Una treintena de cotos de la Ribera se reunió esta semana con representantes de la Federación Navarra de Caza (FNC) para abordar la gestión de la perdiz y debatir medidas que se puedan poner en práctica para revertir la realidad de muchos de ellos, que van a ver vedada la caza de esta ave emblemática. No es la única cita de esta índole que tiene programada el organismo cinegético, puesto que a esta de la Ribera seguirán otras en Tafalla-Olite, Lerín, Sangüesa o Pamplona.

Lo que quedó claro en esta asamblea inicial es que, en la zona sur de Navarra, las poblaciones de perdiz han ido en descenso en estos últimos años y que la tesitura en algunos acotados es peliaguda. Como razones que expliquen esta deriva, las sociedades de cazadores ponen encima de la mesa diversos motivos: la concentración parcelaria, el estado del hábitat, las obras de grandes infraestructuras, la climatología, la acción de los depredadores... En cada lugar, la problemática es diferente, pero todos comparten el objetivo de frenar esta tendencia y conseguir que la perdiz vuelva a ser la reina de la caza. Desde la FNC, se les mostraron los resultados positivos generados en el término de Morterete, en Corella, donde desde el año 2019 se ha llevado a cabo un proyecto piloto para, en colaboración con un agricultor, mejorar el hábitat de la zona y lograr revertir el declive de las poblaciones de aves esteparias, causado en gran medida por la expansión de la agricultura intensiva.

En la Ribera, uno de los cotos más afectados por esta circunstancia que vive la perdiz es el de Cadreita. Su presidente, Alberto López, se lamenta de que, tras diez años con su caza vedada, les esperan otros cinco en la misma situación. “Tenemos dos bandos pequeños y poco más. Hace años sí que había más ejemplares, pero han estado acometiendo las obras del AVE, sacando grava de muchas zonas, metiendo maquinaria, trabajando con camiones... Y todo eso se nota. Y lo peor no es lo sucedido, sino que volver a la situación de antes costará”, remarca.

En su caso concreto, considera que influyen aspectos como el de la agricultura o el de las alimañas. “Aquí agua no les falta y sí que vemos con buenos ojos que se pudieran realizar proyectos de mejora de hábitat, hablando con agricultores. Está claro que todo lo que hagamos para protegerlas y para que puedan comer, será beneficioso. Pero algo hay que hacer, porque, cuando algo no funciona, lo mejor es cambiarlo”, sentencia.

La realidad confirma sus reflexiones, ya que Cadreita se sitúa junto a Villafranca y Valtierra, dos localidades donde, a pesar de que las poblaciones tampoco experimentan grandes ascensos, sí que, al menos, la caza no está vedada. En Fustiñana, por ejemplo, se vive una tesitura similar, con conteos mejor de lo que se esperaba, aunque los bandos se siguen reduciendo año a año. El presidente del acotado del municipio, Francisco Javier Marchite, reconoce que su mayor problema es la sequía, junto con los depredadores.

No obstante, no se han quedado de brazos cruzados y tienen dos proyectos en mente. El primero, colocar un aparato que extrae agua de la humedad del ambiente. “Saca 75 litros al día y su acción nos ayudaría mucho porque, con esa agua, se iría creando una línea de vegetación, que vendría muy bien a todo tipo de aves esteparias. Pero el Gobierno de Navarra no nos hace caso”, afirma.

La otra iniciativa, en cambio, la ejecutarán el año que viene. Con una inversión de unos 4.000 euros, limpiarán los pocetes que existen a lo largo de las 6.600 hectáreas de su coto. “Antiguamente, en las cabañas había balsas grandes con agua para el ganado, y otras más pequeñas, muy bien preparadas, con piedras alrededor, con agua de boca para los que estaban allí labrando o guardando el ganado. Nosotros hemos marcado todos en un mapa y los vamos a rehabilitar. Los rodearemos con alambre para que no entre el ganado. Ahora mismo, tengo marcados 25, pero espero llegar a los 30. Queremos promover la vida de los animales”, destaca.

Proyectos como este o el de Morterete son necesarios en muchos acotados de la Ribera. Así lo ve también el presidente del de Castejón, José Luis Rodríguez, que revela que los cazadores de su localidad no van a ver este año perdices. “En los conteos han salido muy pocos ejemplares. Hay muchas cosas que les afectan, como los pesticidas, que han arrasado con muchas aves. Pero también el clima, porque aquí en primavera no llovió mucho”, expone.

Según su parecer, es muy complicado que la población de esta ave se recupere. “Solo hace falta ver lo que ha ocurrido en Tudela -apunta-, donde la caza ha estado vedada siete u ocho años y ahora tienen las mismas perdices que antes. Eso demuestra que la acción de los cazadores no es el problema, ni mucho menos. Además, nosotros ponemos bebederos, ponemos comederos... Pero cada vez hay menos”. También mirando a su coto, opina que proyectos de mejora del hábitat podrían ayudar a solucionar el declive de las aves esteparias. “El problema es el dinero, porque todo cuesta mucho. Sí que es cierto que la concentración parcelaria ha hecho polvo muchas cosas y los agricultores, cuando entran con sus máquinas, arrasan con los ribazos. Pero cómo no vas a entenderlos, si ellos viven del campo. Entre todos, tenemos que trabajar conjuntamente para dar con una solución”, concluye.