- Un tribunal de apelación de Estados Unidos dictaminó ayer que la Fiscalía del sur de Nueva York puede exigir al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, su declaración de impuestos. Esta cuestión ha mantenido durante el último año un constante pulso entre el fiscal de Manhattan, Cyrus Vance, y el presidente. El fallo, acordado unánimemente por un tribunal constituido por tres magistrados, rechazó los argumentos aportados por Trump, que defendía el bloqueo de la petición de sus declaraciones porque es demasiado amplia y equivale a un “acoso” político por parte de Vance, militante del Partido Demócrata.

La nueva sentencia, que ignora los argumentos del mandatario, dejan a Trump contra la espada y la pared en su empeño por no rendir cuentas. Además, todo ello en mitad de la polémica por sus tretas para evitar pagar impuestos sobre ganancias, tal y como sacó a la luz el diario TheNew York Times la semana pasada.

Aunque esta decisión supone un nuevo revés para el presidente en su lucha por que sus documentos fiscales permanezcan lo más opacos posible, no significa que tenga que entregar de inmediato la documentación solicitada, sino que recurrirá al Tribunal Supremo con la esperanza de evitar el envío de las declaraciones de sus impuestos, anunció su abogado Jay Sekulow.

Aun así, el tribunal aseguró que han “considerado todas las alegaciones de apelación que faltaban del presidente” sin encontrar “ninguna base para revocar” la orden de que entregue dichos documentos como ya había ordenado un juez. En este sentido, el dictamen asegura que las “alegaciones del presidente sobre la mala fe del fiscal no suponen una inferencia plausible de que la citación fue solicitada por un intento de acoso”.

El fiscal del distrito de Manhattan ha solicitado al presidente sus declaraciones de impuestos en los últimos ocho años y otros documentos como parte de su investigación sobre los pagos secretos de dinero de la campaña electoral a la actriz porno Stormy Daniels, supuestamente para comprar su silencio tras una supuesta relación sexual con Trump. El fiscal investiga si estos desembolsos ocurrieron y, en caso afirmativo, si infringieron la legislación del estado de Nueva York.

Además, Vance está estudiando si Trump cometió otros posibles delitos, incluidos el fraude bancario y de seguros, según sugirió recientemente en documentos judiciales.

Mientras se suceden las presiones externas para destapar las polémicas de Trump, su contagio por coronavirus y el posterior manejo de la situación, agarrándose al escepticismo de sus efectos para hacer campaña, siguen debilitando su campaña internamente. A todo ello hay que sumarle los contagios de su entorno que van confirmándose día a día y que no ayudan a justificar su más que dudoso respeto a la cuarentena. Uno de los últimos en dar positivo ha sido su asesor en política migratoria Stephen Miller. La mano derecha de Trump en cuestiones como el muro de México o el mínimo histórico de refugiados que podrá acoger el país contó que “durante los últimos cinco días” ha estado “trabajando de forma remota” y “aislado, dando negativo todos los días hasta ayer”.

Miller formó parte de la comitiva del presidente estadounidense durante un mitin celebrado hace una semanas en Minesota, del cual regresó presentando síntomas una de las principales asistentes de Trump, Hope Hicks, quien horas más tarde acabó confirmando que había dado positivo.

En aquel viaje, Miller regresó a Washington en el avión presidencial junto a otras personas de confianza de Trump, como Jared Kushner, Dan Scavino y Nicholas Luna, habiendo dado positivo también este último. Otros positivos dentro de la Administración Trump son la portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany; y sus dos ayudantes, las secretarias Karoline Leavitt y Chad Gilmartin. McEnany reconoció en una entrevista para la cadena Fox News que “obviamente hay un brote en la Casa Blanca”, donde ya hay más de una treintena de contagios.

El candidato demócrata para los comicios presidenciales del próximo 3 de noviembre en Estados Unidos sugirió cancelar el segundo debate electoral, previsto para el día 15, si su rival republicano no ha superado la enfermedad. El equipo de Trump insiste en asistir si se encuentra “bien de salud”.