pamplona - Del trabajo de José Vicente Romero Ballesteros depende la vida de peregrinos que, en la etapa jacobea de Donibane Garazi a Orreaga se encuentran con imprevistos. No es para menos, ya que se trata del tramo del Camino de Santiago con más incidencias y, a veces, con fallecidos. Su vocación le llevó a presentar en 2018 un Manual de Búsqueda y Salvamento Terrestre, el primer libro de estas características en castellano. La obra aplica una metodología internacional de planificación y gestión de búsqueda y salvamento terrestre. Fue realizada por la Asociación SOS Desaparecidos y Bomberos de Navarra, y editada por el Gobierno foral, un trabajo altruista de personas como Romero para su distribución gratuita. Recientemente ha fundado la Asociación Nacional de Búsqueda y Salvamento junto con compañeros de otras Comunidades Autónomas.

¿Qué tiene de especial la etapa jacobea de Donibane Garazi a Orreaga?

-Es una etapa mítica; pero también la que más problemas da de todo el Camino por su desnivel, los cambios de tiempo, la niebla y las peligrosas regatas por las que es fácil caerse en caso de salirse un poco del recorrido, especialmente cuando hay nieve.

¿Es difícil?

-En principio, si el camino está en buenas condiciones, es una etapa fácil para gente joven aunque esté poco preparada. Pero, con más de 1.200 metros de desnivel en menos de 25 kilómetros, el tiempo que pueda hacer en Saint Jean Pied de Port (165 metros de altitud) y en el collado de Lepoeder (punto más alto de la etapa con 1430 metros de altitud) pueden ser completamente diferentes sin contar, aparte, el que registramos los bomberos en Burguete. Las temperaturas pueden variar decenas de grados. Es posible que abajo haga calor y el cielo esté raso y soleado, mientras que arriba haga frío, haya una niebla densa y esté lloviendo. Además, el tiempo en el collado cambia radicalmente en cuestión de minutos. Esto convierte el primer tramo del camino de Santiago en una etapa de media montaña que puede ser muy dura en función de las condiciones climatológicas.

¿Cómo es el perfil de los peregrinos que inician el Camino francés?

-Los peregrinos que caminan de Saint Jean Pied de Port a Roncesvalles no suelen ser montañeros, ya que no llega a ser una etapa de alta montaña; aunque, no obstante, tiene sus riesgos. Normalmente las personas que hacen esta etapa no están acostumbradas a la montaña y, a veces, ni siquiera han salido de un entorno urbano en toda su vida, más allá de alguna escapada a campos llanos.

¿Cuáles son los errores que cometen?

-Principalmente, dos: no prever posibles cambios de tiempo y, en consecuencia, no ir lo suficientemente bien equipados. A veces contratan empresas que les transportan su equipaje desde el albergue del que salen hasta el que llegan y solo cargan con una mochilita pequeña en la que solo llevan un chubasquero fino y la crema solar.

Entonces, ¿podría decirse que en la montaña el mal menor es cargar peso en lugar de ir escasamente equipado?

-Efectivamente. Lo justo puede no ser lo necesario si el tiempo se complica y, si pasa, no se puede evitar la hipotermia.

¿Qué requisitos habría que cumplir para salir a la montaña?

-Hay tres pilares fundamentales sobre los que se sustenta la organización de una etapa de montaña: planificar, equiparse y actuar con prudencia. Las dos primeras se hacen antes de salir y, la tercera, en el monte. Planificar consiste en informarse sobre características del recorrido como el camino a seguir, sus tiempos, distancia o desnivel, además del clima. A partir de todo ello, hay que llevar un móvil bien cargado y se recomienda un GPS, una brújula, un mapa, un silbato, etc. Además, hay que seleccionar ropa y calzado adecuados. Existe una norma general conocida como la regla de las tres capas: primero, una interior que actúa como una segunda piel para alejar el sudor del cuerpo, la segunda es una capa de abrigo cuya función es retener el calor que genera el cuerpo e impedir su enfriamiento, y la tercera es una capa exterior de protección que sirve para proteger de la humedad exterior, del viento y que debe permitir la evacuación del sudor.

A pesar de todo ello, uno se puede perder.

