Cuando una pareja prepara su boda no solo quiere que todo salga bien, sino que prepara con mimo todos esos detalles, grandes y pequeños, que harán que el día resulte inolvidable para todos y cada uno de sus familiares y amigos más cercanos. Siendo así, cuando surge algún obstáculo que afecta a alguien muy querido y especial, no dudarán en dar con una solución, por muy ardua que parezca ser.

La joven novia de Virginia (Estados Unidos) Natalie Browning, de 24 años, chocó con un gran escollo en sus planes de celebración de su matrimonio cuando a dos semanas del enlace, su abuelo Nelson May, de 94 años, sufrió un derrame cerebral en su domicilio de Florida. El buen hombre, uno de los invitados más especiales para la novia, no podría acudir ni cumplir su momento más esperado: ser su pareja de baile después de que Natalie abriera la fiesta con su ya marido.

Aplicando aquello que afirma que "a grades males, grandes remedios" y sumándole lo de Mahoma y la montaña, si Nelson no podría danzar con su nieta en Virginia, sería esta la que correría a los brazos de su abuelo en Florida para cumplir con el deseo de ambos de moverse al ritmo de la música. 1.200 de kilómetros de distancia no iban a ser un impedimento y quien dice correr, también puede decir volar.

​En marcha

Decisión tomada. Terminada la ceremonia y pasado el día de los festejos nupciales, Natalie se embarcó en un vuelo en dirección sur. Instagram y Facebook fueron las plataformas en las que Natalie Browning iba dando cuenta en vídeo de las diferentes etapas de su periplo. Y no todo fue fácil. Como ella misma contó e ilustró en las redes, “conseguir que el vestido pasara por el aeropuerto fue una lucha, por no decir otra cosa, pero todo mereció la pena cuando vi su increíble reacción”. Un delicado vestido de novia no puede viajar de cualquier manera y debe ser transportado con la mayor delicadeza posible. Maquillaje durante el vuelo y cambio de ropa a la primera oportunidad también fueron momento que quedaron inmortalizados para la posteridad en las redes sociales de la novia.

Natalie Browning embarca con su vestido, envuelto en una funda rosa, como equipaje de mano. Instagram

El abuelo Nelson también se mostró a la altura de las circunstancias y se preparó con las galas que ya tenía dispuestas antes de su incidente médico. Así, cuando Natalie atravesó radiante la puerta del domicilio, la esperaba en el salón para cumplir con el rito y convertir un contratiempo que pudo empañar un recuerdo familiar único en un momento mágico. La propia novia desveló que a su abuelo le hacía una ilusión muy especial ese baile: “Llevaba meses deseando bailar conmigo y estoy muy contenta de haber podido ofrecerle esa experiencia. No puedo verle muy a menudo, así que realmente fue un día muy especial”, concluyó la recién casada.