pamplona - Había cierta expectación por ver qué podía pasar con la presidenta del Parlamento, Ainhoa Aznárez. La de ayer fue la primera sesión plenaria tras la turbulenta Mesa y Junta de Portavoces del martes que terminó con UPN, PSN, PP y Orain Bai amenazando con no reconocer a Aznárez como presidenta e insinuando que la sesión de ayer podría ser incluso ilegal, al considerar que la presidenta estaría usurpando unas funciones de las que habría sido despojada en el momento en el que Carlos Couso, de Orain Bai, decidió remitir a la Mesa el escrito de expulsión de los parlamentarios (Mikel Buil, Tere Sáez y la propia Aznárez) del grupo parlamentario Podemos-Orain Bai.

A primera hora de ayer, no era descartable que alguna formación, especialmente UPN -el partido que más insistió con que el pleno podía ser anulado-, llevase acabo algún tipo de performance o circo parlamentario en el que se exteriorizase para las cámaras su no reconocimiento de la institución si Aznárez seguía ocupando el sillón de presidenta. Algo a lo que Javier Esparza dio alas en los canutazos previos al inicio del pleno al aseverar que “la presidenta ya no es la presidenta” y que “los acuerdos que se tomen desde el punto de vista legislativo podrían ser nulos”, algo que no descartó plantear al inicio del pleno. “Bueno, vamos a hablar ahora y vamos a ver qué opinan otras formaciones políticas”, meditó. Tras Esparza, Rubén Velasco, de Orain Bai, ya se refería a Aznárez como “expresidenta”. María Chivite, del PSN, insistía que lo único que había que hacer con el escrito de Orain Bai es aceptarlo.

salvoconducto jurídico El comienzo no tenía buena pinta, pero al final no ocurrió nada. La sesión arrancó con total normalidad y nadie protestó, ni montó ningún número. Eso sí, Aznárez, apenas abrir el orden del día, abandonó su escaño y desapareció durante más de una hora y media, en la que estuvo al frente Unai Hualde, vicepresidente de la Cámara. Aznárez sólo volvió cuando el pleno estaba muy avanzado y el suflé de los canutazos ya había bajado.

Probablemente, lo que no sabían ni Esparza ni Velasco a primera hora era que Aznárez ya contaba con un salvoconducto jurídico no sólo para la sesión de ayer, sino para el resto de días hasta que la decisión sobre su futuro se aclare. Una nota-informe de los servicios jurídicos de la Cámara, firmada por el letrado mayor en funciones, Manuel Pulido, el 10 de enero, dispone que la Mesa ha supeditado a conocer el informe jurídico sobre la expulsión que encargó el día 8 la toma de cualquier decisión, por lo que hasta entonces “la Presidencia de la Cámara no se ve afectada en el ejercicio de su cargo. En tal sentido puede y debe ejercer las funciones inherentes a su cargo”, se especifica.

No es un documento menor, teniendo en cuenta que el pasado día 8 se encargó un exhaustivo informe jurídico y otro a la intervención económica que no estará listo para este lunes y que “no se puede recurrir”, como precisó Adolfo Araiz (EH Bildu) en respuesta a Esparza y su anuncio. Hasta que no se conozca el detalle de ambos documentos, Aznárez podrá seguir siendo presidenta con todas las garantías jurídicas. Y hasta entonces podrían pasar muchos días.