Exministro de Exteriores y actual eurodiputado, José Manuel García-Margallo (Madrid, 1944) es una voz autorizada en el PP y acumula experiencia de décadas en la política. Asegura que el partido va a pasar página de esta crisis muy rápido, mientras que no le preocupan los contratos del hermano de Ayuso.

¿Cómo se llega a esta situación en el PP? Da la sensación de haber estallado una crisis que llevaba meses cociéndose...

-Esto surge desde algunos miembros de la dirección nacional que plantean los procesos electorales que han tenido lugar desde la moción de censura en Murcia como un pugilato entre el presidente nacional, Pablo Casado, y la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Una vez que, como consecuencia de la moción de censura en Murcia, se plantean las elecciones en Madrid y Ayuso obtiene un triunfo espectacular que se traduce en formar Gobierno sin necesidad de apoyos externos, el sector de Pablo Casado se pone celoso por la menor popularidad de Casado. Conciben entonces las elecciones de Castilla y León como un plebiscito para ratificar la tesis de que el triunfo de Ayuso no fue personal, sino consecuencia de la fuerza de la marca y de Casado. El resultado no respalda esta tesis de la fuerza de la marca.

Y es ahí cuando estalla la crisis en público.

-Sí, por una serie de declaraciones muy poco afortunadas por parte de la dirección nacional. A partir de ahí, lo importante y positivo es que la crisis se ha gestionado muy bien. Hay un precedente en la historia que es la llamada Casa de la Pradera de UCD, cuando los barones de esta coalición plantearon que era necesario dar un volantazo y hubo un cónclave para decidir pasar de una dirección personalista a una colegiada. En el PP ha pasado algo parecido, son los barones con mando en plaza los que se reúnen para encontrar una solución, que tiene varios componentes. Lo primero es que Alberto Núñez Feijóo es entronizado como el futuro líder del PP y que hay que buscar una salida digna a la dirección actual y especialmente a Pablo Casado, y es lo que se ha hecho.

¿Y ahora qué toca?

-Vamos a ir a un congreso extraordinario para que la solución no se retrase en el tiempo. Va a haber una candidatura única, la de Núñez Feijóo, que va a contar con el respaldo de todos sus compañeros que tengan una posición de liderazgo en sus regiones. La crisis se ha resuelto rápido y con un resultado de que el partido se ha mostrado unido y no dividido. Es lo que no logramos en UCD.

Pero mediáticamente y en cuestión de imagen, con espionaje de por medio, esta crisis tiene que pasar factura al PP.

-La velocidad en que las noticias pierden protagonismo en los tiempos que corremos es prodigiosa. Por ejemplo, la crisis de Ucrania ha tapado enormemente la crisis del PP. Y dentro de muy poco tiempo estaremos hablando del nuevo PP y olvidando esta crisis. Otro ejemplo cercano es el del PSOE. Yo no recuerdo escándalo mayor que el defenestramiento de Pedro Sánchez en 2016. Y al cabo de unos meses Sánchez vuelve y se convierte en líder indiscutible del partido y en presidente del Gobierno. Estas cosas van y vienen a una enorme velocidad.

¿Qué puede aportar el liderazgo de Feijóo? Es un dirigente que nunca ha estado en primera fila de la política estatal.

-Yo ahí difiero, a nivel nacional ha tenido puestos de gestión importantes y desde el punto de vista de partido es extraordinariamente respetado por todos los territorios. Y luego tiene un perfil que responde personalmente al perfil con el que yo me identifico. Yo diría que es un político de extremo centro. Es un político que cree en la España autonómica y no tiene la tentación centralista que pueden tener otros políticos mesetarios. Guarda un equilibrio muy importante entre libertad e igualdad; es decir, cree en el Estado de bienestar frente a los que están en un modelo más libertario o anglosajón. Y está extraordinariamente comprometido con el proyecto europeo.

¿Podemos asistir a una imputación de Ayuso por los contratos de su hermano que vuelva a tambalear al partido?

-Lo desconozco. Lo que sí sé es que, sabiendo lo que sabemos, no me preocupa en absoluto. Aquí no se trata, como se ha dicho en algunos medios, de una comisión por una intermediación. Se trata de un pago por unos trabajos realizados en China. Además, las cantidades que se manejaron al principio no coinciden con la documentación que la Comunidad de Madrid ha puesto en manos del partido y en manos de la Fiscalía. La propia dirección del partido indicó con cierta ligereza que había indicios que apuntaban a alguna irregularidad, pero rectificó inmediatamente afirmando que vistos los documentos no hay razón alguna para sospechar que hay irregularidades.