Navarra lleva años marcando el paso en materia de construcción sostenible; de manera que, lo que hace una década era una tendencia emergente, se ha convertido en una parte del ADN del sector. Y en ese cambio de paradigma, el estándar Passivhaus –o casas pasivas– se ha convertido en un símbolo de excelencia técnica. Se trata de un modelo en la construcción de viviendas en la que se utilizan recursos de arquitectura bioclimática combinados con una eficiencia energética superior a la construcción tradicional. Estas casas pasivas no solo favorecen un menor consumo energético, con el ahorro económico y la menor huella de carbono que eso supone, sino que, además, según distintos estudios, son más saludables para quienes las habitan, ya que, gracias a la renovación del aire, los materiales naturales que utilizan y su búsqueda de la luz natural, ayudan a la prevención de enfermedades.
Navarra, pionera en edificación Passivhaus
El estándar Passivhaus nació en Alemania a finales de los años 80, pero la Comunidad Foral de Navarra lo ha convertido en algo propio, después de que en 2018 se construyera el primer edificio Passivhaus del Estado español en el Soto de Lezkairu, de que se abriera en 2019 el primer centro de salud de alta eficiencia energética en Lodosa o de que en 2021 se entregaran un total de 76 viviendas sociales pasivas. Se trata de algunas de las consecuencias que se materializaron tras conocer los beneficios de las casas pasivas, como el mantenimiento de temperaturas estables durante todo el año, la garantía de una buena calidad del aire gracias a la ventilación controlada y la reducción del ruido exterior, de filtraciones, moho o condensaciones. Esto es, estas viviendas necesitan hasta un 90% menos de energía para calefacción y refrigeración que una casa convencional.
Según la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), Navarra cuenta con más de treinta proyectos certificados o en proceso, lo que la sitúa como una de las comunidades líderes en España en edificación pasiva. Entre ellos, destaca el conjunto residencial Cuatrovientos 08, con 128 viviendas Passivhaus en Pamplona, el mayor desarrollo de este tipo en la región, o el nuevo centro de día y club de mayores de Azagra. También sobresalen varios ejemplos de vivienda unifamiliar, como la casa en Arraioz, diseñada por Energiehaus, que combina una estructura tradicional con una envolvente térmica de última generación. En el ámbito público, el Instituto de Educación Secundaria de Sarriguren y el edificio de la Agencia Energética de Navarra demuestran que el estándar puede aplicarse con éxito a equipamientos colectivos.
Nuevas formas de construir sostenible
Por otro lado, la transición hacia la sostenibilidad ha impulsado nuevas formas de construir. El montaje en seco, la prefabricación y el uso de materiales con baja huella de carbono permiten optimizar los plazos de ejecución y minimizar residuos. La madera estructural certificada, los aislamientos naturales y los hormigones de baja emisión se consolidan como algunas de las soluciones habituales en los proyectos de alta eficiencia energética. Asimismo, la integración de herramientas digitales, como el modelado BIM, facilita un mayor control del rendimiento energético desde la fase de diseño hasta la construcción final.
El avance del estándar Passivhaus en Navarra demuestra que la eficiencia energética es compatible con la calidad arquitectónica y la viabilidad económica. La colaboración entre administraciones, empresas y profesionales está consolidando un modelo constructivo replicable, capaz de situar a la Comunidad Foral como referencia nacional en edificación sostenible. Así, la sostenibilidad ya no es una aspiración, sino una base sobre la que se levanta la arquitectura del presente.
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