Iñigo Aduriz (Donostia-San Sebastián, 1985) conoce muy de cerca el percal de la política en el Congreso de los Diputados como redactor parlamentario. Así que el 6 de diciembre le tocó trabajar y asistir a la ceremonia del aniversario de la Constitución. Para este periodista guipuzcoano “este tipo de actos cada vez tienen menor asistencia y evidencian que la Constitución va perdiendo seguidores, adeptos o dirigentes políticos que la respaldan”.

Aduriz observa que la antigua prevalencia del bipartidismo, “claramente favorable a la Constitución y a no tocarla, excepto como hicieron con el 135”, ha dado paso a una mayor pluralidad en el Congreso, “perjudicando a ese bloque que conformaban PP y PSOE de apuesta total por la vigencia de la Constitución”. Ahora, destaca, Unidas Podemos, que forma parte del Gobierno, “exige” la reforma. A ello se une la reivindicación de fuerzas nacionalistas o independentistas, “que también han ido cogiendo fuerza en los últimos años”, y en dirección opuesta el discurso de Vox respecto a la Constitución, que Aduriz califica de “un poco ambiguo”, ya que “oficialmente dicen que la defienden, pero en la práctica la cuestionan”, explica.

Iñigo Aduriz entiende que “el consenso en el 78” vino de que “se necesitaba una Constitución sí o sí”, pero que “de partida”, no había consensos entre formaciones antagonistas”, en un contexto de “polarización muy fuerte, con el terrorismo, tanto de ETA como de grupos paramilitares que actuaban en las calles”.

Cuarenta y tres años después, según Aduriz, tanto el PSOE, “abierto a una reforma constitucional”, como el PP, dicen que “no hay ese consenso”, porque “no hay una derecha dispuesta a abrir la Constitución”, al considerarlo “un ataque al propio Estado”, “sobre todo tras la llegada de Casado”, añade.

Para Aduriz, “mientras siga existiendo esa idea, no hay mucho más que hacer, porque no hay consenso ni “para sentarse”. Preguntado por la ministra de Defensa, Margarita Robles, que ha dicho en La Razón que no ve necesaria ninguna reforma constitucional, este periodista cree que Robles “intenta escenificar un perfil más cercano a veces a las ideologías de las derechas moderadas respecto a este tema”. En línea con “una parte del Partido Socialista”, y cita a barones como Fernández Vara o García-Page, que “comparten esa visión del PP por el temor que les genera que haya que negociar la modificación constitucional con las fuerzas nacionalistas”, como ocurrió entre 1977 y 1978, apostilla. Si bien observa que “la parte mayoritaria del PSOE, que es la que encabeza Pedro Sánchez, aboga por realizar algunos retoques en la Constitución”, para “introducir derechos sociales, blindar algunos preceptos como el derecho a la vivienda, o reconocer nuevas realidades sociales”. Un discurso “mayoritario” en el Partido Socialista, que sin embargo, “con la excusa de que en una de las partes importantes con las que tendría que negociar, la derecha, no hay ninguna voluntad”, queda más bien arrinconado.

En todo caso, este guipuzcoano recuerda que una reforma constitucional exige por de pronto “una mayoría reforzada en el Congreso de los Diputados. Y en este momento la única forma de alcanzar esa mayoría reforzada sería con un acuerdo por lo menos del Partido Popular y el Partido Socialista”. Así que “mientras que el Partido Popular mantenga su negativa a hablar sobre una reforma constitucional no hay reforma posible en este momento, y no la va a haber en los próximos años”, “muchísimo menos” si en las próximas Generales diesen los números para “un Gobierno de derechas, con Pablo Casado a la cabeza y con Vox”.

Aduriz, nacido siete años después de aprobarse la denominada carta magna, considera que “hay cuestiones que no están adaptadas a la realidad actual, problemas sociales y territoriales que han ido surgiendo y que la Constitución debería recoger”. También piensa que “de alguna manera habrá que encauzar los pulsos independentistas, algo “imposible” de hacerlo con la Constitución actual, señala. “Más que de sentimientos, hay que hablar de pragmatismo”, dice, “a la hora de que la norma suprema se pueda adaptar un poco a la realidad que vive el país”.

“Mientras la derecha considere

un ataque al propio Estado abrir

la Constitución, no hay mucho

más que hacer, porque no hay consenso ni para sentarse”