La ciencia ficción está cada día más cerca de volverse realidad. Ejemplo de ello es el proyecto Intevol: Interactions with a Reach-through Volumetric Display, dirigido por el profesor, investigador y miembro del Instituto Smart Cities de la Universidad Pública de Navarra Asier Marzo. Este docente ha obtenido una beca Starting Grant, la de mayor prestigio científico de la Unión Europea, para llevar adelante esta iniciativa. Desde que hace quince años se iniciaran las convocatorias Starting Grant (2007), en el área de Ciencias de la Computación e Informática —en la que trabaja Asier Marzo—, España ha conseguido un total de 10 ayudas.

Los beneficiarios de esta ayuda tienen opción de trabajar en la institución europea que deseen. Marzo ha optado por quedarse en la UPNA. “Este tipo de becas permiten contratar a investigadores para tu proyecto, y yo he optado por mantenerme en mi universidad, por la que siento mucho cariño, para potenciarla y contribuir a que pueda ser un foco de atención de talento”, explica.

Intevol se basa en la tecnología de los display, dispositivos que permiten mostrar información al usuario de manera visual o táctil. Los displays más habituales son los teléfonos móviles, el televisor, la pantalla del ordenador o de las tabletas electrónicas. Hoy en día existen displays volumétricos (muestran la información en un determinado volumen) que utilizan partículas levitantes, vóxeles de plasma o superficies giratorias. Marzo especifica que “ahora la tecnología no permite al usuario meter la mano o un objeto, bien porque le haría daño o porque estropearía el artilugio; hacer esto posible es la parte más complicada de diseñar un display”.

Lo que el profesor plantea es “tener gráficos 3D proyectados en medio del aire”, con los que se pueda trazar en medio del aire con el dedo el diseño de una casa nueva o un producto diseñado añadiendo hologramas virtuales sobre partes reales ya existentes; todo ello en tres dimensiones. Esta posibilidad, la de un holograma tridimensional que se pueda ver por varias personas y desde distintos ángulos, se ha presentado en películas como Blade Runner 2049, Iron Man, Ghost in the Shell, Bones, Her y Star Wars, y Marzo propone trasplantarla a la realidad.

En un display volumétrico la luz proviene de cada punto del espacio y los gráficos pueden ser observados por varias personas desde distintos puntos de vista, sin estar obligados a llevar ningún dispositivo como gafas 3D. Además, estas pantallas permiten una correcta acomodación del enfoque y una mejor percepción de objetos a diferentes profundidades.

Una técnica que el profesor universitario se plantea utilizar en su investigación para conseguir el primer display volumétrico con interacción directa es la levitación acústica, a través de la cual se recurre a un ultrasonido para forzar a partículas (Marzo por el momento se plantea usar pequeñas partículas de agua) a que se unan en una especie de nube con una forma genérica, imprecisa, que luego se puede concretar. Precisamente, Asier Marzo es líder mundial en el uso de levitación acústica para crear interfaces interactivas novedosas y tiene experiencia en el diseño de técnicas de interacción. Combinará esta tecnología con holografía, tracking de partículas, inteligencia artificial predictiva y microfabricación de partículas optofonónicas (que interactúan con luz y sonido de forma controlada).

Otra faceta del proyecto es el diseño de técnicas de interacción humano-máquina, para una manipulación intuitiva y eficiente de los objetos 3D mostrados en el display. El campo de la interacción humano-máquina aúna conocimientos de psicología, psicofísica, ciencias de la computación y electrónica, ya que hace falta entender a la máquina, pero también a las personas.

EXPECTATIVAS El proyecto se iniciará el 1 de octubre de este año y, a no ser que haya algún cambio, finalizará en 2027 en esa misma fecha. Marzo confía en que en ese periodo de tiempo será factible “que Intevol tenga éxito; lo que hay que ver es hasta que grado lo tendrá”. A este respecto, especifica que “a lo mejor no se consiguen todos los objetivos marcados”.

El docente de la UPNA afirma que, si este proyecto de investigación logra su cometido, “las implicaciones serán enormes”. “Si un display volumétrico permite al usuario introducir su mano o un objeto, la sensación de profundidad será muy buena y la interacción, al no hacerse desde fuera (por ejemplo, con un ratón de ordenador) sino desde dentro del dispositivo, será más directa y más natural”, continúa.

En lo que se refiere a la recepción original que un invento así podría tener en el momento de su introducción, él ve posible que, en un comienzo, haya gente que se muestre reacia a probar estos nuevos dispositivos, pero que al cabo de un tiempo el público general se acabaría acostumbrando a su uso. Presenta como símil la introducción del iPhone en la década de los 2000: “Tras la llegada de las pantallas táctiles, muchas personas pidieron que los teléfonos siguieran teniendo botones, mientras que ahora ya se ve normal que no los tengan”. Marzo concluye que “este es un proyecto de alto riesgo y alta ganancia: hay muchas posibilidades de que no se logren todos los objetivos esperados, pero por otro lado, si los resultados son positivos supondría un paso enorme en la historia de la tecnología”.