Recién terminados los Sanfermines del año pasado, quizás confiados en una menor presencia policial en las inmediaciones de Pamplona, decidieron que era un buen momento para coger el cargamento de droga. Para ello, los dos acusados, un vecino de Bilbao de 37 años y una riojana de Haro de 36 años, quedaron con una tercera persona, el suministrador de la mercancía, en una gasolinera de Zizur. Luego, una vez que la sustancia la habían ocultado en los vehículos y, por carreteras secundarias, decidieron poner rumbo hacia Estella. No llegaron a su destino. La acusada era la encargada de realizar el transporte de la sustancia pero a la altura del km. 10,8 de la NA-1110, en el término municipal de Legarda, se salió de la calzada dando varias vueltas de campana quedando detenido el coche en un trigal.

Allí fue auxiliada por personas que se encontraban en el lugar y sacó del vehículo una bolsa que contenía anfetamina y la depositó en unos setos. Cuando llegaron al lugar agentes de la Policía Foral localizaron dicha bolsa, con 383 gramos de anfetamina, con una pureza del 28% y con un valor en el mercado de 10.173 euros. Tras producirse el siniestro, la procesada llamó por teléfono a su compinche, quien iba por delante, y le dijo: “Ven a buscarme por favor, he tenido un accidente, todavía no ha llegado la Policía”.

El acusado llegó poco después al lugar procedente de Puente la Reina con el fin de recoger la droga, si bien al observar la presencia policial continuó su marcha, siendo parado poco después a la altura del kilómetro 24 de la A-12 por agentes de la Policía Foral. En el coche de la encausada, se encontraron además una balanza de precisión y una bolsa de cuero que contenía varios recortes de plástico, un trozo de resina de cannabis y una bolsita con 11 gramos de cocaína con una pureza del 73% y 450 euros en metálico. En el coche del hombre se hallarón 0,45 gramos de cannabis, 0,6 de MDMA y una bolsa con 9 gramos de anfetamina.

La Sección Primera de la Audiencia navarra ha condenado ahora de conformidad a tres años de prisión al varón, al que se le aplica la atenuante de drogadicción, y a cuatro años y medio de cárcel a la mujer, a la que se le aplica la misma atenuante pero de forma muy cualificada. De hecho, la sentencia concluye diciendo que la procesada es consumidora de drogas tóxicas desde los 14-15 años, presenta un cuadro de dependencia de larga evolución, fundamentalmente a estimulantes. Este cuadro le afectaba de forma moderada-grave a sus capacidades, habiendo accedido a realizar el transporte de la droga a cambio de dinero con el que sufragar su dependencia.