No atraviesa su mejor momento Miguel Bosé. Ni personal ni profesional. A la deriva de su discurso antivacunas (y contra Bill Gates), de la pérdida de la voz que le hizo triunfar y que le impide actuar y de su ruptura matrimonial tras 26 años con Nacho Palau con un polémico reparto de hijos, se suman también los problemas económicos.

En 2018 apareció en la lista de mayores morosos de España (en la que aparecen quienes deben más de un millón de euros) con una deuda con la Agencia Tributaria de casi 1,9 millones de euros. Eso sí, en 2019 desapareció de la lista, con lo que al menos redujo su deuda en 0,9 millones. Y el cantante ya no ha vuelto a aparecer en la tan temida clasificación, pese a que desde 2021 se ha bajado el listón y aparecen quienes deben más de 600.000 euros a Hacienda.

Tras varios recursos perdidos contra la Agencia Tributaria y alguna que otra multa importante por desgravarse gastos personales a través de empresas y por hacer trampas fiscales cobrando de sociedades, Bosé ha tenido que tomar una decisión. La falta de conciertos y algunas inversiones fallidas le han llevado a hipotecar su casa de Somosaguas (Madrid), la mansión en la que se crió con su familia y en la que vivió su madre, Lucía Bosé, la mayor parte de su vida, para así hacer frente al cerca de millón de euros que debe.

Se trata de una casa de 1.000 metros cuadrados y 10.000 de terreno, valorada en más de 6 millones de euros y que cuenta, por ejemplo, con un estudio de grabación, un gallinero y un impresionante jardín. La falta de liquidez le ha llevado a hipotecar una casa en la que no reside habitualmente, ya que desde hace años vive en el extranjero, primero en Panamá (donde nació) y después en México. Una casa, por cierto, que estuvo a punto de alquilar Jorge Javier Vázquez.