Con el paso de los años las terapias para tratar la salud mental han ido evolucionando, creando originales iniciativas que buscan ayudar a personas que luchan contra sus afecciones.

Una de estas iniciativas se sitúa en Zimbabue (África), donde en 2005 un grupo de mujeres voluntarias bautizadas como las ‘abuelas’ e impulsadas por el psquiatra zimbabuense Dixon Chibanda, crearon un nuevo tipo de terapia: los bancos de la amistad.

La terapia de los bancos de la amistad

La organización, llamada 'The Friendship Bench' (Bancos de la Amistad), impulsa una terapia que consiste en que los pacientes se sienten en sencillos bancos de madera para conversar con las ‘abuelas’ sobre sus afecciones, ya sea depresión, ansiedad, pobreza, adicción y violencia doméstica, entre otras.

Las ‘abuelas’ no son mujeres elegidas al azar, sino que cuentan con capacidades para tratar trastornos mentales y se les proporciona herramientas para comprender y resolver los problemas de los pacientes, según informó El Definido.

La organización 'The Friendship Bench', Efe

El nombre de abuela se debe a que, por tradición, aquellos que tienen problemas “van a sus abuelas a por consuelo”, explicó Bernice Chawira, supervisora e instructora de la organización en una entrevista a Efe.

La técnica fue todo un éxito y se extendió a lo largo de otras zonas africanas como Kenia o Malaui, hasta el punto de llegar a Nueva York y Londres."Muchas dicen que, si no fuera por el Banco de la Amistad, podrían haber muerto de soledad y aburrimiento", apuntó Chawira a Efe.

Bancos de la amistad para ayudar a los niños a relacionarse

Otro tipo de ‘bancos de la amistad’ es el surgido en el colegio Fernando de Rojas, en Burgos. La incitativa vino de la mano de una de las estudiantes, una niña de 9 años que escribió una carta al colegio pidiendo instalar un banco para animar a los niños a interactuar con aquellos que se sintiesen solos o tuviesen dificultades para relacionarse.

"Hola, Ana (directora), me gustaría que haya un banco de la amistad en el patio. Tiene que ser de colorines y con un cartel que ponga 'banco de la amistad' para que quien se sienta solo, se siente y alguien que lo vea sentado, le pregunte: '¿Quieres jugar conmigo?'. Gracias “, escribió en la carta.

La idea de la joven no tardó en llevarse a cabo y el banco fue instalado en el colegio, siendo tal su éxito que otros centros en Cáceres, Málaga y San Sebastián, también replicaron esta idea.