Pamplona - Miguel Sanz Sesma pasó ayer casi once horas en el Parlamento de Navarra. Y en todo ese tiempo, después de decenas de preguntas, fue incapaz de justificar de forma convincente el final de Caja Navarra, liquidada como entidad financiera a precio de saldo. Tampoco ofreció una explicación razonable al cobro de dietas; en realidad, vino a admitir que se crearon órganos sin cometidos relevantes solo para seguir completando sus salarios. Y, finalmente, esquivó aquellas operaciones más oscuras, como la compra de terrenos a constructores o incluso la entrada de Cajasol en Banca Cívica. Decidir sobre esas cuestiones -aseguró- no era su cometido. “Y el Banco de España nos dijo que era solvente”.

No fue una sesión cómoda para quien fue presidente de Caja Navarra entre 1996 y 2010, cuando decidió apartarse y reservarse un espacio en segunda fila bien remunerado. Y no lo fue porque, desde que hace ya nueve meses arrancó la comisión, se han ido conociendo nuevos datos entre los miles de documentos que manejan los parlamentarios. Se ha sabido, por ejemplo, que Cajasol era una entidad prácticamente quebrada; han ido apareciendo los detalles de operaciones de compra y venta de terrenos con nombres y apellidos; se ha confirmado que solo en una empresa (Oesia) se perdieron más de 93 millones. Y por supuesto se ha constado -en realidad era algo sabido desde que DIARIO DE NOTICIAS lo denunció- que el cobro de dietas de los altos cargos de UPN no tenía justificación ni asidero legal.

Y Sanz, quizá más nervioso de lo que podía esperarse, apenas pudo hacer otra cosa que agarrarse a un guion que sigue sin explicar por qué se diluyó una entidad financiera localizada en uno de los territorios con mayor renta por persona y menor tasa de paro. Por qué Caja Navarra no fue capaz de sostenerse a pie quieto en mitad del temporal, como sí hicieron, por ejemplo, Unicaja, Ibercaja y Kutxabank, que o bien mantienen su nombre en el banco o han protagonizado fusiones y adquisiciones elegidas.

Dos ideas de fondo manejó Miguel Sanz durante toda su intervención: no ha habido nada ilegal -al menos hasta el momento los tribunales no han encontrado conductas punibles- y a los navarros no les ha ido tan mal, para lo que recurrió a un estribillo ya conocido. “Los preferentistas han duplicado su inversión, los depositantes no han estado en ningún momento en riesgo y los ciudadanos y las empresas cuentan ahora con una entidad, que es la que mayor negocio tiene en España, y que se encuentra internacionalizada”.

Durante las casi 11 horas hubo tiempo incluso para hacer historia. Sanz recordó así una de sus intervenciones en la Confederación de Cajas de Ahorros (Ceca), donde ya en 2010 recordó que “las cajas lo seguirían siendo mientras dispusieran de la capitalización” suficiente. Calificó el debate sobre la desaparición de la entidad como “claramente interesado” -tardó apenas 50 segundos en cita a la “izquierda abertzale radical”- y recordó en varias ocasiones que ni en Navarra ni en la caja “ha habido caso de corrupción alguno. Incluso el crédito para comprar mi vivienda lo pedí con Caja Rural”, dijo el presidente del Gobierno, quien lanzó un guiño al grupo socialista, tan complaciente como UPN al valorar sus años en Caja Navarra. “Los Gobiernos de UPN y PSN fueron una historia de éxito”, dijo.

Sanz no explicó, por ejemplo, quién le puso en contacto con Enrique Goñi a finales de los años 90. Ni cómo dos años al frente de la corporación industrial bastaron que alguien sin experiencia en el sector se hiciera merecedor de la dirección de un banco. Y aseguró que volvería a tomar las mismas decisiones. Y, como quiera que el asunto todavía sigue vivo en los tribunales, quiso deja claro un extremo: “Nada de lo que yo he conocido está unido a una gestión negligente ni una administración desleal”.

La primera operación con Cajasol. La venta cruzada de Oesia Networks y Guascor entre Caja Navarra y Cajasol supuso la mayor pérdida de la historia para Caja Navarra por una inversión empresarial. Sanz se agarró a un párrafo de un informe del Banco de España ya citado por Asiáin, ocultando que la pérdida de 93 millones se traspasó a Banca Cívica.

“No era mi labor”. En el año 2009, mientras vendía la sede y sus mejores oficinas a algunos clientes escogidos, Caja Navarra adquiría terrenos a constructores y promotores asfixiados. Entre ellos, los de Zizur por 9,4 millones a MRA, donde estaba Luis Zarraluqui (UPN). “No he venido para analizar todas las operaciones que se han hecho en Caja Navarra”.

Arruinada pero solvente. Sanz descargó en el Banco de España la responsabilidad acerca del verdadero estado de Cajasol, a la que el regulador veía quebrada. El expresidente del Gobierno aseguró que el supervisor, pese a advertir la elevada morosidad de la entidad andaluza, explicó a los directivos de Caja Navarra que la consideraba una entidad solvente.