EN EL LICEU- La directa habría sido comparecer tras el Consejo de Ministros de hoy y anunciar que se había dado curso a los indultos de los nueve presos del procés. Sin más explicaciones que la obvia: su encarcelamiento había sido un exageración rayana en la venganza y, aunque la medida de gracia es un mal parche para semejante injusticia, menos da una piedra. Pero claro, ni Sánchez ni su central de espectáculos pirotécnicos gustan de la sencillez. Más bien, al contrario: su megalomanía se expande hacia el infinito y la prueba es que de entre todas las opciones para vender la moto se escogió -sujétame el cubata, debió de decir alguien- nada menos que el Gran Teatre del Liceu. Menudo festival se está pegando la prensa diestra con las metáforas operísticas. Comprenderán que yo me inhiba.

¿SOCIEDAD CIVIL? - Como público para un libreto que parecía entre Paulo Coelho y los Teletubbies, se contó con algo bautizado como sociedad civil. Me van a perdonar que en este punto les confiese que desconozco qué diantre significa tal concepto. Porque lo curioso es que también se presentan como tal los más unionistas del lugar. Supongo que al final unos y otros se refieren a sus propias fuerzas vivas, que se decía en tiempos del bajito de Ferrol. Y es verdad que un par de invitados de la CUP se hicieron notar, casi como si también formara parte del guion, pero cantaba La Traviata -uy, al final se me ha escapado la gracieta belcantista- que la mayoría de ocupantes de las elitistas butacas formaba parte de la claque del artista. Los aplausos del final, sin llegar a ovación cerrada, no dejan lugar a dudas.

UN PASO "INSUFICIENTE" - La cuestión es que fuera del templo también había una representación de lo que igualmente se refiere a sí misma como sociedad civil, en concreto, la que se reclama como independentista. Y esta no es que fuera escéptica sino que se mostraba manifiestamente hostil con quien se presentó en Barcelona como magnánimo perdonador de los políticos encarcelado. Eso, mientras en otro decorado, el president de la Generalitat tiraba del repertorio clásico y recitaba lo del paso adelante insuficiente que tantas veces hemos escuchado los vascos. Lo desconcertante es que el día anterior los mismos beneficiarios de la medida incompleta habían dicho que era la muestra de la debilidad del Estado. Pasando a limpio todo y parafraseando a Pedro Sánchez, mañana cambiará la vida de nueve personas. Ojalá me equivoque, pero para el resto de los ciudadanos de Catalunya las cosas no cambiarán demasiado.