Navarra Suma está dispuesta a sumarse al Plan de Convivencia elaborado por el Gobierno foral, y al que hasta ahora había vetado por considerarlo una operación de "blanqueamiento y normalización" de la izquierda abertzale. Javier Esparza levanta el boicot y accede a participar en el debate que se dará en las próximas semanas en el Parlamento, aunque fija una condición previa imprescindible: "Si el Plan de Convivencia no recoge una condena clara y explícita del terrorismo y de ETA como principio estratégico no lo apoyaremos", ha avanzado el portavoz de la coalición.

Lo ha hecho con el habitual argumentario de su partido, y entre críticas al PSN por sus acuerdos con EH Bildu y a la consejera de Relaciones Institucionales, Ana Ollo (Geroa Bai), por sus posicionamientos en la pasada legislatura. Pero accede al debate y, en su caso, al acuerdo con el resto de partidos en un plan que fija principios generales no vinculantes relacionados con la paz, la convivencia y los derechos humanos. Y del que la derecha prefiere no quedar excluida. "Valoramos una parte del trabajo y creemos que hay cuestiones que son interesantes, pero echamos en falta cuestiones esenciales", ha apuntado Esparza, que justifica la ausencia de su grupo en la elaboración del plan porque se les ha "excluido y engañado". "Lo que pretendía era imponer un marco de discusión hecho a la medida de los intereses del Gobierno foral", ha argumentado.

Propuestas de resolución

Navarra Suma sin embargo cambia de estrategia y accede a la negociación. Presentará para ello "diez u once" propuestas de resolución para su debate en el Parlamento. Todas coherentes con la línea política que ha mantenido la coalición esta legislatura, y en las que se nota la mano del portavoz en la materia, Iñaki Iriarte, que sin embargo no ha participado en su presentación.

La derecha reclama así que el Plan de Convivencia recoja como principio el rechazo a llegar a acuerdos "con fuerzas políticas que no asumen la condena expresa o siguen justificando algún tipo de terrorismo". Una clara referencia a EH Bildu, socio presupuestario del Gobierno de Navarra. La diferencia esta vez es que UPN no pone el veto a los acuerdos con la izquierda abertzale, inasumbles en esos términos tanto para PSN como para Geroa Bai, como condición previa, lo que abre una vía para un consenso amplio en materia de convivencia. No será fácil, pero al menos es posible.

Entre sus planteamientos, Navarra Suma propone también que se rechace la terminología de "presos políticos" porque son "terroristas presos"; que no se concedan subvenciones a asociaciones "que justifiquen la lucha armada, porque no ha habido lucha armada ha habido una actividad terrorista", que se impidan los "actos públicos de enaltecimiento" y que se garantice la "despolitización" de las fiestas patronales. "El terrorismo de ETA ha sido el principal problema de convivencia en Navarra en los últimos 50 años y se quiere ocultar, se quiere tapar, se ningunea, se invisibiliza. Para nosotros es inaceptable", ha argumentado ayer Esparza, que critica que el Gobierno de Navarra y al PSN que sigan pactando con EH Bildu pese a que la formación abertzale "sigue sin condenar expresamente los 42 asesinatos cometidos por ETA en Navarra".

Víctimas de los republicanos en el 36

Navarra Suma también propone reconocer "la violencia de grupos de extrema izquierda" (Grapo y FRAP) así como el reconocimiento de "la represión de las fuerzas leales al gobierno republicano contra sacerdotes y contra civiles de derechas en territorio bajo su control, haciendo una mención especial a las víctimas navarras". Y visibilizar "la situación de colectivos de refugiados políticos en Navarra como consecuencia de políticas que llevan a cabo regímenes que les están recortando sus libertades".

El portavoz de la coalición ha defendido que en septiembre de 2020 Navarra Suma decidió retirarse de la elaboración de este plan por tres cuestiones. "Se nos excluyó y no se quiso tener en cuenta al amplio sector de la sociedad a la que representamos; se nos engañó y no se nos dijo la verdad de cómo se había producido la elección de las personas referentes que iban a participar en el diseño de este plan; y entendimos que lo que pretendía era imponer un marco de discusión hecho a la medida de los intereses del Gobierno foral", ha explicado.

Como contexto, Esparza ha querido matizar que dicho plan "se diseña con un Gobierno presidido por PSN", apoyado por el propio PSN, Geroa Bai, Podemos e I-E, "y sostenido evidentemente por EH Bildu, que es la formación política a la que María Chivite entregó las llaves de la gobernabilidad de Navarra". "Este plan se diseña en un momento en el que el PSN está atado de pies y manos a EH Bildu, María Chivite es presidenta gracias a los votos de EH Bildu y eso no es gratis", ha subrayado.

Además, ha criticado que tanto Chivite como el PSN "mantienen un acuerdo estratégico con EH Bildu y por ello se están dedicando a blanquear y normalizar a un partido político que sigue sin arrepentirse de lo que hizo". "Desde el inicio de la legislatura hemos podido ver, por pura estrategia política, cómo el PSN ha querido correr un tupido velo sobre las responsabilidades de la izquierda abertzale. No se le ha exigido que condene los asesinatos de ETA, ni que pidan perdón a las víctimas y a la sociedad, ni que ayude a esclarecer los asesinatos que quedan sin resolver", ha señalado.

En este sentido, ha añadido que hace unas semanas han podido observar "con perplejidad cómo el último jefe de ETA, David Pla, ha sido elevado a la dirección estratégica" de Sortu, y "cómo, según Covite, han crecido un 50% los actos de apoyo a ETA".

También ha criticado que el departamento encargado de la elaboración de dicho plan sea el de la consejera Ana Ollo, una consejera "que la legislatura pasada consideraba que no había que mostrar alegría cuando se detuvo a asesinos de ETA, que realizó un acto de homenaje a personas en las que también se incorporó a miembros de ETA, y que hace poco afirmaba que no ve necesaria la sanción a los ongi etorris".