BILBAO. La Audiencia de Bizkaia ha celebrado este martes la octava jornada del juicio por la muerte del aficionado del Athletic Iñigo Cabacas, herido de gravedad el 5 de abril de 2012 en una carga policial que realizó la Ertzaintza con motivo de los incidentes que se produjeron en Bilbao tras el partido contra el Schalke 04. El joven falleció cuatro días después en el Hospital de Basurto.

Seis ertzainas que participaron en el dispositivo policial con motivo del encuentro, tres mandos intermedios y tres agentes de base, están acusados por estos hechos. La acusación particular, que representa a la familia de la víctima, solicita para cada uno de ellos cuatro años de prisión por homicidio con imprudencia grave profesional, además de una inhabilitación de seis años. Por su parte, la Fiscalía y las defensas de los acusados solicitan la absolución.

En esta sesión, han prestado declaración como testigos dos agentes de la Ertzaintza que formaban parte de la furgoneta del oficial imputado en el caso, la F-12, así como otros seis agentes de otra furgoneta, la F-22, que también participaba en el operativo especial establecido por el partido de fútbol, que se encontraba estacionada en la Plaza Moyua y que fue requerida como apoyo porque había "incidentes" en la plaza de la Herriko.

Como testigo de la defensa, ha declarado el agente responsable de la furgoneta F-22, que recibió el aviso de que se estaban produciendo "incidentes" en la zona María Díaz de Haro y fueron requeridos como apoyo. A su llegada, ya había "unas cinco o seis" furgonetas aparcadas, y la suya estacionó "cruzada" en la carretera cortando el tráfico, "un poco más abajo" de la plazoleta y a la altura de las galerías ubicadas en la acera de enfrente.

"Nos bajamos, ordené ponerse el material antidisturbios y desplegué a los agentes a mi cargo para cubrir la zona de las galerías, que estaba llena de gente, en previsión de que hubiera lanzamiento de objetos", ha explicado, para asegurar que cuando llegaron "todo estaba controlado" en el callejón, donde "había gente pero no había incidentes" y "se oían disparos hacia Licenciado Poza".

Todos los agentes de la F-22 han declarado que acudieron a la zona de María Díaz de Haro "en apoyo en unos incidentes de orden público en la plaza", pero recibieron la orden del mando de la furgoneta de permanecer controlando la zona de las galerías en la acera contraria a la plazoleta, donde había gente congregada "muy irascible" y "alterada" y, aunque no vieron "a nadie disparar", sí oyeron detonaciones por Licenciado Poza.

La mayoría de los agentes de la F-22 han declarado que llevaban como uniforme el buzo azul y que no tuvieron ninguna actuación en la plaza donde Iñigo Cabacas recibió el impacto mortal, que "ya estaba controlada" cuando llegaron y con "suficientes agentes para manejar la situación". De esta forma, permanecieron frente a las galerías con la orden de controlar a las personas que allí se encontraban e ir "vaciando" la zona.

No obstante, dos agentes de la F-22 que formaban un binomio (un ertzaina con escopeta y otro con escudo) sí entraron en la plazoleta de María Díaz de Haro. Según ha declarado el escopetero de este binomio, cuando la zona estaba despejada y la gente ya se iba dispersando, vieron a compañeros entrando en el callejón y se sumaron los ertzainas que estaban bajo el mando del oficial de la F-12, con la orden de despejar la plaza para posibilitar el paso de las ambulancias.

En ese punto de su actuación, ha asegurado que Iñigo Cabacas "ya estaba en el suelo". "Según íbamos a entrar salió un chico que me dijo que teníamos que hacer algo porque había un chico que tenía la cabeza abierta, y le mandamos salir de allí porque ya íbamos a entrar nosotros", ha declarado, para añadir que, seguidamente, vio a una chica "en estado de bloqueo y a su pareja intentando sacarla de allí", y les dijo que tenían que salir.

Fueron avanzando con los compañeros hasta el final del callejón y pasaron el túnel que comunica con Licenciado Poza, sin tener "ninguna incidencia", pero, al llegar al fondo, "nada más girar hacia Licenciado Poza nos recibieron con objetos". "Yo llevaba escopeta, en un principio hice algún disparo de aviso y, una vez que estaban avanzando parapetándose con contenedores, opté por disparar una o dos pelotas al contenedor, mientras seguían lanzándonos objetos", ha testificado.

Tras insistir en que "el avance con contenedores era por la calle Licenciado Poza", ha afirmado que lo que ejecutó fueron "disparos defensivos, no ofensivos", y que, tras una carga con la que lograron dispersar a los atacantes hacia la calle Doctor Areilza, volvió a su furgoneta.

Por su parte, el conductor de la F-22 ha corroborado la declaración de sus compañeros de furgoneta y ha explicado que se colocó el material antidisturbios, cogió su escopeta, pero no el pelotero, y permaneció custodiando la furgoneta, que quedó "en oblicuo" cortando el tráfico. "No usé la escopeta para nada, y en cuanto vi que la situación quedaba más tranquila la guardé en la furgoneta", ha declarado, para afirmar que, "al llegar, había tensión en el ambiente y vidrios por el suelo en una proporción importante".

F-12

Por otro lado, uno de los agentes de la F-12, que esa noche tenía el puesto de conductor y asignada una escopeta que no utilizó, ha declarado que fueron avisados de una pelea en la plaza de María Díaz de Haro y de que las ambulancias no podían acceder a la zona. Cuando llegaron a la altura del callejón donde cayó herido Iñigo Cabacas "ya se escuchaban detonaciones", había ya "tres o cuatro furgonetas" y el oficial les ordenó permanecer dentro hasta que el 'Ugarteko' trasladó la orden de "entren con todo", después de que el oficial al mando le solicitara más recursos porque consideraba que los que tenía eran "insuficientes", ha relatado.

Fue entonces cuando bajaron del vehículo y él vio que "agentes de otras furgonetas salían por un costado, disparaban y volvían a parapetarse", aunque "no sabe" cuántos eran. Este ertzaina, que ha declarado que los agentes de su furgoneta no llevaban chamarra roja, ha dicho que se escuchaban "detonaciones al fondo" y les lanzaban "muchos objetos" desde el callejón "lleno de gente", que "impactaron en la furgoneta". Ha explicado que se quedó "custodiando" su furgoneta, y que "no oyó ninguna orden más", ni de su mando ni de los mandos de las otras furgonetas.

Tras testificar que "desconoce" si alguno de sus compañeros de la furgoneta usó la escopeta, ha explicado que, una vez recibida la orden de abandonar el lugar de "otro mando de paisano", a un compañero se le disparó la escopeta dentro de la furgoneta.

El otro ertzaina de la F-12, que también portaba escopeta, ha relatado que cuando llegaron fueron recibidos con el lanzamiento de botellas, y oyó "detonaciones" provenientes de Licenciado Poza. El oficial al mando les ordenó salir "por la puerta de la furgoneta contraria al callejón, y formar una línea avanzado hasta el callejón", pero "no teníamos orden de cargar".

Según ha explicado, estando en su puesto en formación en línea se preocupó "de su binomio y del binomio de al lado" y de "cumplir las órdenes", y no entró en la plazoleta, pero sí vio al fondo del callejón a ertzainas "corriendo detrás de personas".