- El relevo de Javier Enériz como Defensor del Pueblo va camino de convertirse en un culebrón. Fue elegido en 2007 y terminó su mandato en 2013, y desde entonces lleva como interino y sin relevo a la vista. De cuando en cuando, los grupos parlamentarios -encargados de decidir quién es Defensor del Pueblo- manifiestan la necesidad de designar a otra persona al frente -el propio Enériz ha asegurado en más de una ocasión que ya se encuentra cansado de esta situación-, pero a la hora de la verdad nunca se ponen de acuerdo. ¿El problema? Que la elección del Defensor del Pueblo precisa de mayoría cualificada, al menos de 30 de los 50 escaños del Parlamento. Y hasta ahora eso ha sido un impedimento. Ya hubo un amago durante la legislatura pasada, pero no llegó a concretarse. Y ahora el problema es el mismo: hay coincidencia en que la situación es insostenible, pero nadie pone un nombre encima de la mesa.

Javier Esparza (Navarra Suma) resumió en pocas palabras cómo está la situación: "No hay nada nuevo". El socialista Ramón Alzórriz, por su parte, coincidió en que los partidos se deben poner de acuerdo porque la interinidad no es buena. Desde Geroa Bai, Uxue Barkos hizo autocrítica por no haber podido resolver el asunto en tres legislaturas y considera que es una "obligación" cambiarlo. Bakartxo Ruiz (EH Bildu) dijo que los soberanistas tienen "la mano tendida para llegar a acuerdos y que otra persona pueda desempeñar esa función". Mikel Buil, de Podemos, señaló la mayoría progresista de 30 escaños como una oportunidad; y Marisa de Simón (I-E) reconoció que democráticamente no es aceptable la situación.