l nuestro es un sector invisibilizado, de gente anónima que pasamos con carros por los pasillos, que tratamos de molestar lo menos posible y así, un día tras otro, recorremos habitaciones, quirófanos, consultas, y allí donde estemos pasamos la mopa, la fregona, el trapo donde haga falta, aplicamos bien de lejía para desifectar, tratamos de no dejarnos ni un rincón y, ahora, todo eso que ya hacíamos, lo seguimos haciendo igual si cabe con una dosis más de esfuerzo y empeño. Ha tenido que llegar el coronavirus para que empecemos a estar valoradas y a no quedar siempre en segundo plano, a ser las últimas de la fila, a que ni siquiera se conozcan nuestros nombres. Se nos ha empezado a visibilizar y a tener en cuenta porque, ahora mismo, la base de la sanidad es la limpieza". Fin de la cita.

Quienes así hablan son la media docena de trabajadoras que participan en este reportaje y que se dedican al sector de la limpieza de los hospitales de Navarra, empleadas públicas (un centenar en el hospital de Navarra), y trabajadores de empresas privadas que tienen adjudicado el servicio correspondiente. En Virgen del Camino desempeñan 120 trabajadoras de ISS, otras 80 de Limpiezas Maju hacen su trabajo en los pabellones modernos del Hospital de Navarra, en Urgencias, UCI y el edificio de consultas externas Príncipe de Viana, 35 más de la misma empresa trabajan en el hospital García Orcoyen de Estella, otras tantas de la mercantil Clece limpian en el Hospital Reina Sofía de Tudela y 14 más pertenecen a Accuae y desarrollan su labor en la Clínica Ubarmin. En total, 400 empleadas de un sector precarizado, mileurista y con un predominio apabullante de mujeres (en la mayoría de estos colectivos los hombres solo representan el 10% y son especialistas en la limpieza de cristaleras, por lo general).

A ellas, ahora, dicen que las tratan de otra forma. "En las consultas nos piden entrar por favor, en los pasillos nos dan las gracias, nos llaman por nuestro nombre", descubren. Pero se reconocen también en un estado ansioso y de incertidumbre. "Todo el personal de limpieza siente mucho estrés. Sabemos lo que está en juego. Este es un trabajo duro y, en estas condiciones, lo es más todavía, Es una película de terror que seguro que psíquicamente nos va a afectar bastante a todos los que trabajamos en hospitales", resume Ana Galindo, que lleva 33 años limpiando en el Hospital Reina Sofía de Tudela. Sus palabras las corrobora Isabel Vargas, que trabaja desde hace 16 años en el García Orcoyen de Estella: "Cuando todo esto pase vamos a necesitar ayuda psicológica, porque esto ha sido muy fuerte. Estamos dando el callo, pero las cosas que tenemos que ver te dejan una tristeza inmensa. Me quedo con mucha pena por toda la situación, es muy triste todo esto", corrobora. "Estamos cansadas y estresadas, pero sabemos que somos una parte muy importante para que esto no vaya a más", zanja Isabel, que se ofreció voluntaria para dejar de limpiar consultas del y pasar a primera línea de batalla.

La encargada de las empleadas públicas de limpieza del Hospital de Navarra desde hace un mes es Nerea Hermosilla, nueve años trabajando en el lugar y que ahora también se calza los guantes en cuanto hace falta. Se encargan de la limpieza de la parte más antigua del hospital, de los pabellones nucleares en torno al edificio principal y del pabellón azul (laboratorios). Nerea reconoce que "el estrés, el miedo y el desconocimiento" las ha acompañado, quizás de manera más intensa al inicio de esta crisis. "Nunca nos hubiéramos imaginado vivir algo así". Reconoce que han tenido incluso mascarillas bajo llave y que las de tipo 2, las de más alta protección, eran prioritarias para el personal sanitario en contacto directo con el paciente. También a sus mascarillas les han estirado la vida útil varios días. "Ha escaseado algo el material en momentos puntuales", admite. Llevan también guantes, bata y gafas en aquellas zonas donde hay pacientes con Covid-19. Y su forma de trabajar ha dado casi la vuelta entera, en especial en las zonas con enfermos de coronavirus. "Usamos un detergente desinfectante para todo el hospital más fuerte que el que se usaba antes. Ha sido un tema que se estaba trabajando ya, se querían modificar protocolos de limpieza y esto lo ha acelerado. Ese producto irrita más las manos y los ojos, hay que tener cuidado. Pero la clave para acabar con esto es desinfectar. Por eso ahora nos aplicamos más en zonas comunes, en los picaportes, las botoneras de los ascensores, las barandillas..., puntos críticos que toca todo el mundo y que hay que limpiar a fondo", detalla Hermosilla.

