeto pasivo de la eficiencia energética, es que debería considerarse un sujeto activo. Porque el ciudadano, desde su papel de activista social, tiene que impulsar la rehabilitación con criterios de eficiencia energética para contribuir a la descarbonización, dado que también es él quien la sufre: le perjudica tener una mala impermeabilización del edificio, un mal tratamiento o sistema incorrectos... Y no tanto en términos económicos. La inflación, la guerra… son aspectos coyunturales. Esto es una cuestión más pasiva, pero desde mi punto de vista tiene una repercusión muy directa en su calidad de vida, en su bienestar y, por tanto, debería ser un sujeto activo.

¿Cuál considera que es la mayor preocupación de los habitantes de los edificios?

Yo creo que está en las cuestiones de accesibilidad y de conservación y luego aspectos también que se han puesto de manifiesto durante la pandemia como la habitabilidad de sus viviendas: la luz, la ventilación y la propia distribución.

La eficiencia energética empieza a ser una preocupación cuando afecta al bolsillo o a la salud, pero durante la pandemia nos hemos dado cuenta de la importancia de nuestro hábitat como un hábitat habitable; pasamos más del 90 % de nuestro tiempo en espacios cerrados, principalmente en el hogar. Cómo lo habitas y cómo es esa habitabilidad hace que tu vida sea más fácil, más cómoda y, por supuesto, más saludable.

¿Cuáles son las principales acciones que se están realizando para crear ciudades sostenibles?

La rehabilitación con criterios de integralidad. Es decir, rehabilitación del parque edificado y regeneración urbana profunda. Involucrando a todos los actores que forman parte de la cadena de valor, a las administraciones y, por supuesto, a los ciudadanos porque hay que intervenir en movilidad, en parque edificable, en espacio público, en conectividad, en usos... Hay que repensar el modelo de ciudad.