La AEPD, en colaboración con Pantallas Amigas, ha lanzado una campaña de sensibilización sobre lo que los padres deben tener en cuenta antes de subir imágenes a la red, aunque considera "comprensible que quieran compartir con otras personas la imagen de sus hijos, motivados por la ilusión, la alegría o la singularidad del momento y, por qué no decirlo, el orgullo". Sin embargo, no evita una crítica: "Otras veces, por desgracia, las razones pueden tener matices más egoístas, o simplemente, no se ha reflexionado sobre lo que se está haciendo y lo que puede significar para quienes identificamos con frecuencia como lo más importante de nuestras vidas".

La subida de fotos de menores a la red sin mayores precauciones es una práctica problemática que puede llegar a ser incluso peligrosa y que se ha disparado durante la pandemia. Según un estudio de la Universidad de Michigan, el 56% de los padres suben fotografías de sus hijos que podrían resultarles vergonzosas. Por otro lado, un estudio del Reino Unido revela que los padres habrían publicado en redes sociales un promedio de 13.000 vídeos o fotos de su hijo o hija antes de que cumpliera los 13 años. Parecen datos coherentes con otro informe de AVG que cifraba en el 81% el porcentaje de bebés que está en Internet antes de cumplir los seis meses. Hay motivos para alertar a las familias sobre una práctica que no siempre resulta tan inocua como parece. Por ello, la Agencia Española de Protección de Datos ha elaborado un decálogo para el sharenting responsable.

1 Los padres tienen la obligación de cuidar imagen e intimidad de sus hijos, no el derecho de hacer uso arbitrario de ellas. Las personas menores tienen derechos que deben ser protegidos de forma especial.

2 Los menores no ganan nada con la publicación de las imágenes. Aunque puede que tampoco le afecte negativamente, el saldo rara vez será positivo.

3 Puede haber distintos criterios sobre qué y cómo se comparten las imágenes de menores por parte de sus progenitores. Cuando los progenitores no forman pareja, el sharenting puede ser motivo de conflicto.

4 Es posible que no seas consciente de cómo se están difundiendo esas imágenes. No siempre es fácil entender y gestionar la lógica y los cambios de gestión de privacidad de las redes sociales.

5 Existen otras formas más seguras para compartir imágenes. Es necesario limitar con quién compartir la información y elegir la plataforma adecuada.

6 Habitualmente se comparte más información que la que se aprecia a simple vista. Una imagen inocente puede contener detalles de contexto importantes, e incluso geolocalización.

7 Al compartir las imágenes con otras personas, estas pueden asumir que eso significa que las pueden publicar y que las imágenes no son tan privadas. Sin mala intención, de forma directa o indirecta, pueden expandir el alcance e incluso hacerlas públicas.

8 Lo que publicas escapa de tu control para siempre. Cuando algo aparece en una pantalla, es susceptible de ser capturado y reutilizado.

9 Compartir imágenes de otros sin su consentimiento puede ser una infracción de la normativa de protección de datos. No es un buen ejemplo para nadie, y menos aún para los menores de edad.

10 En ocasiones extremas puede comprometerse la seguridad de miembros de la familia. En casos de victimización de menores de edad se dan amenazas sobre terceros que pueden llegar a cumplirse.