el cairo - El islamista Mohamed Mursi, el único presidente elegido democráticamente en Egipto, depuesto en un golpe de Estado en 2013 en medio de una movilización popular en su contra y condenado de por vida por los tribunales del nuevo régimen, falleció este lunes a los 67 años en una sesión de uno de los juicios en su contra, en unas circunstancias que no han sido aclaradas. Mursi estaba siendo juzgado por la inculpación de espionaje en pro del movimiento de resistencia islámica palestino Hamás, que lidera en la franja de Gaza desde 2007.

“Habló ante el juez durante 20 minutos luego se exaltó y se desmayó”, explicó una fuente judicial. Mursi, que falleció tras asistir a la sesión de un juicio en el que se le juzgaba por revelar secretos de Estado a entidades extranjeras -como el grupo palestino Hamás-, ingresó cadáver en el hospital al que fue llevado tras sufrir un desmayo en el recinto, indicó la Fiscalía.

Nacido el 20 agosto de 1951 en Al Adwa, en el delta del Nilo, se formó como ingeniero y entró a formar parte en 1979 de los Hermanos Musulmanes, donde escaló puestos hasta que en 1995 se convirtió en miembro del Consejo Consultivo, su máximo órgano de decisión. Asimismo, fue diputado en el Parlamento egipcio durante la siguiente década, tras lo que en 2006 fue encarcelado seis meses por apoyar las manifestaciones de jueces reformistas.

Durante la revolución de enero de 2011, que acabó con el régimen de Hosni Mubarak, fue recluido en la prisión de Wadi Natrun junto a otros líderes islamistas, pero logró escapar y fue juzgado posteriormente.

gobierno y caída Al año siguiente, Mursi llegó a la presidencia del país casi por casualidad, al ser el candidato “de repuesto” de los Hermanos Musulmanes en las elecciones de 2012, las primeras democráticas celebradas después de la revuelta popular que un año antes acabó con los 30 años de mandato del “faraón” Mubarak. Su mandato, de apenas un año, fue breve y polémico, ya que varias veces hubo protestas en las calles en contra de sus políticas, consideradas no inclusivas y radicales, sobre todo por la minoría cristiana de Egipto, las mujeres y los sectores más liberales.

La polarización en el país aumentó en 2013 hasta las manifestaciones del 30 de junio para pedir su renuncia y la convocatoria de elecciones anticipadas. El 3 de julio, los militares, encabezados por el actual presidente, Abdelfatah al Sisi, acabaron apartándolo del poder por la fuerza y fue detenido por su guardia presidencial. Desde su caída en desgracia, ha sido juzgado por múltiples cargos, junto a los principales líderes y representantes de los Hermanos Musulmanes.

En 2017, el Tribunal de Casación confirmó una cadena perpetua contra Mursi por espionaje, y el año anterior fue condenado a 25 años por el uso de la violencia y por la muerte de manifestantes durante los disturbios en las puertas del palacio presidencial en diciembre de 2012.

“Estamos ante un caso de asesinato”

Mahsub, exministro de Mursi. El exministro egipcio de Asuntos Parlamentarios, Mohamed Mahsub, que formó parte del Gobierno islamista del presidente Mohamed Mursi, calificó ayer de “asesinato” la muerte del derrocado mandatario. “Estamos ante un nuevo caso de asesinato”, declaró en Facebook, donde agregó: “Es un asesinato de cada voz libre que le había votado o incluso (de los que habían votado) a sus rivales. Es un asesinato de la libertad de elección”. Asimismo, denunció en la red social que Mursi “murió encarcelado en solitario, privado de la visita de su familia y de la atención médica”.