pamplona - El Complejo Hospitalario de Navarra (CHN) coloca unas 1.300 prótesis de cadera y aproximadamente 500 de rodilla al año, lo que supone casi cinco intervenciones de este tipo al día, afirma Ángel M. Hidalgo Ovejero, jefe del servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Con una plantilla de 73 facultativos, de los cuales 60 son adjuntos y 13 médicos en formación (MIR), se trata del “servicio quirúrgico más potente del Complejo”, ya que dispone de una media de once quirófanos diarios destinados a esta especialidad, de los cuales ocho están en la Clínica Ubarmin y tres, en el antiguo Virgen del Camino.

Una prótesis, como explicó el doctor Hidalgo, “es un dispositivo interno que está colocado dentro del organismo y que lo que hace es sustituir la función que realiza una articulación habitualmente dañada por un proceso degenerativo, artrosis, una infección o un tumor”. Las más habituales son las de cadera y rodilla, si bien se pueden poner en prácticamente todas las articulaciones (hombro, tobillo, mano...). En los últimos años han aumentado “proporcionalmente” las operaciones realizadas en la articulación de la pierna y han disminuido “un poquito” las de cadera; una circunstancia que el especialista atribuyó a que “ha mejorado la técnica de la prótesis de rodilla, con lo cual los resultados son mejores”, de manera que a “pacientes a los que antes decías aguanta, ahora aguantas menos y se ponen más prótesis de rodilla que de cadera para procesos degenerativos”.

cuándo hay que ponerla Ante esta pregunta, el especialista responde que “cuando el paciente tiene una función deteriorada”. En este sentido, incide en que “el dolor es importante, pero sobre todo nos importa en qué medida el dolor está limitando la función normal del paciente: para la actividad de la vida diaria o la función laboral”.

Cuando una persona es operada para quitarle un hueso o una articulación y sustituirlo por un implante siempre le aconsejan que “no la sobrecargue” para “evitar un desgaste, aflojamientos y un recambio de la prótesis, ya que la sustitución va a ser siempre con un peor resultado que la primera prótesis”. Teniendo esto en cuenta, así como que “va a ser muy difícil que el afectado siga -por ejemplo- trabajando en la construcción”, aunque “puede estar perfectamente de administrativo”, y que “se va a tener que pelear con Inspección para que le den o no una incapacidad”, Hidalgo expone que “valoramos todo eso, se lo explicamos al paciente y le emitimos una recomendación: aguanta un poco más; espera a tener...; o no aguantes más”. No obstante, aclara que “cuando el paciente sufre mucho dolor y tiene unos requerimientos de calmantes, de analgésicos, de antiinflamatorios altos y, a pesar de todo, está con dolor, evidentemente es el momento sin ninguna duda de poner una prótesis, pero es que esos casos son los menos”. En esta línea y tras abogar por un tratamiento individualizado, sostiene que “un enfermo no es una radiografía con mayor o menor grado de artrosis. Es una persona con una enfermedad y con un entorno social, laboral y económico a la que intentamos ayudar lo mejor que podemos y, aunque seguramente nos equivoquemos muchas veces, puedo asegurar que no hay interés alguno por nuestra parte ni por la del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea (SNS-O) en que limitemos el número de prótesis e implantes que colocamos”.

¿es conveniente retrasarlo? El responsable señala que “en la medida de lo posible la tendencia es retrasar, pero es verdad que también esto está cambiando”, porque “a un paciente de 60 años no tiene mucho sentido decirle aguanta, para operarle a los 70 cuando sabemos que a esa edad el paciente físicamente va a estar peor, la artrosis, su desgaste de articulación, va a seguir progresando, no va a mejorar... No tiene mucho sentido esperar -ya que durante este tiempo no va a tener una buena calidad de vida y su estado general no va a ser tan bueno para asumir la cirugía y rehabilitación- y, por otra parte, por la confianza que tenemos en los implantes que ponemos”. Y es que, prosigue el facultativo, así como en los años 80 se hablaba de una supervivencia de las prótesis de 8 ó 10 años, en la actualidad “un paciente que se ponga una con 60 años lo normal es que no necesite un recambio”, ya que su duración es “indefinida, a poco que se cuide”.

