Pamplona - Fue una visita fugaz. Apenas cuarenta minutos para hacer acto de presencia, saludar a los simpatizantes y llamar a la movilización electoral el próximo 26 de mayo. Pero sobre todo para pedir a quienes votaron al PSOE el pasado 28 de abril, que lo vuelvan a hacer ahora con el PSN. “No dejemos la faena a medio hacer”, proclamó entre aplausos Pedro Sánchez, que no quiso avanzar posibles alianzas postelectorales en un territorio donde los pactos serán imprescindibles y el PSN viene de una larga tradición de acuerdos con la derecha.

Lo hizo en la plaza del Vínculo de Pamplona. Un acto breve pero directo, a medio camino entre San Sebastián y Logroño, donde el presidente del Gobierno central comenzó y terminó ayer su jornada electoral. Hubo críticas para las derechas en sus distintas versiones, tanto a las que confrontan en Madrid “como si estuvieran en el programa de televisión Supervivientes”, como a las que se han unido en Navarra. También para el Gobierno foral, a quien acusó de estar “paralizado por la tenaza del nacionalismo”. Y un apoyo claro e incondicional a sus dos candidatas. “Tenemos que volver a votar por el futuro para que Navarra avance y María Chivite sea presidenta y Maite Esporrín alcaldesa de Pamplona”, reclamó.

No profundizó mucho más Pedro Sánchez, apretado por la agenda, y porque a estas alturas a los socialistas les interesa la ambigüedad. Los 95.000 votos logrados en abril son un botín sugerente que ha elevado las expectativas electorales de los socialistas navarros. Que si bien son conscientes de que buena parte ha sido voto prestado, confían en superar a Uxue Barkos y volver a ser segunda fuerza electoral. Y ese es un escenario que puede abrir las puertas del Palacio de Navarra al “gobierno socialista” que ayer reivindicó María Chivite.

Pero para eso hará falta llevar a votar a quienes de modo excepcional lo hicieron el 28 de abril, y mantener en la sigla a quienes llegaron a última hora. Es lo que ayer buscó Sánchez, presidente del Gobierno y figura estelar del PSOE, con un mensaje que deja al PSN como “el único que defiende la foralidad y la identidad de Navarra”, y el único “comprometido” con los problemas de los ciudadanos. Si votasteis al PSOE en abril, volvedlo a hace ahora, vino a decir de forma similar a como lo viene haciendo en el resto de territorios.

En clave nacional Fue un discurso centrado en clave nacional. Con referencias a las tres derechas que se disputan el liderazgo en las elecciones municipales y autonómicas, y con menciones al voto útil como herramienta para frenar la influencia de la ultraderecha, con quien, dijo, “no se puede pactar. Pero las derechas ya están diciendo que pactarán allí donde les den los votos”, advirtió.

Sánchez hizo además una mención expresa a los tres socios de Navarra Suma. “Al PP le exijo limpieza, basta de corrupción; a UPN, justicia social, basta de exclusión y de desigualdad, y a Ciudadanos, foralidad y convivencia”, apuntó Sánchez, que aseguró que el PSOE es “el partido que garantiza la foralidad, la convivencia, la justicia social y la limpieza”.

Del mismo modo, cuestionó la actuación del Gobierno de Navarra estos últimos cuatro años, y defendió la necesidad de que haya gobiernos autonómicos y municipales que sean del mismo color que el Gobierno central. “Necesitamos gobiernos autonómicos comprometidos con políticas sociales, no con entelequias. Para que el avance sea efectivo y contundente hay que votar también el 26 de mayo”, reclamó Sánchez, que garantizó que si en Navarra gobierna el PSN, tendrá en Madrid “un Gobierno empático y aliado con la causa de los navarros”.

No hubo tiempo para mucho más. Unos cuantos saludos y abrazos antes de volverse a montar en el coche junto al navarro Santos Cerdán, mano derecha en la dirección del PSOE, hacia la próxima estación electoral. Defenestrado hace poco más de dos años, hoy todos quieren Sánchez. El principal activo del PSOE.