La personalidad de la gastronomía de Navarra se ha forjado con el paso del tiempo por la bondad y calidad de una gran variedad de productos autóctonos de alto valor añadido que ofrece la tierra en toda su geografía. Numerosos productos acogidos a denominaciones de origen o indicaciones geográficas protegidas que conjugados con las influencias culinarias del País Vasco y del cruce gastronómico con la cocina riojana, aragonesa y francesa han permitido que la gastronomía navarra se haya convertido en todo un referente culinario tanto a nivel nacional como internacional y una seña de identidad de la cultura de la Comunidad. Asimismo, algunos establecimientos de restauración han logrado prestigio internacional gracias a un equilibrio entre tradición y modernidad y, sobre todo, por la alta cocina en miniatura, los pintxos, presentes en cualquier barra de bar y que sus presentaciones son un atractivo para la vista y una delicia que exaltan cualquier paladar. La cita más importante para conocer estas pequeñas obras de arte se celebra en la primavera en la denominada Semana del Pincho de Navarra, un clásico imprescindible que acoge a miles de visitantes de todo el Estado y el extranjero.

Los platos más exquisitos

Si los primeros platos consiguen despertar los sentidos, otro tanto ocurre con los segundos. Las carnes asadas de vacuno, de gorrín, de cabrito, los chuletones o la caza son algunas de las especialidades de la región. Entre los guisos de carne más conocidos destaca el estofado de toro, el calderete (conejo con patatas en caldo) y el cordero al chilindrón. Tampoco conviene olvidarse de los pescados: la proximidad del Cantábrico permite a los cocineros abastecerse de los productos más frescos. Merluza, besugo, chicharro, chipirones o meros son algunas de las propuestas más habituales en las cartas de los mejores restaurantes. Aunque si hay que resaltar un plato característico de Navarra, ése es el ajoarriero, cuyo ingrediente básico es el bacalao conservado en sal que se desmiga y se prepara en cazuela de barro. De los ríos navarros llegan lucios, camarones, cangrejos y sobre todo truchas, que pueden cocinarse de doce maneras diferentes, aunque la más famosa sea la trucha con jamón. No obstante, una manera de ensalzar el valor gastronómico de Navarra es a través de las diferentes iniciativas y eventos que se celebran a lo largo de todo el año. Desde jornadas que muestran la actividad artesana de los productores hasta la proclamación de los mejores maridajes de platos y vinos, pasando por exposiciones y catas que recorren las diferentes localidades de la comunidad. Aquí mostramos algunas de ellas.

Semana del producto local

Con el fin de poner en valor el trabajo de los productores, se celebra en la Plaza del Castillo de Pamplona este mercado en el que se exponen numerosos puestos de agroalimentación y que se complementa con diversas actividades dirigidas a todos los públicos.

Jornadas gastronómicas de caza

Con la llegada del otoño, la caza se convierte en uno de los principales reclamos del Pirineo Occidental navarro. Aficionados a la práctica de este deporte y amantes de la buena mesa tienen una cita ineludible desde finales de octubre hasta principios de diciembre. Localidades del valle de Baztan, Malerreka, Cinco Villas, Bertizarana y Xareta ofrecen exquisitos y sugerentes menús elaborados con los productos cinegéticos de la temporada. Recetas tradicionales se combinan con la alta cocina.

Vinofest

Organizado por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Navarra, este evento une a los vinos blancos, rosados y tintos de la DO Navarra con el objetivo de presentar la campaña y sus novedades en un salón tradicional de vinos pero actualizado y dinámico, accesible para el público en general.

Al grito de ‘txotx’

Una de las tradiciones gastronómicas más populares en el norte de Navarra y que ya se traslada a todo el territorio es la celebración del txotx a primeros de año, que indica la inauguración de la temporada de sidra. Durante esta época, disfrutar de un ambiente inmejorable y de un excelente menú se convierte en toda una fiesta, en la que los protagonistas indiscutibles son el bacalao, la chuleta y la sidra recién salida de la kupela, así como también el queso con membrillo y nueces que se come como postre. Un ritual al que muy pocos navarros se resisten y que cada vez está alcanzando más popularidad fuera de las fronteras de la Comunidad Foral.