os médicos jubilados vuelven al frente y los estudiantes de medicina se precipitan al campo de batalla de manera altruista y voluntaria para suplir a aquellos compañeros “caídos” a causa del COVID-19 y a los que siguen al pie del cañón en el sistema sanitario de Navarra para librar una de las mayores adversidades médicas, pero también sociales, de la historia reciente.

No es el miedo, sino la impotencia el sentimiento predominante de muchos de los profesionales de la medicina confinados en sus casas a los que sus cuerpos les demandan actuar de alguna manera.

Este es el caso de Juan José Blasco Blanco, uno de los cerca de 170 profesionales que han respondido al llamamiento del Colegio de Médicos de Navarra y se han puesto a disposición del departamento Salud “para ayudar cuando se pueda y donde se pueda. Más conocido como Juanjo, este tudelano de 61 años dirige una clínica de medicina estética en la capital ribera, especialidad que ejerce desde 1988. Antes de que Sánchez decretara el estado de alarma, Blasco decidió paralizar la actividad de la cínica que dirige ante la duda de poder haber sido contagiado, ya que un colega de profesión con el que había trabajado en Zaragoza pocos días antes había dado positivo. Una vez se precipitaron los acontecimientos con la entrada en el estado de alarma, no dudó en mostrar su disposición a las autoridades sanitarias de la Comunidad Foral. Ahora, Blasco está a la espera porque sabe que “más temprano que tarde todos seremos necesarios para ayudar en lo que cada uno pueda a nuestros compañeros que están luchando descaradamente contra este virus”.

Para el médico tudelano, además de la asistencia sanitaria, el “apoyo humanitario” es fundamental, “ya sea desde la atención en farmacias, supermercados o periódicos”. Siendo así, Blasco aspira a ser “útil en cualquier lugar donde pueda serlo, como puede ser en el hospital, en Atención Primaria o en una residencia de ancianos solo para dar la mano y estar con el que lo necesita”, subrayó.

A pesar de su incondicional disposición, en el caso de que le llamaran para hacer una sustitución, la situación de Blasco sería algo más complicada ya que su mujer forma parte de la población de riesgo para la que este virus podría ser fatal. Aún así, haciendo de tripas corazón y sabiendo que una vez salga por la puerta de casa no podrá volver hasta que la situación se estabilice, es un precio que está dispuesto a pagar si eso le lleva a ayudar a los demás, una tarea para la que asegura haber nacido. “No podré ver a mi mujer en un tiempo, pero cuando esto pase ya nos fundiremos en un abrazo. Ahora tengo que salir a luchar porque es el compromiso que como médico he adquirido con la sociedad, aunque el coste sea alto”, valoró.

Por último, Blasco quiso compartir el único mensaje positivo que ha recibido en los últimos días, que dice que: “el tratamiento consiste en que el 50% lo tenemos que poner nosotros mismos, porque la imaginación es la mitad de la enfermedad, la tranquilidad es la mitad del remedio y la paciencia es el comienzo de la cura. Si a esto le sumamos la solidaridad, el amor y la entrega que estamos teniendo en la sociedad vamos a conseguir salir adelante”, aseguró convencido.

Quien ya está de vuelta enfundado en una bata blanca es Vicente Estremera Urabayen, que ejerció como médico en Atención Primaria en el Centro de Salud de la Txantrea a lo largo de 25 años y hasta agosto del pasado 2019, y ha sido llamado por el Departamento de Salud para reforzar el sistema sanitario. Por su parte, el médico de familia quiso mandar un mensaje esperanzador a la sociedad en general recordando que tan solo el 5% de los casos positivos requiere asistencia en la UCI y el 13% es ingresado en un hospital. Por ello, Estremera hizo hincapié en extremar las medidas de precaución y aislamiento para evitar futuros contagios, a la vez que valoró de forma positiva “la respuesta ejemplar que está teniendo la sociedad a nivel global”.

Lola Bulnes Plano es otra de las médicos jubiladas que se ha ofrecido voluntaria para ayudar a atajar la pandemia, “y es que uno jamás deja de ser médico, es algo que se lleva dentro para toda la vida”, aseguró. Bulnes, que ejerció hasta hace tres años como otorrina en el Hospital de Navarra y durante toda su carrera, en la medida en que vio que la situación se agravaba, aseguró no poder estar “en casa sabiendo los problemas que están teniendo el resto de compañeros”. Así, decidió hablar con la jefa del servicio de Otorrino para ofrecerle su disposición, “especialmente en esta especialidad que es donde sería de más ayuda, porque en este momento no estoy capacitada para trabajar en Atención Primaria o Urgencias en este momento”, admitió. Asimismo, la otorrina quiso llamar a la “precaución y a la seriedad”, además de pedir a las autoridades sanitarias que “hagan caso a los profesionales”, y que estos estén en una contante atmósfera de “coordinación y colaboración”, ya que “solo trabajando juntos saldremos adelante”, valoró.

En una situación muy diferente, aunque abocada al mismo fin, se encuentra Lucía de Pablo Fernández, de Zizur Mayor y de 24 años, que se graduó en Medicina por la Universidad de Navarra hace menos de un año y ya está dispuesta a arrancar de forma temprana su carrera profesional para “evitar la saturación del sistema sanitario”. De Pablo se presentó el pasado mes de enero al examen MIR y, aunque todavía no haya tomado la decisión, se decanta por la especialidad de Pediatría. Lejos de tener miedo, aunque sí cierta inquietud, la joven cuenta con el apoyo de su familia en esta decisión ya que consideran que, “dada la magnitud de la crisis, todos debemos aportar nuestro granito de arena y ser solidarios con los demás”. De esta forma, quiso dirigirse a todas aquellas personas que tengan miedo para decirles que “confíen en los profesionales. Tenemos un sistema sanitario de calidad, que se está dejando la piel por todos y cada uno de los pacientes”, y asimismo, quiso extender su apoyo y animo a todas las personas enfermas.

En caso de agotarse las listas de sustitución. Un total de 169 médicos de Navarra -a 23 de marzo, los números van en aumento- han respondido al llamamiento del Colegio de Médicos y se han puesto a disposición del departamento Salud, 59 de ellos jubilados -han de ser menores de 70 años-, 64 médicos de diferentes especialidades o que no desarrollan actividad asistencial y 46 licenciados en Medicina sin plaza MIR. El Colegio mantiene abierta una línea de correo electrónico a través de la cual los médicos pueden seguir incorporándose a esta red de apoyo. Así, cada día comunica al departamento de Salud las nuevas incorporaciones a su registro, que se suman a las solicitudes recibidas en el correo abierto por el Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea. El departamento de Salud avisará a los profesionales que han mostrado su disponibilidad, en caso de necesidad y de agotarse la listas de sustitución, para reforzar los equipos de atención sanitaria.

“Tengo que salir a luchar porque es el compromiso que como médico he adquirido con la sociedad”

Médico

“No podía estar en casa incomunicada sabiendo los problemas que están teniendo mis compañeros”

Médico jubilada

“La respuesta de la gente está siendo ejemplar, pero hay que seguir extremando la precaución”

Médico jubilado

“En esta situación todos debemos aportar nuestro granito de arena y ser solidarios con los demás”

Graduada en Medicina