- Más de mes y medio de encierro en casa no es suficiente para quitarle el humor a Agustín Cilla, un vecino de Pamplona que cuenta con 92 primaveras a sus espaldas. "Hoy (por ayer) nos hemos juntado aquí todos los que tenemos mucha juventud acumulada", relataba Agustín mirando a su alrededor. Se ha pegado los 47 días de confinamiento absoluto sin salir de su casa. Pese a su avanzada edad, mantiene intacta la memoria y ha contabilizado los 87 pasos exactos que tiene la superficie de su hogar. Ha estado yendo y viniendo, de un cuarto a otro porque, como él dice, andar es algo imprescindible para mantenerse en forma: "A mi edad andar es fundamental para conservarse bien, yo tengo un lema: zapatillas o pastillas".

Reconoce haber sido muy bromista siempre y ahora, frente a la adversidad, no lo es menos, y amenaza entre risas con demandar a las instituciones: "Al parqué de mi casa se le ha ido todo el barniz de andar de un lado para otro, espero que me lo arreglen".

Sentado en el banco junto a Agustín está Juan Pablo Melo, un hombre de 41 años y origen colombiano que cuida del anciano desde hace algo más de un año. "Agustín se cayó y se rompió la cadera y desde entonces estoy con él", señala. Pese a ello, no ha dejado de andar ni un solo día hasta la llegada del confinamiento. "Camino con la ayuda de dos bastones, ahora tendré que empezar poco a poco otra vez después del parón", comenta Agustín.