pamplona - Con la salida de Franco de Cuelgamuros se abre una incógnita: qué hacer con el mausoleo franquista y con los monjes benedictinos que se han erigido públicamente en defensores de la memoria del dictador. La idea del Gobierno es resignificar el lugar y sacar a los monjes, una veintena, del Valle.

En noviembre de 2011, hace ocho años, el gobierno encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero encargó un informe a un grupo de expertos sobre lo que se debía hacer con el Valle de los Caídos. Las conclusiones fueron que debía hacerse una relectura del espacio y resignificarlo para convertirlo en un memorial de las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura franquista. Por el momento, el Ejecutivo en funciones no tomará ninguna medida más allá de la salida del dictador. Pero confían en que un futuro Ejecutivo constituido tras las elecciones se centre en exhumar a víctimas enterradas contra su voluntad en Cuelgamuros y trabajar en la resignificación del monumento.

El futuro de Cuelgamuros no se decidirá a corto plazo, pero entre las líneas que el Gobierno tiene definidas está, por ejemplo, la reubicación de los restos de Primo de Rivera. El fundador de la Falange sí fue un caído en la contienda, por lo que tiene derecho a permanecer en el Valle. Por eso se plantea la posibilidad de que sea reinhumado en una capilla lateral, o en todo caso en una zona no tan preeminente como la actual.

El Gobierno no se plantea la desacralización de la basílica de Cuelgamuros ni el desmontaje de la inmensa cruz, pero sí, y más después de la actitud obstruccionista demostrada tanto por el prior, Santiago Cantera, como por el conjunto de la comunidad benedictina, su presencia en la abadía. Para ello es preciso replantear a fondo el régimen jurídico de todo el conjunto del Valle, lo que comporta una negociación con la Iglesia. La intención del Ejecutivo no es instar directamente a la comunidad benedictina a abandonar el Valle, sino esperar a que sea Roma la que dé un paso en ese sentido,

El Gobierno baraja para el mausoleo, al menos, dos vías. La primera, que Patrimonio Nacional se ocupe directamente del lugar. La segunda, modificar los estatutos de la Fundación del Valle y que un patronato público asuma la gestión, de modo que la presencia de los monjes, que según los deseos del dictador, debían “mantener el culto en todo su esplendor”, sería innecesaria.

En cuanto al templo, no está sobre la mesa su desacralización, sino mantener la basílica como lugar de culto, pero bajo la tutela de la Archidiócesis de Madrid, a la que pertenece territorialmente. El máximo responsable de la gestión del culto en Cuelgamuros sería el cardenal Carlos Osoro, con quien el Gobierno tiene un diálogo fluido y que ha sido objeto de ataques de grupos ultraderechistas en los últimos días. - D.N.

El negro futuro del prior

Expulsión. Al prior falangista Santiago Cantera -que ha provocado un conflicto en las relaciones Iglesia-Estado y entre el Gobierno y la Santa Sede- es probable que su actitud le pase factura. No se descarta que en breve abandone el Valle y no se descarta que el Vaticano, a través de la Congregación para la Vida Religiosa, le abra un expediente canónico. Su actitud beligerante podría llevar aparejadas penas canónicas, como la pérdida de sus oficios eclesiásticos y, por lo tanto, la imposibilidad de que pueda volver a ser elegido prior o abad. En un caso extremo, incluso, la expulsión de la orden.