El ictus es la segunda causa de muerte en España, la primera causa de discapacidad en adultos de forma adquirida y la segunda de demencia. Cada año, más de 100.000 personas sufren un ictus en España, de las cuales alrededor de un 50% quedan discapacitados o fallecen.

Según datos de TKE Home Solutions, un 5% de los mayores de 65 años en España ha sufrido un ictus, de los cuáles, nueve de cada diez se podrían haber evitado con un estilo de vida saludable y gracias a una adecuada prevención de los factores de riesgo.

Ictus en latín significa 'de golpe', por ello cuando se presenta lo hace de forma súbita y violenta. Consiste en una interrupción brusca del flujo sanguíneo cerebral, ya sea por la obstrucción de alguna de las arterias que irrigan el cerebro o por una hemorragia debida a la ruptura de un vaso sanguíneo encefálico. Las personas que sobreviven a un ictus tienen secuelas físicas relacionadas con la movilidad, la visión o el habla, así como trastornos del ánimo, cognitivos y de personalidad.

Hay factores como la edad, el sexo o el lugar de residencia que influyen en la prevalencia e incidencia del ictus. Hace 15 años, en España, esta era de un 6 % en la población de 70 años o más. La mayor esperanza de vida hace prever que la incidencia se incrementará aproximadamente un 35% entre 2022 y 2035.

Síntomas del ictus

Es importante conocer los síntomas del ictus porque, a veces, pueden desarrollarse poco a poco, apareciendo y desapareciendo durante unos días. Cuando esto sucede, la persona podría no ser consciente de haber sufrido un ictus hasta que haya pasado mucho tiempo. Sin embargo, en otros casos, los síntomas pueden aparecer de repente y sin aviso. Cuando esto ocurre, las consecuencias suelen ser más graves.

Algunos de los síntomas asociados al ictus pueden ser: incapacidad de hablar con claridad o entender a otras personas que están hablando; cefalea grave repentina que empeora al tumbarse o al cambiar de postura; somnolencia; pérdida de conocimiento; cambios en la audición, gusto y visión; cambios en la capacidad de sentir la temperatura, presión, o dolor; pérdida de memoria; desorientación y confusión; torpeza; dificultad para tragar; dificultad para escribir o leer; pérdida de equilibrio, mareos, vértigo; pérdida total del control sobre la vejiga o intestino; cambios de personalidad y de humor; visión doble o borrosa; etc.

Las consecuencias y síntomas del ictus dependerán de la parte del cerebro afectada y cuánto se ha dañado el tejido y las células. También hay ictus que no causan ningún síntoma, conocidos como ictus silenciosos.

Consejos para reducir el riesgo de sufrir un ictus

1- Hacer ejercicio. Realizar 30 minutos al día de ejercicios aeróbicos combate de forma considerable la hipertensión y aumenta la flexibilidad de las arterias. En personas con sobrepeso, es recomendable llevar a cabo un plan de adelgazamiento combinando una disminución de la ingesta de calorías y un programa de ejercicio que ayude a disminuir el riesgo de accidente cerebrovascular. El Chi Kung y el yoga mejoran la salud vascular y neurológica y el taichi está especialmente recomendado para conseguir ciertas mejoras en la recuperación.

2. Comer alimentos saludables. Es importante que la dieta siempre contenga frutas y hortalizas. Tragar un diente de ajo crudo cada día reduce el colesterol en la sangre, ejerciendo un efecto anticoagulante y relajando el músculo liso de las arterias. Las verduras crucíferas (coliflor, nabo, berro, etc.), las verduras de hojas de color verde y las frutas cítricas (naranja, limón, pomelo, mandarina...) también tienen efectos beneficiosos.

Además, es importante reducir el índice glucémico aportando un alto contenido de fibra. Se recomiendan las grasas saludables con ácidos grasos omega-3 y las grasas monoinsaturadas como la del aceite de oliva. Por tanto, hay que reducir a la mínima expresión las grasas saturadas, hidrogenadas y trans. Por otro lado, es de vital importancia mantener en el organismo la cantidad necesaria de vitamina B12.

3. Emplear la fitoterapia. La fitoterapia consiste en el uso de productos de origen vegetal para curar un estado patológico o mantener la salud. Uno de los usos fitoterapéuticos más conocidos es el del Ginkgo Biloba. Las hojas de este árbol milenario reducen la fragilidad de las venas, son vasodilatadoras, antihemorroidales y proporcionan efectos diuréticos.

4. Eliminar el hábito de consumir alcohol. El aumento del riesgo de sufrir ictus debido al abuso de alcohol es prácticamente el mismo que el de otros factores de riesgo como la diabetes. El alcohol es uno de los principales causantes de la hipertensión.

5. Dejar el tabaco. El tabaco está directamente relacionado con el riesgo de sufrir un ictus. Una persona que fuma 20 cigarros al día tiene seis veces más probabilidades de sufrir un ictus comparado con alguien que no fume.