El DIARIO DE NOTICIAS publicó el 17/12/2013 un artículo titulado Expertos exigen ampliar el uso del sustituto del Sintrom, que puede ayudar a 300 navarros al año. En nuestra opinión, la información ofrecida sobre los efectos de los anticoagulantes orales es bastante sesgada y entendemos que el lector agradecería disponer de una información completa para poder hacer un juicio de valor con un criterio más objetivo. Sin duda los expertos que intervinieron en la rueda de prensa estarán de acuerdo con la información complementaria que a continuación se expone.

En el texto se dice que "El Sintrom, un medicamento de los años 50, ha sido muy útil en la prevención de embolismos, pero tiene muchas limitaciones: su acción anticoagulante no es predecible, tiene un rango terapéutico muy estrecho, lo que supone que el paciente pasa con mucha facilidad de estar no anticoagulado a estar excesivamente coagulado de ahí que estos enfermos deban someterse a controles y monitorizaciones muy frecuentes, además, presenta notables interacciones (?)".

Es cierto que el Sintrom requiere que se midan sus niveles sanguíneos para asegurarnos que el paciente cuenta con un nivel de anticoagulación adecuado. Esto es una incomodidad, pero nos garantiza que el paciente está bien tratado. Por el contrario, con los nuevos anticoagulantes no podemos saber en ningún caso si los pacientes tienen un nivel adecuado de anticoagulación.

Es decir, que la "acción no predecible" es cualidad tanto de los nuevos anticoagulantes como del Sintrom, pero la diferencia está en que con éste último podemos conseguir que el paciente obtenga un nivel de anticoagulación adecuada, mientras que con los nuevos fármacos no podemos garantizarlo de ninguna manera.

En el año 2013 se ha publicado en la revista médica British Medical Journal un artículo sobre los efectos del dabigatran (el primer "nuevo anticoagulante" comercializado) en pacientes daneses con fibrilación auricular (Sørensen R, et al). En este estudio se evaluaron casi 3.000 pacientes con el nuevo anticoagulante y casi 50.000 con warfarina (equivalente al Sintrom) en su vida habitual. Los pacientes con el nuevo anticoagulante presentaron un mayor riesgo de ictus y de hemorragia que los pacientes tratados con el anticoagulante clásico. Probablemente esto tenga relación con el hecho de que con los nuevos anticoagulantes no podemos saber si los pacientes mantienen niveles adecuados de anticoagulación, mientras que con el Sintrom o warfarina sí que lo podemos conocer.

Como todos los anticoagulantes, los nuevos fármacos no están exentos de riesgos importantes. Recientemente se ha sabido que, en Alemania, el año pasado murieron 58 pacientes y otras 750 personas desarrollaron efectos adversos graves en relación con el uso de uno de los nuevos anticoagulantes (rivaroxaban), según datos de la Agencia de Medicamentos de Alemania.

Estos nuevos anticoagulantes orales tienen otras limitaciones que hay que destacar. En caso de tomar una dosis excesivamente alta, en el caso del Sintrom se dispone de un antídoto (la vitamina K) para revertir esta situación de riesgo de hemorragia. En el caso de los nuevos anticoagulantes orales no se dispone de antídoto, lo que hace que exista un mayor riesgo de hemorragia que con el Sintrom.

Además, estos fármacos tienen otros efectos indeseados importantes como un aumento del riesgo de infarto de miocardio (dabigatran), o están contraindicados en pacientes con insuficiencia renal grave (dabigatran) o con problemas hepáticos (rivaroxaban y apixaban).

El documento que se menciona en el artículo y que lleva por título "Por un tratamiento razonado y comprometido con el paciente anticoagulado", cuenta con el apoyo de las compañías farmacéuticas que venden los nuevos anticoagulantes orales y da la sensación de que presenta una información sesgada para favorecer la venta de estos fármacos.

Precisamente porque el Sintrom es la mejor opción para los pacientes, la administración sanitaria fomenta su uso. En aquellos casos en los que no sea posible utilizar el Sintrom por problemas de intolerancia, por ejemplo, se autoriza mediante un visado el uso de los nuevos fármacos como alternativa.

En España, el uso de los nuevos anticoagulantes se realiza conforme a unas directrices elaboradas por la Agencia Española del Medicamento, con la colaboración de todas las Comunidades Autónomas y expertos en la materia. Estos documentos se denominan "Informes de Posicionamiento Terapéutico" y se actualizan periódicamente. También en otros países de nuestro entorno, como Inglaterra, cuentan con documentos similares que posicionan al Sintrom como medicamento de elección y proponen el uso de los nuevos anticoagulantes tras el fracaso del Sintrom.

Por otro lado, en Navarra existe una Comisión Asesora Técnica para el Uso Racional de los Medicamentos (CATURM) formada por autoridades sanitarias, médicos y farmacéuticos especialistas en las patologías que se abordan. En el seno de la CATURM se plantean todas aquellas situaciones que puedan requerir una consideración especial y se busca la mejor solución para los pacientes.

Por todo lo expuesto anteriormente, los ciudadanos pueden confiar en que el sistema público sanitario está ofreciendo en todo momento la mejor alternativa para la salud de los pacientes y que tiene un firme compromiso de seguir actuando de esta manera. Las aseveraciones vertidas en esa información de prensa no hacen sino generar una alarma a los pacientes con estos tratamientos, cuando sabemos que el Sintrom es un fármaco seguro y en el que se puede confiar. Los nuevos anticoagulantes tienen sus indicaciones donde pueden utilizarse y la sanidad pública las contempla. Desde estas líneas enviamos un mensaje de rigor y tranquilidad a aquéllos pacientes que están previniendo sus trombosis con tratamientos eficaces y seguros.