- Tramo final de la entrevista a Izaskun Bilbao, sobre cuestiones sociales y territoriales.

Hay estampas en las fronteras que ponen en jaque la imagen del proyecto europeo.

-Evidentemente Europa no ha respondido bien al fenómeno migratorio. Con el nuevo pacto de inmigración está claro que tenemos que dar un tratamiento más humanitario a todo el tema, cumplir correctamente el derecho de asilo y regular todo el fenómeno migratorio incluyendo la migración económica. Europa es un continente envejecido, que va a necesitar personas. Tenemos la obligación, suelo decir a algunos diputados en desacuerdo, que si no es por convencimiento ideológico, hágase por egoísmo, porque vamos a necesitar a más personas. Y también hay que actuar en origen. En esta legislatura va a haber un programa mucho más fuerte con África, por ejemplo, para que la gente no tenga la necesidad de salir para tener otras condiciones de vida. Y sobre todo, lo que nosotros estamos demandando es que esto solo se puede construir con implicación del ámbito local y regional. Porque las personas llegan a los municipios, que son las instituciones responsables de darles una respuesta social, económica, de educación, vivienda, salud, integración... La comisaria actual parece más sensible a esta cuestión, y espero que en los próximos tiempos podamos hacerlo mejor. Es tremendo que por las guerras muriesen tantos millones de personas, pero nosotros estamos viendo delante nuestra cómo están muriendo también miles de personas. Esa es una imagen intolerable que si no le damos una solución rápida, nos vamos a avergonzar toda la vida.

¿Qué tipo de interlocución tiene con los eurodiputados Carles Puigdemont y Toni Comín?

-Como con el resto de los diputados, las relaciones son buenas y coincidimos más o menos en función de las iniciativas en las que trabajamos. El Parlamento Europeo es como una pequeña ciudad en la que puedes pasar semanas sin verte con alguien, y más en esta pandemia que estamos además con medidas muy restrictivas.

En un hipotético arreglo de su futuro, a lo mejor el PNV podría jugar un papel. ¿Ha habido alguna exploración en ese sentido?

-Ellos son diputados de pleno derecho, y están trabajando como todos los diputados. Nosotros formamos parte en la anterior legislatura de una plataforma en la que pedíamos el diálogo con Catalunya, porque creíamos en una solución dialogada, como la creemos en todos los ámbitos. Ellos están esperando a que dentro de poco una sentencia diga cuál es su condición respecto a la libertad de movimiento en el resto de los países europeos. En lo que puedan ser debates de tipo político, el PNV, cada uno de sus personas, siempre está dispuesto a aportar lo que pueda, siempre y cuando los demás lo consideren, para construir soluciones positivas.

Hace dos semanas falleció el presidente del parlamento David Sassoli, y su figura recibió un emocionante reconocimiento.

-Pues sí, realmente ha sido emocionante. Todo el mundo tenía buenas palabras hacia él, nosotros teníamos buena relación, él se ha caracterizado por ser un defensor del proyecto europeo. Ha llevado el humanismo a la práctica durante la pandemia, al abrir el Parlamento a mujeres maltratadas o dejar las cocinas para suministrar comida a personas en situación de desamparo. Una gran pérdida de un gran europeísta, y sobre todo de una buena persona. Y a la política le hacen falta buenas personas.

Mirando a 2050 ¿a qué podemos aspirar en el ecuador de este siglo para el proyecto europeo?

-Yo creo que en 2050 este proyecto será más fuerte, federal y sostenible, donde el bienestar de las personas sea mayor que ahora, con mejores empleos, y espero que con más igualdad entre hombres y mujeres, y también con más integración de las personas con discapacidad. Y que tengamos unas instituciones que resulten más cercanas que hasta ahora. Que la Conferencia del futuro de Europa dé como resultado ese cambio de tratados, y podamos ya por fin elegir entre todos directamente al presidente de la Comisión Europea. Y por lo tanto, entiendo que será un proyecto con un mayor liderazgo en el mundo, y sobre todo, que haya reforzado sus valores democráticos para entonces. Espero que también seamos capaces de incluir una directiva de claridad que pueda acabar de manera ordenada con conflictos de tipo territorial. y que realidades constitucionales como Euskadi o como Navarra tengan un espacio claro en la nueva gobernanza europea.

Muchos retos.

-Algunas de las cosas que parecían utopías se están cumpliendo. Las listas transnacionales, el fiscal europeo, una Europa de la salud, una renta de garantía de ingresos, un salario mínimo a nivel europeo... Eso hoy son una realidad. La Europa social se ha acelerado con la pandemia. La realidad se va imponiendo y esa identidad europea requiere medidas. Los proyectos europeos ferroviarios van a ser una herramienta fundamental para reforzar esa identidad, la cohesión, la competitividad y por supuesto reducir las emisiones de CO2.