pamplona - Quim Torra y Felipe VI se pasaron la primera jornada del Mobile World Congress en Barcelona jugando al gato y al ratón. Ni el rey español visitó el estand de Catalunya pese a que lo tenía enfrente, a unos diez metros, ni el president de la Generalitat quiso hacerse la foto con el monarca en el pabellón de España, con la bandera rojigualda y la europea, pese a que el jefe del Govern había acompañado previamente a Felipe de Borbón, a Pedro Sánchez, y a ministros del Gobierno español y miembros del Ejecutivo catalán, durante el paseíllo de autoridades.

Torra esquivó ese momento como pudo justo cuando la comitiva -con el rey, el presidente, ministros, consellers, la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, y la regidora de L’Hospitalet Nuria Marín, además de una nube de agentes de seguridad, protocolo y periodistas- se acercaba al pabellón.

Desde la Generalitat se explicó que esta circunstancia estaba pactada de antemano con Moncloa y Casa Real, mientras que desde el Gobierno socialista aseguraron que no habían sido avisados de que el president y miembros de su gabinete -entre ellos, el conseller de Políticas Digitales, Jordi Puigneró, así como el vicepresident Pere Aragonès y la consellera Elsa Artadi- iban a abandonar la comitiva para evitar llegar al espacio propio de España. Además, desde el Govern se afirmó que Torra ya había avisado de que tenía una “reunión con empresarios” justo a esa hora para buscar inversiones, algo que habría comunicado a Zarzuela la pasada semana.

Por su parte, el Ejecutivo catalán acusó a Felipe VI y al Gobierno de Sánchez de esquivar el estand de Catalunya, donde tenía previsto recibirles al director general de Smart Catalonia, Dani Marco. Fuentes de Casa Real, sin embargo, negaron ningún plantón al Govern y reseñaron que la visita “dependía” de que hubiera una autoridad en el espacio de Catalunya, y que al momento de pasar no había ninguna. Con anterioridad, todos asistieron a una charla informativa del impulsor del Mobile, John Hoffman. Allí, el president saludó al monarca en la sala, de forma breve y sin cruzarse comentario alguno, pero sin salir a recibirle. Después, las autoridades se desplazaron en un minibús a uno de los pabellones para comenzar un recorrido por varias instalaciones, entre ellas Telefónica y Vodafone. El rey saludó a un robot y a posteriori se fue directo al pabellón de España, que está justo frente al de Catalunya.

Tras la cita con empresarios, Torra sí acudió al estand de Catalunya en un acto en el que tuvo de nuevo un recuerdo por el president en el exilio Carles Puigdemont y por los “todos los exiliados y presos que no pueden estar hoy con nosotros”. El Jefe del Govern evitó responder a las preguntas de los periodistas. Toda una política de gestos entre las diferentes instituciones que dejó en un segundo plano el importante anuncio de la tecnología 5G aplicada a las ambulancias de la Generalitat.

La polémica se arrastra de la noche del domingo en una cena de bienvenida que contó con la presencia del rey, Torra, Colau y ministros como Pedro Duque, Meritxell Batet y Nadia Calviño. El president y la alcaldesa de Barcelona no tomaron parte en el besamanos que encabezó el monarca, aunque lo saludaron después de la recepción y compartieron mesa con él y el resto de autoridades. Lo que no gustó en el mundo independentista fue el discurso del rey, replicándole desde ERC que el Estado español “es una democracia vacía que tiene presos políticos”, en alusión a los dirigentes independentistas juzgados. Lo dijo la portavoz republicana Marta Vilalta después de que Felipe VI defendiera que la Constitución ha hecho de “España una democracia plena”. Para ERC, Felipe VI “abdicó de ser rey de los ciudadanos de Catalunya” en su discurso del 3 de octubre de 2017, cuando se mostró crítico con los planes soberanistas del Govern y que, según la formación de Oriol Junqueras, supuso un aval a las cargas policiales de la jornada del referéndum del 1-O.

Mientras, desde Moncloa, el ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, rechazó los “gestos chirriantes” que cree que Torra y Colau tuvieron con el rey. El socialista destacó que le “parece muy mal” lo que han hecho y les avisó de que “para ser respetado hay que respetar” y de que “cada uno tiene que estar a la altura de la institución que representa. Cuando uno es alcaldesa de Barcelona no lo es por el partido ni para el partido, ni por la independencia, el autogobierno o la descentralización o la recentralización, sino que lo es en nombre de todos”, argumentó. A su vez, Batet abogó por el “diálogo o diálogo” como solución al conflicto catalán pero negando el referéndum porque “ahonda la fractura”.