El XV Congreso del Frente Polisario arranca hoy en la localidad de Tifariti, situada en los denominados territorios liberados, con el objetivo de darle un impulso y una dimensión mas beligerante a la negociación tutelada por la ONU, que permanece enquistada.

Según fuentes saharauis, los cerca de 2.000 delegados reunidos en esta zona del desierto, alejada de los campos de refugiados de Tinduf y próxima al muro de separación del territorio controlado por Marruecos, discutirán un eventual plan para desengancharse de ese diálogo y adoptar una posición más hostil ante la ausencia de frutos.

Así lo dejó entrever esta semana el propio secretario general del Frente, Brahim Ghali, que afronta su primer congreso como máximo dirigente desde que hace cuatro años sustituyera a Mohamad Abdelaziz al frente de la República Árabe Democrática Saharaui (RASD).

"Después de más de veintiocho años de la firma de aquel alto el fuego entre el Frente Polisario y Marruecos, la ONU ha sido incapaz de lograr el objetivo principal de este Acuerdo que es organizar un referéndum de autodeterminación donde el pueblo saharaui decida libremente sobre su futuro", dijo el domingo Ghali.

"El Frente Polisario no puede continuar tratando de la misma manera con los esfuerzos de las Naciones Unidas, a menos que el Consejo de Seguridad de la ONU asuma su responsabilidad de implementar todas las disposiciones descritas en el Plan de Arreglo", agregó.

La elección de la localidad de Tifariti, situada a un día de camino por carretera del grueso de los campamentos de refugiados establecidos en 1975 en pleno desierto argelino, es en sí misma una declaración de intenciones sobre el propósito de adoptar una política más beligerante.

No solo por el hartazgo y la sensación por parte de observadores de que Marruecos no ha dejado de jugar al gato y al ratón con el pueblo saharaui y la comunidad internacional desde el alto al fuego en 1991.

También por el sentimiento de abandono que se tiene respecto a las políticas de España y Francia, ambas potencias coloniales en la zona a las que los saharauis observan como propicias a los intereses marroquíes.

Y por la presión de la propia sociedad saharaui, principalmente de los jóvenes, que exigen medidas más contundentes -algunos incluso susurran la opción de tomar las armas, tras 43 años de infructuosa lucha.

"El Frente Polisario se asoma a un momento crucial, es verdad. La viejas recetas están agotadas y los jóvenes no queremos seguir así, ya hemos cedido mucho. ¿Qué futuro nos espera, otros 40 años así? Nadie va soportarlo", explica un joven saharaui que prefiere no ser identificado.

REclaman un referéndum "No te niego que pueda haber gente que quiera tomar las armas, pero eso no es el parecer mayoritario. Seguimos queriendo el referéndum, queremos seguir luchando de forma pacífica para recuperar nuestra tierra, pero no queremos que nos sigan tomando el pelo. Hay que obligar a Marruecos", subraya.

Marruecos y el Polisario aceptaron en 1991 en acuerdo de alto el fuego a cambio de un plan de paz de la ONU que proponía la celebración de un referéndum de autodeterminación que a día de hoy no se ha celebrado.

En 2003, el entonces enviado de la ONU para el Sahara, James Baker, introdujo un cambio sustancial al proponer una amplia autonomía del Sahara Occidental dentro de Marruecos como fase previa a la celebración de la consulta.

La propuesta fue rechazada, en principio, por ambos contendientes pero meses después el Polisario decidió aceptarla mientras que a Marruecos le sirvió para cambiar su dinámica y ofrecer una amplia autonomía a cambio de olvidar el referéndum.

El congreso se celebra en un clima de tensión después de que España revelara semanas atrás una alerta yihadista en la zona, que ha sido negada tanto por la MINURSO como por Argelia, y que desató el enfado del Polisario.