La cineasta vasca, Alauda Ruiz de Azúa, ha presentado este domingo en el Festival de Málaga su ópera prima, "Cinco lobitos", una cinta honesta y auténtica como la vida misma, que aborda la maternidad desde un punto de vista generacional, madre, hija, nieta, y analiza los cambios que conlleva la llegada de un nuevo miembro a la familia.

"La semilla de esta película es personal, y hay notas autobiográficas, pero al final, son más personales las reflexiones y las cosas que estoy contando que la trama argumental. Como guionista y como creadora -explica la directora- la familia funciona mucho como espejo de quienes somos, tú solo lo ordenas para que tenga un sentido y te encamine a la reflexión personal que sí quieres hacer".

La directora, que compite en la Sección Oficial del festival, se ha rodeado de un equipo impecable para rodar la película; son dos mujeres, de un pueblo vasco madre e hija (impresionantes Susi Sánchez y Laia Costa, una madrileña, la otra catalana), cuyas vidas cambian cuando llega al mundo la pequeña "lagartija", el bebé de Amaia y Javi (Mikel Bustamante).

"Me gusta cómo está contada la relación entre madre e hija, que también creo que hay mucha idealización de esa relación y nunca se habla de cómo el lazo con la madre cambia cuando ya somos mayores, que también tiene muchas aristas", reflexiona Costa . "Creo que la peli cuenta todas estas dinámicas familiares de una manera muy honesta, y creo que eso es lo que engancha, porque al final, si no te importan los personajes, no te importa la historia".

La actriz, que se dio a conocer internacionalmente con "Victoria" (2015), ha contado que estaba embarazada cuando la directora contactó con ella y su bebé tenía un año cuando empezó a rodar "Cinco lobitos".

"Creo que esta película, como mínimo, es honesta, no cuenta esta maternidad 'instagramer' que nos estamos autovendiendo y eso me gustaba mucho desde el principio", apunta.

A su lado, Susi Sánchez, impecable como vasca -"le propuse a Alauda que Begoña tuviese un poco de acento porque me ayudaba mucho para trabajar el personaje, me coloca en su geografía, pero ella quiso que fuera algo muy suave", explica la madrileña a Efe-, pregunta a Laia si desde que tuvo a su primer hijo su relación con su madre cambió. "Una curiosidad", dice con un guiño.

"Pues sí, y en la película también se enseña", acepta la barcelonesa, de 37 años. "No sólo cambia con tu primera maternidad sino cuando los padres se hacen mayores. Creo que cada vez que nos dan un titulo nuevo en la familia, hay una crisis de identidad", considera la actriz.

Costa entiende que todas las familias, cuando llega un nuevo ser, se tienen que reestructurar porque se producen "cambios de dinámicas y se redefinen, incluso nuevas maneras de hablarse, porque no te hablas igual con tu madre con 18 años o cuando vienes a su casa con una hija propia".

Sánchez aporta, en ese sentido, su experiencia con su propia madre: "los abuelos tratan a los nietos como juguetes, es como si pusieran en ellos todo el cariño que no han sabido poner en los hijos, quizá por el follón de tener muchos hijos seguidos, por la época...de repente, la llegada del nieto es el milagro para los abuelos".

"Y aunque Begoña sigue siendo un ser con dificultad para mostrar su afecto, con la nieta sí que lo hace, creo que le llega mucho la pureza. la inocencia de la niña, porque si algo le encanta a Begoña son las cosas puras, limpias, honestas", abunda Sánchez, "enamorada" del guión de Alauda. "Todo está escrito así, está toda la información", afirma.

Ruiz de Azúa lleva años trabando en este guion, que recibió el primer empujón en la incubadora de desarrollo de largometrajes The Screen, de la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid donde se diplomó en dirección en 2005; también en licenciada en Filología Inglesa.