pamplona - ¿Cómo le surge la idea de escribir este libro?

-Yo, antes de ser orientador, era maestro, y la escuela para mí lo ha sido todo. Ser maestro es una de las maravillas del mundo. Entonces, cuando dejé la escuela, vi que en Navarra nadie se ocupaba de recoger los elementos del pasado y recopilarlos. Esta labor la empecé hace treinta o cuarenta años y con las enciclopedias, libros, documentos y objetos de todo tipo que he recopilado en este tiempo he montado un museo en Cadreita, mi pueblo, y eso me ha servido como inspiración para escribir el libro.

¿Qué se van a encontrar los lectores en el interior de las páginas?

-Mi objetivo era y es preservar el patrimonio histórico escolar de Navarra para conocer el devenir del maestro, del niño y de la escuela en cada periodo, así que es un repaso por los diferentes momentos históricos de la escuela. Conocer esta historia me parece muy importante porque, a mi juicio, la escuela es la institución que mejor refleja la sociedad de cada periodo histórico.

La enseñanza es vital en el desarrollo de nuestras vidas, ¿no?

-Desde luego es un pilar fundamental de nuestra sociedad y en estos 200 años ha habido un cambio cualitativo en la forma de entender la enseñanza. Antiguamente, el profesor era un mero transmisor de información, ahora el maestro es un mediador, un orientador, y la relación profesor-alumno no es tan distante como lo era antes. Ahora sería muy difícil que una persona de mi época entendiese esta relación, el colegueo entre alumno y profesor que antes era impensable. No obstante, para el estudio de este libro he hablado con muchos profesores y profesoras, y una gran parte de ellos coincidían en que con la llegada de la democracia se han conseguido reivindicaciones como el laicismo, la coeducación, la diversidad, la inclusión o la igualdad de género. Valores que creían irrenunciables, pero hacían hincapié en que otros conceptos como la disciplina, la honorabilidad, la perseverancia y, sobre todo, el apoyo y respeto a las personas mayores eran valores denostados en la sociedad actual.

Entonces, ¿hacia que modelo educativo nos estamos dirigiendo?

-Mirando al futuro, y con mis 70 años, pienso que la tecnología, la enseñanza por competencias e inclusiva es muy positiva y es algo que ya es irreversible. Sin embargo, también es importante pensar que hay valores tradicionales que son inamovibles. Estamos encaminándonos a un escenario en el que la inteligencia artificial y la tecnología van a pautar nuestras vidas, van a cambiarlo todo. Esto tiene dos caras, porque es un avance incontestable, pero también tiene sus peligros. Como decía Aristóteles: “la virtud está en el centro”. Hay que avanzar de la mano de las nuevas tecnologías pero sin olvidar valores tradicionales como la cultura del esfuerzo, la perseverancia o el respeto.