unca habían imaginado que su labor iba a ser más parecida a la de un detective policial que a la que habían aprendido en la facultad, pero el coronavirus ha cambiado el mundo y también ha requerido que siete profesionales de Enfermería del Consejo Sanitario sean los responsables de ponerle cerco al virus y evitar su propagación más allá de los contactos estrechos de las personas que dan positivo.

Como si de un delincuente se tratase, estos siete profesionales siguen el rastro que el coronavirus va dejando en la población. El objetivo es claro: cortar la transmisión lo antes posible. Una tarea compleja pero vital en la fase de la pandemia en la que nos encontramos, de ahí la enorme importancia y responsabilidad del trabajo que realizan desde la Escuela de Seguridad, en Beriáin. "De nosotras depende que la gente nos haga caso y se aísle en caso de ser un contacto estrecho de una persona que ha dado positivo. Por lo general la mayoría lo entiende y lo acepta aunque no les guste, pero tenemos que tener mucho poder de convicción", confiesa Paula López, responsable del grupo.

El Consejo Sanitario ha llegado a estar formado por más de una treintena de enfermeras que atendían por vía telefónica todas las dudas que le iban surgiendo a los ciudadanos acerca del virus, llegando a recibir unas 1.200 consultas diarias. Con el paso de las semanas el número de llamadas se fue reduciendo y también el personal que allí trabaja, de forma extraordinaria, hasta quedar las siete personas que están en la actualidad. No obstante, desde el pasado 11 de mayo, además de seguir respondiendo a las consultas, también son las responsables de comunicarse con los pacientes que han dado positivo para dar así con sus contactos estrechos, poder aislarlos, y así mantener a raya la pandemia.

"Es muy importante que las personas a las que llamamos entiendan la importancia de cumplir con el aislamiento, porque supone cerrar una línea de transmisión del virus. En caso de no hacerlo, el contagio puede ser exponencial", explica la responsable del grupo.

De esta manera, se han convertido en la vanguardia de la lucha contra la pandemia, trabajando por turnos de lunes a domingo doce horas al día. En ellas recae una gran parte de responsabilidad para que se ataje al virus a tiempo. La otra parte, depende de la responsabilidad social, a la que Paula López apela encarecidamente: "Es muy importante que la gente sea responsable y guarde la distancia de seguridad y tome precauciones a la hora de relacionarse con otras personas".