- Apura sus últimos días un verano atípico marcado una vez más por las restricciones que impone la pandemia. La normalidad no acaba de llegar pese al exitoso proceso de vacunación, y algunos sectores empiezan a mostrar su malestar por una situación anómala que no acaba de encontrar el final del túnel. Se agota la paciencia, y el Gobierno de Navarra lo percibe. Los mensajes optimistas repetidos las últimas semanas y la perspectiva del fin del toque de queda avanzado esta semana por la presidenta María Chivite dan muestra de ello.

Urge cambiar el rumbo de la legislatura antes de que sea demasiado tarde, y la perspectiva del otoño ofrece el marco ideal. Con la situación sanitaria en línea de mejora, la recuperación económica va a marcar a partir de ahora el debate público. Los buenos datos de recaudación que se han conocido esta semana han mejorado las expectativas, lo que unido a una paulatina normalización de la actividad social y el impulso que puedan aportar los fondos europeos, dejan argumentos para el optimismo en el Gobierno de Navarra, que confía en que sus buenas relaciones con La Moncloa le faciliten el tramo final de la legislatura. Y para eso los próximos meses van a ser determinantes.

El Ejecutivo foral tiene pendiente cerrar importantes acuerdos con el Gobierno de Madrid. El más urgente de todos es la actualización del Convenio Económico, que fija cuánto debe aportar Navarra al Estado por las competencias no transferidas. El acuerdo lleva dos años prorrogado, y urge adaptarlo a la nueva realidad presupuestaria, más incierta y dependiente de la deuda. Según ha avanzado la consejera de Hacienda, podría concretarse este mismo mes de septiembre, lo que despejará una de las incógnitas pendientes en las cuentas públicas.

No se esperan grandes cambios respecto a lo que Navarra ha venido abonando a las arcas generales los últimos siete años -el acuerdo de la pasada legislatura dejo un marco favorable para la Hacienda Foral- pero cualquier modificación, para bien o para mal, condicionará el margen presupuestario en los dos años que restan de legislatura.

Algo similar ocurre con los fondos europeos. Pese a las múltiples promesas y presentaciones, y salvo algún reparto ya cerrado con los ministerios que tienen la tramitación más avanzada, las grandes cifras siguen pendientes de concreción. Las expectativas son altas y, según trasladan desde el Palacio de Navarra, se van a ver cumplidas en gran medida. Los presupuestos del próximo año deben incluir ya buena parte de la inversión prevista, que dará un impulso importante a muchos departamentos del Gobierno de Navarra. Así que se esperan novedades importantes para las próximas semanas.

Son muchos los proyectos pendientes de financiación europea que se podrán acometer en el tramo final de la legislatura gracias a los fondos europeos, a los que el Gobierno tratará de sacar la máxima rentabilidad. Hay uno sin embargo que absorbe ya todos los focos: el PERTE del sector del automóvil que debe acelerar la transición hacia el coche eléctrico, y que desde Landaben se sigue con especial atención.

La falta de concreción en un asunto clave para el futuro de Volkswagen ha generado tensiones entre el PSN y algunos agentes sociales que el Ejecutivo foral confía en cerrar por la vía de los hechos. Una cuestión que tampoco se puede demorar mucho más, y en la que el Gobierno de España, que se ha reservado el reparto de las ayudas, tiene mucho que decir.

El asunto va más allá de su importancia económica, y tiene también gran relevancia política. Son muchas las comunidades interesadas en recibir la inversión vinculada a la fabricación del coche eléctrico y de sus componentes, y no hay para todos. Lo sabe la derecha, que más allá de sus reiteradas críticas a los acuerdos con EH Bildu, va a centrar ahí su oposición. Y lo asume el Gobierno de Chivite, que confía en que el resultado final sea lo suficientemente clarificador para evitar las suspicacias, ciertamente interesadas, generadas los dos últimos meses.

Paralelamente además el Gobierno debe solventar la trasferencias de algunas competencias pendientes. La más importante es Tráfico, anunciada desde 2018, y que el Ejecutivo foral prevé hacer efectiva para enero. Pero también el Ingreso Mínimo Vital, que actualmente se complementa con la Renta Garantizada, y que de momento sigue sin acuerdo.

No es una cuestión menor. La transferencia de Tráfico es un paso fundamental para el autogobierno tras años de una pulsión centralista en el Estado. Y es una demanda de los socios que sostienen al Gobierno foral, que también van a reclamar al PSN firmeza en sus relaciones con el PSOE.

No habrá sin embargo mayores tensiones internas entre las fuerzas que sostienen al Ejecutivo de Chivite, más allá de las previsibles en un escenario de estabilidad política en el que poco a poco irá ganando peso la perspectiva electoral, todavía lejana, de 2023. Y que se dejará sentir en el debate presupuestario de los próximos tres meses. Negociaciones que se van a solapar en Navarra y en Madrid, con prácticamente los mismos agentes implicados en el Parlamento foral y en el Congreso, y que garantizarán la estabilidad política hasta el final de la legislatura. El congreso que el PSOE celebrará en Valencia a mediados de octubre será especialmente relevante en ese sentido.

Todo en cualquier caso deberá quedar reflejado en los Presupuestos del Estado, donde más allá de las buenas palabras se tendrá que concretar el marco económico-presupuestario para 2022. De los fondos europeos al Convenio Económico, pasando por inversiones pendientes como el TAV o la segunda fase del Canal de Navarra.

Será de facto el último ejercicio hábil a efectos políticos antes del nuevo ciclo electoral -municipales, autonómicas y generales- previsto para 2023. Y que será clave para el Gobierno de Chivite, que tras dos años monopolizados por la pandemia, necesita ofrecer resultados concretos con los que afrontar una reelección que el PSN confía en dejar bien encarrilada este otoño gracias a sus buenas relaciones con Madrid.

La falta de concreción del PERTE del coche eléctrico ha encendido algunas alarmas que el PSN considera interesadas

El marco presupuestario de 2022 es clave para que Gobierno foral pueda exhibir su gestión antes del ciclo electoral de 2023