Ahora, en las habitaciones donde el bicho haya hecho de las suyas, tratan de que el contacto y la entrada y salida de personal sean las mínimas posibles. Lo imprescindible. Usan trapos desechables. Se usa y se tira. En lugar de acceder dos compañeras a la vez lo hacen de una en una. En caso de que necesite más material (bridas, papel higiénico...), la compañera que espera fuera se lo suministra. No hay rotación entre esas trabajadoras. Las que trabajan en zonas Covid lo siguen haciendo ahí. Conviene que el bicho no se expanda y no exponer a más personal. También han tenido que desinfectar zonas del hospital que hasta ahora estaban cerradas y limpiar mucho material donado e incluso camas suministradas por ONG. "El hospital está ahora desconocido. Tenemos dos plantas con pacientes Covid y todo ha habido que reubicarlo. El esfuerzo ha sido inmenso", relata Hermosilla.

Esperanza Mora, que desde hace dos décadas emplea como limpiadora de ISS en el Hospital Virgen del Camino, agradece el material (antes de la crisis adquirieron EPIs y mascarillas que trajo un avión de Dinamarca y que les permite tener todos los días material individualizado) y la formación en riesgos laborales que le ha proporcionado su empresa. "En ese sentido estamos muy protegidas", certifica. Asimismo reconoce sentir cerca el hombro de las compañeras de al lado, porque "no nos queda otra que apoyarnos las unas en las otras. Somos muy responsables y las eventuales están haciendo un trabajo impecable. Al principio todo era un caos, eran los nervios de no saber a qué nos enfrentamos. Ahora, la situación es mejor porque nos hemos acostumbrado. Pero esto es una cadena que no cesa", lamenta Mora.

La rutina es similar entre las empleadas de los distintos centros. Hay que ser exhaustivas en la limpieza de las zonas críticas: puertas, accesos, controles, el material en zona Covid es de un solo uso y el protocolo marca que se trabaje según un orden: de lo limpio a lo sucio. "Lo primero, la habitación, luego el baño y, por último, el suelo. Al paciente le pides que se ponga la mascarilla antes de entrar. Y lo que da pena es que no tengan ni familia con la que hablar. Y tampoco tienen muchas ganas. Esto da miedo", afirma Mora, que reconoce que el maldito coronavirus ha puesto en valor su trabajo, pero lo que realmente espera es que, cuando esto termine, retomen la negociación por un convenio digno, aunque siempre sean "las señoras de la limpieza".

Ana Galindo, que limpia en los quirófanos del hospital de Tudela, dice que en situaciones como esta se demuestra la humanidad de la gente y por ello echa en falta más material de protección y critica que en algún caso puntual se "nos niegue en un principio por parte de una supervisora hasta que actúa una jefa". Para Galindo, el trabajo actual se ha vuelto "más duro y el cambio ha sido brutal. Hay que tener mucho cuidado y ser muy consciente de todo. Nosotras protegemos a los que salvan vidas, así que si no es por la limpieza esto se hunde. Por ello ahora se nos valora más".

Isabel Vargas, del hospital estellés, califica en este momento la limpieza como "prioridad". "Aquí, todo los boxes de Urgencias atienden a pacientes Covid, por eso hay que hacer una limpieza específica sobre la limpieza general", abunda. Se dice "cansada y estresada", pero sabe que el trabajo "hay que hacerlo como sea".

"La base de la sanidad es la limpieza. Pero nadie protestó cuando la limpieza se privatizó"

Encargada limpieza Hospital de Navarra

"He sentido mucha tristeza. Estamos dando el callo todo lo que podemos"

Limpieza Maju (Hospital G. Orcoyen)

"Protegemos a los que salvan vidas y, por eso, ahora se nos valora. Pero psíquicamente afecta"

Clece (Hospital Reina Sofía de Tudela)

"Al inicio había estrés y miedo por no saber a qué enfrentarse. Ahora me siento protegida"

ISS (Hospital Virgen del Camino)