PAMPLONA - Son víctimas de la extrema derecha y de abusos policiales, víctimas a las que apenas se menciona en el material didáctico elaborado por el Gobierno español y el Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo con destino a estudiantes de la ESO. Ane Muguruza es hija de Josu Muguruza; Iñaki Arana es hijo de Liborio Arana, una de las cuatro víctimas del atentado contra el bar Aldana; e Inés Núñez de la Parte es hija de Francisco Javier Núñez, víctima de abusos policiales.

Josu Muguruza, periodista de Egin y diputado electo de Herri Batasuna, fue asesinado en Madrid el 10 de noviembre de 1989 en un atentado de la extrema derecha. Fueron detenidos acusados de ser los autores materiales del asesinato Ángel Duce y Ricardo Sáenz de Ynestrillas. El primero fue condenado en 1993 a 99 años de prisión, mientras que el segundo fue absuelto por falta de pruebas. Duce obtuvo el tercer grado apenas unos años más tarde y murió en un accidente de circulación mientras disfrutaba de un permiso.

A juicio de Ane Muguruza, en el material elaborado por el Gobierno español se vuelve a categorizar a las víctimas. “Hablan de las víctimas de ETA y luego comentan solo de pasada al GAL. De este modo estás señalando que las víctimas de ETA son víctimas de primera y las del GAL de segunda, tercera o cuarta”, afirma.

La hija de Josu Muguruza considera que el Estado español tiene aún tareas pendientes con las víctimas. “Está claro que el Estado aún no ha hecho un reconocimiento público de la guerra sucia. Dentro de su lógica se entiende que no aparezca eso, pero volvemos a señalar que el Estado debe reconocer que hubo guerra sucia, que hubo torturas. Porque no es solo que no aparezcan las víctimas del GAL, tampoco se habla de las torturas cuando hay un informe donde se recogen miles de casos”, señala.

Lo más grave para Ane es a quién va dirigido el material. “Se está intentando diluir la responsabilidad del Estado. Y estamos hablando de un material para chavales y chavalas jóvenes”, apostilla.

Los olvidados Iñaki Arana es hijo de Liborio Arana, asesinado en el atentado contra el bar Aldana de Alonsotegi el 20 de enero de 1980. Junto a Liborio, fallecieron el matrimonio formado por Pacífico Fika y María Paz Armiño, y Manuel Santacoloma. Días después, la acción fue reivindicada por los denominados Grupos Armados Españoles (GAE), aunque todos los indicios apuntaban a que detrás del hecho se encontraban policías españoles.

A Arana no le extraña nada el hecho de que en el material elaborado por el Gobierno español y el Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo no se mencione a los GAE y solo de pasada a los GAL y a la Triple A. “Es normal que se pase por encima del atentado de Alonsotegi. Somos los auténticos olvidados. Durante muchos años desde el Gobierno español no se quiso saber nada del atentado. Nadie tuvo interés de investigar a fondo quiénes fueron los verdaderos autores”, señala.

La queja de Arana no se centra solo en el Ejecutivo español -sea del color que sea- sino que dice que en Euskadi también el atentado se cubrió de un manto de olvido: “Tuvieron que pasar muchos años para tener un reconocimiento”.

conocimiento importante Inés Núñez de la Parte es hija de Francisco Javier Núñez, víctima de abusos policiales en 1977. Inés tiene claro que “la historia es una ciencia, que estudia con objetividad los sucesos del pasado y los narra cronológicamente. Narrar solo unos sucesos y omitir otros relevantes conectados con los anteriores es hacer una novela de ficción, engañando a los estudiantes y privándoles deliberadamente de un conocimiento importante y necesario para que puedan ejercitar su pensamiento crítico”. Inés es consciente de que ETA acapara el grueso de atentados, pero señala que hay más. “Los asesinatos de ETA deben tener el protagonismo, pero el asesinato de personas a manos de cuerpos policiales es también un suceso histórico muy grave, con trascendencia no solo para las víctimas y sus familias, sino para toda la sociedad española, importante para la comprensión de la historia, y ocultarlo es una mezquindad que viene tolerándose desde hace demasiado tiempo”, afirma.

Por eso, reivindica la memoria de su padre. “A quien crea que el asesinato de personas como mi padre no es digno de recuerdo es que, o bien le faltan luces, o bien carece de ética”, apostilla. - D.N.