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Manel LlunellActor

“Rodar con Miren Ibarguren... fue una fantasía”

El actor catalán, conocido por ‘La piedad’ de Eduardo Casanova o por la película de zombies en la Guerra Civil ‘Malnazidos’, recaló hace unas semanas en el Zinemaldia Donostiarra para presentar junto a todo el equipo ‘La tregua’, de Miguel Ángel Vivasra]

“Rodar con Miren Ibarguren... fue una fantasía”Inma Quesada

No es la primera vez que Manel Llunell (Terrassa, 1998) visita Euskal Herria, pero cada visita es única. Hace unas semanas volvió a Donostia para presentar en el Zinemaldia La tregua, la nueva película de Miguel Ángel Vivas protagonizada por Miguel Herrán y Arón Piper en la que prisioneros de los dos bandos de la Guerra Civil en un gulag soviético deben unirse para sobrevivir. 

¿Cómo ha sido la aventura donostiarra?

Para mí era la primera vez en Donostia. Es un festival superguay y superimportante, y tenía muchas ganas de estrenar la pelicula allí. 

¿Era su primera vez en Euskal Herria?

No. Estuve un tiempo en Bilbao, y rodando La tregua en Vitoria, y fui un día al Guggenheim y me alucinó. Me gusta mucho el arte y los museos, y en el Guggenheim no había estado nunca y me gustó muchísimo. Toda la zona del Casco Viejo de Bilbao también fue muy guay, por no hablar de lo bien que se come y que la gente es supermaja. 

No han presentado una película especialmente sencilla. Es dura en muchos momentos. ¿Cómo ha sido defender como actor un proyecto que lleva tan al límite a sus personajes de tantas formas distintas?

Con mucha comunicación entre departamentos, y también entre los actores. Teníamos mucha complicidad. Lo que nos ayudó fue estar concentrados, hacer piña... 

¿Ha habido algún desafío especialmente complejo?

Ostras, yo te diría que las temperaturas que tenéis ahí arriba (risas). Soy muy flaquito, y el frío me cala los huesos y me mata (risas). Hablaban de Vitoria como si fuera Siberia Gasteiz. Lo bueno es que teníamos un equipo que nos cuidaba muchísimo, porque además rodábamos en un aeródromo en mitad del bosque, y allí hacía mucho frío. 

Si algo ha demostrado, de todas formas, a lo largo de estos años es que le gustan los retos interpretativos. 

Me encanta. Son mis retos y me gusta que ningún personaje sea parecido al anterior. Modificarme, modificar mi cuerpo, salir de mi zona de confort...

La labor del actor también es explorar las emociones humanas. ¿Cuál diría que es el sentimiento que más mueve a los seres humanos?

Te diría que el miedo y el amor. 

Dos extremos. 

Sí, la verdad es que sí, pero son dos sentimientos tan contrarios que creo que en esto se unen bastante, en pilotar la vida de las personas. 

También el peso del pasado juega un papel importante en nuestras vidas. Y en su caso no es la primera vez que echa un vistazo atrás. Salvando totalmente las distancias lo hizo con Malnazidos. ¿Siente que esta es una buena forma de acercar estos episodios de la historia a las nuevas generaciones?

Sí. Al final puedes contar muchas cosas desde puntos de vista diferentes, y creo que lo guay de esta película es que fue una historia real, esto pasó, y yo no había oído hablar nunca del tema. Es una forma de visibilizar que hubo unos españoles presos en un gulag por pura equivocación y que se les zarandeó en Rusia de una manera brutal. 

Si tuviera que lanzar un mensaje a los espectadores, ¿qué les diría? 

Que es una película muy amable, que está muy bien explicada, y que es una película para ir sin ninguna idea preconcebida, dejar que te afecte, te modifique y que deberíamos aprender un poco de ese vivir en concordia. 

¿Hay algún otro episodio de la historia que le gustaría retratar? 

Todo el tema bélico siempre me ha interesado muchísimo. Te diría que por ejemplo, te parecerá una tontería, pero la Guerra de Sucesión. 

¿Se plantea la labor de guionista para hacer realidad ese sueño? 

Ostras, pues poca broma con esto. Escribí un largometraje, que no tiene nada que ver con temas bélicos pero sí temas sociales, y lo tengo un poco aparcado, pero tengo un compi que es guionista, lo escribimos juntos y estamos pensando en unir fuerzas y mandarlo a algún festival de guiones. 

Una nueva faceta por explorar. 

Exacto. Además, me fijo mucho en los directores con los que trabajo.

¿Tiene algún referente? ¿Alguno del que haya aprendido especialmente? 

De todos he aprendido mucho, pero hice una serie con Pau Freixas, Los sin nombre, y me pareció un director muy interesante. Sin dejar atrás por supuesto a Miguel Ángel Vivas, con el que he trabajado ya dos veces y es un director que te deja investigar sobre el personaje, te deja que explores puntos de vista... 

Los sin nombre es otra serie que podemos disfrutar y sufrir a partes iguales desde hace ya unos meses. ¿Cómo fue la experiencia? En el reparto encontramos a actrices como la guipuzcoana Miren Ibarguren.  

Con Miren fue espectacular. Ya nos conocíamos un poco por Eduardo Casanova (director de La piedad), que son muy amigos y tuvimos un primer acercamiento cuando se estaba rodando la peli. Y cuando me dijeron que iba a rodar Miren en Los sin nombre... fue una fantasía. Es una profesional como la copa de un pino y una muy buena persona. Me ayudó bastante en el rodaje. 

¿Qué le pide al futuro después de todas estas experiencias? 

Me gustaría abordar cuantos más personajes mejor, vivir puntos de vista, confraternizar con lo que las personas puedan ver, oír, sentir y vivir... Y al final es eso, estudiar a mis personajes, quererles e ir con ellos a muerte.