-Es posible desorientarse por diversas razones, no necesariamente por desconocimiento. Puede ser a causa del cansancio; por falta de azúcar en sangre, hipoglucemia; o por exceso, hiperglucemia. Por ejemplo, una vez recibimos una llamada porque una mujer iba caminando totalmente fuera de sí, con la boca llena de comida y gritando como si tuviese algún trastorno mental mientras la gente se asustaba y se apartaba a su paso. Estaba totalmente desorientada y, cuando la recogimos, de pronto se me enganchó en la espalda con las manos tan agarrotadas que entre varios de mis compañeros tuvieron que quitármela de encima. Sin embargo, estuvimos con ella después de que recibiera asistencia médica en la UCI y era una persona completamente normal, no sabía por qué le había ocurrido eso. La razón, según los médicos, fue que la glucosa se le puso por las nubes. Algo así le puede pasar a cualquiera sin quererlo. Todos podemos perdernos, sea cual sea el motivo.

¿Qué se debe hacer en caso de extravío?

-En los manuales de rescates hay una regla mnemotécnica llamada stop, palabra que, además de ser una orden evidentemente útil en este caso, es un acrónimo formado por las palabras inglesas sit, think, observe y plan. Lo primero que hay que hacer en caso de pérdida es admitirlo, sentarse y respirar. Segundo, hay que darse tiempo para reflexionar sobre el último punto de decisión; es decir, aquel en el que ha habido que tomar un camino u otro de manera consciente. La equivocación puede haber sido por descuido o por pensar que era el camino correcto cuando en realidad no era. En este punto, conviene sacar todo lo que pueda ayudar a la orientación; como el móvil, GPS, mapas o brújulas; un silbato, etc. También habría que comer e hidratarse. Solo hay que volver sobre los pasos en caso de estar muy seguro del punto de decisión erróneo, si no, lo más fácil es acabar todavía más perdido. Tercero, hay que observar mirando el entorno y cerciorarse de que podría situarse la ubicación en un mapa. En cuarto y último lugar, hay que planificar una solución en consecuencia con los anteriores puntos, así como las fuerzas o la comida y bebida disponible para valorar si es mejor volver o pedir ayuda.

No obstante, en Navarra hay zonas de montaña sin cobertura.

-Hoy en día no deberían existir zonas sin cobertura, porque hay recursos tecnológicos suficientes. Sin embargo, en los Pirineos Occidentales hay multitud de zonas sin cobertura y en la etapa de Saint Jean Pied de Port a Roncesvalles hay dos kilómetros sin ella. El Camino de Santiago es uno de los lugares más transitados de Europa, por lo que podrían buscarse fondos europeos para proteger a peregrinos de todos los países. Hace un par de años los bomberos franceses hicieron un simulacro para demostrar que había peligro en el Camino, y así consiguieron subvenciones para un centro de rescate en Saint Jean Pied de Port. En materia de seguridad no se trata de decir que no hay dinero, sino de buscarlo debajo de las piedras. Por otra parte, con más presupuesto o medidas, como dotar de cobertura a los espacios en los que hace falta, los rescates serían mucho más sencillos y eficientes. Esto, a su vez, atraería más peregrinos por la seguridad y buena prensa de los servicios navarros.

¿Bastaría con cobertura?

-Desde luego, sería de gran ayuda, pero a veces la solución podría ser tan sencilla como que unos taxis fueran a recoger a los que solicitan el rescate. Por desgracia, esto es imposible incluso desde los help-points (puntos de cobertura para llamadas de emergencia mediante señales de radio en la fuente de Roldán, refugio de Izandorre y collado de Lepoeder), donde sí que hay opción de llamar, porque la pista que va desde el collado de Ibañeta hasta el de Lepoeder es intransitable para un vehículo común. Antes no era así, pero el Gobierno de Navarra descatalogó esta carretera porque estaba descuidada. De este modo, se quitó el problema de mantenerla, pero eliminó una sencilla vía de rescate, generando un problema mucho mayor. Bastaría con habilitar un poco esa pista o construir un refugio en Lepoeder. Soy consciente de que no son servicios rentables económicamente, pero hay que valorar la vida de las personas por encima de todo. Casi todos los años hay fallecidos que tienen familiares que nunca se van a recuperar del todo.

En caso de duda entre llamar al 112 o caminar, ¿qué es mejor?

-Mejor llamar antes de liarla demasiado. Desde que se instalaron los help-points, el número de llamadas a aumentado considerablemente. Podría pensarse que nos da más trabajo, pero lo cierto es que nos lo facilita porque las intervenciones son más sencillas y seguras, también para nosotros. Siempre recomendamos llamar y esperar antes que continuar caminando con dudas por un tramo de bosque sin cobertura, porque la situación podría complicarse. Un sencillo rescate podría volverse una compleja búsqueda.