pamplona - Las nuevas instalaciones de la Unidad de Insuficiencia Cardíaca, (Unidad de IC) en el pabellón H del Complejo Hospitalario de Navarra (CHN) han posibilitado la habilitación de una sala que funciona como hospital de día, que dispone de cuatro puntos de atención monitorizados y con instrumental que posibilita la administración de tratamientos intravenosos sin necesidad de ingreso.

También cuenta con consultas para la evaluación de pacientes descompensados y pacientes programados, derivados a la unidad tras visitas médicas o de enfermería. Las nuevas instalaciones disponen, asimismo, de un control de enfermería para vigilar la monitorización de los pacientes del hospital de día y realizar las consultas telefónicas.

El director asistencial del CHN, Jesús Berjón, y el director del Área Clínica del Corazón, Fernando Olaz, presentaron ayer las nuevas instalaciones y destacaron el significativo descenso de ingresos hospitalarios de pacientes con insuficiencia cardíaca desde la puesta en marcha del hospital de día.

Según indicaron, el objetivo de la Unidad de IC es la atención precoz a las descompensaciones, evitando que el paciente tenga que acudir a urgencias ante un episodio de esta índole y, en último término, disminuir la necesidad de ingresos hospitalarios repetidos. Es decir, busca optimizar el tratamiento integral de estos pacientes de forma precoz con el fin de mejorar el pronóstico.

La unidad atendió durante el último año a un total de 5.531 pacientes, 1.293 en consulta médica y 4.238 en enfermería. De las consultas médicas, 222 se trataron de primeras consultas y 771 fueron revisiones. Además, se suministraron en el hospital de día 250 tratamientos médicos que incluyeron tanto administración de fármacos como transfusiones de sangre.

23 millones de personas afectadas La insuficiencia cardíaca (IC) constituye una epidemia de distribución universal y actualmente se estima que existen 23 millones de personas afectadas a nivel mundial. Este elevado número de afectados viene determinado, entre otros motivos, por el envejecimiento progresivo de la población y el aumento que ésta tiene asociado en términos de morbilidad.

El paciente con IC es un enfermo crónico que puede padecer una serie de enfermedades concomitante como son la hipertensión arterial, la diabetes tipo 2, la insuficiencia renal y la hipercolesterolemia.

La Sociedad Europea de Cardiología estima que en Europa hay unos 10 millones de personas afectadas por insuficiencia cardíaca, lo que supone que la patología afecta a una franja poblacional de entre el 0,4 y el 2%. A nivel estatal, la prevalencia de la IC se estima entre un 4,7 y 6,8% de la población, y al igual que en el resto del mundo, el número de casos de IC aumenta con la edad. Entre los 45 y 54 años, se considera que afecta a un 1,3% de la población y a un 8% en el grupo de edad entre los 65 y 75 años.

Los datos recogidos en el estudio anual del Proyecto de Recursos y Calidad en Cardiología, reconocido por el Ministerio de Sanidad, indican que en Navarra se producen porcentualmente más muertes por insuficiencia cardíaca que por infarto agudo de miocardio. Concretamente, el último estudio publicado registra que en 2017 se produjeron 425 ingresos (de los cuales murieron 12) por infarto agudo de miocardio en los centros hospitalarios del CHN, García Orcoyen de Estella y Reina Sofía de Tudela.

En el mismo periodo, dichos centros hospitalarios registraron 131 ingresos por episodios de insuficiencia cardíaca, de los que fallecieron 9, es decir, que esta patología tiene una tasa bruta de mortalidad del 6,9%.

¿Qué es la IC? Es un síndrome clínico producido por una anomalía anatómica o funcional del corazón. Se define como la situación en que el corazón es incapaz de suplir las demandas metabólicas del organismo o, en caso de lograrlo, lo hace a expensas de un aumento de las presiones de llenado ventricular.

Dos tipos. Existen dos tipos de IC, una aguda y otra crónica: la primera se define como la que presenta un inicio o empeoramiento rápido de los síntomas y necesita un tratamiento urgente, mientras que la segunda tiene un curso más lento y es la más común.

Calidad de vida. Quienes sufren IC presentan limitaciones que puede llegar a influir en la autonomía e independencia para las actividades diarias. Requiere de un abordaje holístico, que contemple el estilo de vida, la dieta, los regímenes terapéuticos, mejoraría el autocuidado de los pacientes y la adherencia farmacológica.