No obstante, recomienda al paciente que se le implanta una prótesis de cadera o de rodilla, que son articulaciones de carga, que “en la medida de lo posible la cuide de pesos, de esfuerzos, de posiciones forzadas, etc”.

por qué se cambian los implantes El doctor Hidalgo explica que la principal causa de que se requiera un cambio es “el aflojamiento de la prótesis, que es el gran caballo de batalla. Tiene dos orígenes: aflojamiento séptico, es decir, originado por una infección, o aflojamiento aséptico, influenciado por las partículas de desgaste que hacen que se produzca una reacción inflamatoria que al final acaba aflojando” el dispositivo. Tras recalcar que “las prótesis no se rechazan”, expone, respecto a las infecciones, que hay algunas relacionadas con la propia cirugía, que aparecen una semana, 10 ó 12 días después, y luego otras tardías, que “afortunadamente cada vez vemos menos”, que “habitualmente” son por gérmenes de la piel del paciente que se introducen en el organismo en la operación. También se pueden producir infecciones secundarias por otra causa, como una bronquitis, una amigdalitis o una manipulación dentaria. En este último caso, indica que se produce “una suelta de gérmenes al organismo” y que estos “van al sitio más debilitado. En este caso, donde está puesta la prótesis”. Por ello, en el informe de alta recomiendan a los pacientes -la mayoría mayores de 60 años- que cuando vayan a hacerse una limpieza de boca, un empaste o una extracción avisen a su dentista para que unos días antes le prescriba tratamiento antibiótico.

Sin embargo, el jefe del servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del CHN destaca que “estamos muy por debajo de la media estatal” en cuanto a cuadros infecciosos tras realizar estas intervenciones, ya que tienen “menos del 1%”, cuando el promedio se sitúa en 2,5-3%. “Estamos muy bien, porque una prótesis infectada es un drama para el paciente, para el cirujano y para todo el mundo”, dice.

qué implantes se utilizan Finalmente, Hidalgo explica que “con el fin de seleccionar los mejores implantes para los pacientes navarros (entendiendo por mejores los más seguros y entre estos los que tengan mejor relación coste-efectividad), se creó una comisión de codificación” en la que se encuentran los jefes de servicios de Pamplona, Tudela y Estella, así como técnicos y abogados del SNS-O. “Cuando un facultativo quiere introducir una nueva tecnología, lo solicita a través de su jefe y la comisión valora objetivamente su pertinencia”, expone.

Así, la comisión selecciona “los mejores implantes y que, en lo posible, no haya dispersión entre las técnicas usadas por los distintos especialistas”, porque, de este modo, pueden comparar los resultados, detectar “enseguida” si se produce un problema y, además, permite “abaratar precios” al “comprar un volumen importante”, si bien su principal “mantra es que el producto sea seguro”, asegura el especialista. De este modo, concluye Hidalgo, el objetivo es que “lo que codifiquemos -paso previo necesario a la implantación- no entre en conflicto con productos ya codificados que sean parecidos o similares, a menos que haya un beneficio técnico importante o de precio”.

Satisfacción con el resultado. El doctor Ángel M. Hidalgo mantiene que el grado de satisfacción de los pacientes tras ser intervenidos para implantarles una prótesis de cadera es muy alto, de modo que “un 94-95% se queda contento”, mientras que los resultados en las de rodilla son algo peores. Concretamente, un 85-90% están satisfechos con la operación. Tras señalar que el nivel de la Traumatología en el Estado es muy alto, consideró que en Osasunbidea “tenemos un grupo de profesionales vanguardistas en lo que hacemos y que realmente dentro del ámbito de la Traumatología y de la ortopedia española se nos conoce y somos referentes”.

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El coste total de los implantes y fungibles utilizados por la especialidad de Cirugía Ortopédica y Traumatología en el Complejo Hospitalario de Navarra fue en 2018 superior a los 8 millones de euros. El doctor Ángel M. Hidalgo señala también que el coste medio de una prótesis de rodilla son 3.000 euros y de cadera, 2.500 €.

“cada vez más quirúrgica”

Tendencia. La inmovilización con yeso de fibra de vidrio -para curar la rotura de un hueso- multiplica por 80 el gasto y “no le vemos tanto beneficio”, asegura Ángel M. Hidalgo. Entre sus ventajas, está que “es más ligero” y en algunos casos “se puede mojar”, pero no son tan fáciles de colocar ni de quitar, no se deben poner en Urgencias y no es elástico, por lo que su cuota de mercado se reduce. El doctor afirma que cuando empezó en la especialidad se ponía “muchísimo yeso y ahora cada vez colocamos menos y operamos más”, porque “el yeso es una buena herramienta para determinadas fracturas, pero tiene todos los inconvenientes de la inmovilización”.