Cuando a uno le entren ganas de decir que un queso es caro, que se ponga el vídeo de la Quesería Maín, una empresa familiar asturiana que produce el apreciadísimo (pese a su olor) queso de Cabrales y que se ha hecho viral en las redes por el esfuerzo que le dedican.

Debido a las nieves caídas en los últimos días en los Picos de Europa, la cueva de maduración de sus quesos había quedado completamente sepultada e imposible de localizar sin un GPS o sin un conocimiento exacto del terreno.

Carlos López y su mujer, Sara Fernández, tuvieron que coger los esquís este martes para recorrer los 2 kilómetros que les separaban de la cueva. Aprovechando unas horas de tregua que dio el temporal, ambos llegaron hasta el lugar y, pala en mano, buscaron la puerta que daba acceso a la cueva, totalmente cubierta por la nieve.

A partir de ahí el trabajo de excavación se complicaba aún más, porque el túnel es cada vez más estrecho en sus 5 metros de largo. Una hora y media después lograron su objetivo y alcanzaron la cueva. Entonces comenzó realmente el trabajo que les había llevado ahí: dar la vuelta y limpiar todos los quesos antes de emprender el camino de vuelta a casa y que la nieve volviera a cubrir la cueva de maduración.

La quesería se encuentra en Sotres de Cabrales, un pequeño pueblo de 114 habitantes en plenos Picos de Europa y muy cerca del mítico monte Naranjo de Bulnes. Sotres es curiosamente la localidad más alta de Asturias, situada a 1.050 metros sobre el nivel del mar y a escasos kilómetros del límite con Cantabria.