Izaskun Gartzaron, responsable de la Oficina de Asistencia a Víctimas del Delito del Gobierno de Navarra, ubicada en la planta baja del Palacio de Justicia, no teme un rebrote enorme de los asuntos de violencia de género aunque reconoce que habrá un aumento lógico de casos tras el confinamiento. "No esperamos una avalancha de denuncias, creo que ahora la gente está muy atada por los temas económicos y materiales y optan más por la practicidad. Van a aguantar carros y carretas porque muchas víctimas no pueden emanciparse de un agresor. Pero la estadística se repite y las madres con hijos e hijas a cargo son mayoría, tres de cada cuatro, entre las que acuden a nuestro servicio. Y esas mujeres lo que quieren es que sus hijos no pasen por las mismas situaciones que ellas. No lo van a permitir y, por eso, muchos de estos hijos son acicates para que sus madres tomen la decisión de denunciar", desglosa Gartzaron, que explica que en muchas ocasiones las madres acuden a la Oficina para que sus hijos reciban algún tipo de ayuda psicológica en primer lugar. Pero para las profesionales eso supondría invertir las prioridades de intervención y mejora de la situación. "Nuestra misión primera es ayudar a las madres y, a partir de ahí, se les ve a los menores cuando no queda otro remedio. Primero hay que actuar sobre ellas para que el proceso no les afecte a los menores y no sea invasivo. Hasta que no tienen 5 años no solemos recibir casos. A partir de esa edad, un profesional es el que debe evaluar al menor y decidir si se interviene después de esa valoración. No hay que atender innecesariamente a los menores cuando la demanda materna no se corresponde con la situación del menor explorado".
La especialista dice que la actual realidad es "para analizarla despacio", puesto que la tensión se ha disparado entre muchas parejas. "A la tensión propia de un proceso de divorcio o de una ruptura inminente, se ha unido el confinamiento, y eso ha provocado situaciones de violencia más consciente y más hiriente, porque afecta también a menores. De hecho, este año hemos atendido en el servicio psicológico a 33 menores, algunos víctimas secundarias de violencia (se entiende que son aquellas personas que sin ser muchas veces objeto directo de la violencia, están presentes en el entorno en que se produce la misma y como tal sufren las consecuencias) y otros víctimas directas", detalla Gartzaron, que afirma que la circunstancia de que los menores de 16 años de edad requieran el consentimiento paterno para acceder a una terapia o proceso pericial similar dificulta en muchas ocasiones el acceso a estos recursos. "Eso también provoca que a muchas víctimas se les disuade de esa forma de acudir al ámbito judicial, porque no quieren discutir en ocasiones con su pareja para que no haya más conflictividad", subraya.
Gartzaron destaca que durante el periodo en el que se ha prolongado el Estado de Alarma han seguido teniendo las derivaciones oportunas del teléfono 016 y una actividad mucho mayor a través del correo electrónico de la oficina. Pero si algo han podido observar también entre las paredes de la oficina es el crecimiento de asuntos de índole sexual a los que han tenido que hacer frente. "Durante el confinamiento han aparecido ocho nuevos casos de abusos sexuales cometidos en el pasado, bien hace unos meses o más tiempo atrás, y seguramente a la hora de dar el paso, a las víctimas les ha influido esta situación tan excepcional en la que al transcurrir mucho tiempo con la familia en el hogar, la víctima ha podido sosegarse y contar lo que llevaba adentro", resume Gartzaron, sobre una realidad, la de los abusos sexuales, que en todo 2019 llevó a asistir desde la Oficina a 52 víctimas.